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Marisa Rosales releva la sustentabilidad con sus cultivos

La agricultora angelina busca preservar la actividad con el uso de técnicas amigables con el medio ambiente, produciendo hortalizas de forma 100% orgánica.

Por: Anibal Torres Durán 14 de Noviembre 2024
Fotografía: Carolina Echagüe M.

En Los Ángeles, la agricultura concentra una parte importante de su territorio, es por aquello que entre sus habitantes ha surgido la necesidad de preservar su actividad con una mirada sustentable. Aquí es donde aparece la historia de Marisa Rosales (47), del sector El Pedregal en la comuna angelina, quien comenzó hace 14 años, con la ayuda de su familia, a trabajar en sus primeras hortalizas.

“Quise aprender a trabajar en esto porque veía que la agricultura campesina se estaba perdiendo. Entonces decidí que aquí no puede perderse esto y empecé a trabajar. Lo hice con un objetivo de preservación, porque comencé a ver que ya nadie está haciendo agricultura y se están yendo a las grandes ciudades”, inició su relato.

Marisa comenzó con una huerta de alrededor de 30 m2 y ahora cuenta con una hectárea de cultivos, con diversas variedades de hortalizas y plantas, en la que también hay 5 invernaderos. “Tengo tomates cultivados, ahora estoy plantando ají, cebollas, zapallos italianos, hay de todas clases de hortalizas. Cuando partí lo hice, por ejemplo, con un metro de cebollín y un metro de tomate. Y en este momento tengo 300 metros de cebollino y 60 metros de tomate. Entonces, hemos ido creciendo, así como han pasado los años”, graficó.

-¿Fue complicado iniciar a trabajar en la agricultura?

– “Al inicio no tenía mucha confianza, pero después con el Programa de Desarrollo Local (Prodesal) se me ayudó mucho en lo que es aprendizaje. Porque uno no sabe, de primera, cuándo empieza, pero hay técnicos que te ayudan y te orientan, me ayudaron y empezamos a trabajar con ellos”.

Marisa cuenta que ella cultiva hortalizas durante todo el año, trabajando con cerca de 20 variedades. Si bien explica que no produce grandes cantidades de frutas y verduras, las hortalizas son su punto fuerte, para la venta todos los días para los clientes que la visitan en su casa e incluso los viernes se traslada a la Feria Prodesal en Pinto, de la cual es presidenta, donde ofrece todos sus productos durante la mañana.

Asimismo, la agricultora puntualizó que a medida que va cosechando ella va plantando de inmediato una nueva especie, en definitiva, nunca deja de cultivar.

“Se va sacando y se va poniendo otra cosa. Por ejemplo, antes había poro y cebollín y ahora se va plantando ají. Por ejemplo, cada 15 días estamos sembrando, por eso no hay grandes cantidades. Pero sí sembramos de todo un poquito”, comentó.

En el anhelo de Marisa de que perduren las prácticas de la agricultura con enfoque sustentable, ella confesó que “ojalá que a alguno de mis hijos les guste esto y sigamos guardando semillas. Porque yo soy guardadora de semillas. Es tan lindo trabajar, proteger y guardar la tierra. Es sacrificado, pero es muy lindo”.

Una arista en la que hace énfasis Marisa es que su trabajo es 100% orgánico con el objetivo de que su producción se limpia, proteja la tierra y sea respetable con el medioambiente. “Todo es orgánico. Estamos trabajando con guano gallina. Estamos trabajando con foliares orgánicos de alga, de microalga, todas esas cosas”, dijo.

-¿Todo es sustentable en su producción de hortalizas?

– “Totalmente. Tengo gallinas donde yo hago y acumulo el guano y todo eso. Yo siempre he dicho que hay que guardar para más adelante. Que nuestra tierra no muera. Hay que siempre guardar orgánico, guardar cosas orgánicas”.

En la misma línea, Marisa expresó que “no se ve mucho que valoren la agricultura así, pero tú vas con especies que no tienen químicos, que no tienen líquidos. Si uno ve, hay flores entre medio de todo, eso ayuda a la naturaleza. Hay un resguardo de la tierra y su biodiversidad”.

En base a estudios e investigaciones en esta materia, las técnicas que utiliza Marisa en sus hortalizas son la forma tradicional o de antaño de trabajar la tierra, cuando no se usaban productos químicos artificiales creados para combatir plagas o potenciar los cultivos, pero que han generado multitud de impactos ambientales como contribuir en emisiones de carbono a la atmósfera con el calentamiento global que está acelerando al cambio climático o dañar suelos o efectos nocivos sobre polinizadores.

Para la agricultora es fundamental la asociatividad en el avance de la agricultura con mirada ecológica y sustentable. En la feria, de la que actualmente es presidenta, Marisa detalla que el 80% de sus integrantes son mujeres.

“Tratamos de que la feria sea totalmente sin químicos y todo eso. Somos una de las más grandes a nivel nacional de productores. A mí me gustaría que la feria sea todo orgánico y que todos valoren lo que trabajamos, lo que hacemos para que todo sea orgánico. Porque cuesta mucho hoy en día tener algo orgánico”, complementó.

-¿Cuál es la principal dificultad que existe en la agricultura que se desarrolla en los Ángeles?

– “La principal dificultad es el cambio climático. Estamos complicados con aquello. Por ejemplo, hay días calurosos, pero también han venido días de lluvia; días en que no se sabe si se van a helar las hortalizas o si vamos a contar con el río para poder regar”, explicó.

Igualmente, la agricultora señaló que sus plantaciones han sufrido estragos con las inundaciones que se han registrado en la Región, y precisamente en Los Ángeles, en los últimos años. De hecho, en el último gran sistema frontal registrado durante este año, perdió la totalidad de sus cultivos.
“Eso detuvo la producción. Hubo pérdida, mucha pérdida. Pero seguimos trabajando”, puntualizó.

-¿Cómo es trabajar la tierra para las hortalizas?

– “Me acuesto pensando en lo que tengo que hacer el otro día – dijo entre risas-. Me acuesto pensando que mañana tengo que limpiar, fumigar, regar, fumigar. todas esas cositas. Comienzo a trabajar desde las 6:30 horas, hasta las 23 horas. La primera tarea es regar temprano para que el agua se reciba mejor en la tierra”, dijo.

Su pasión con la tierra, y el deseo de avanzar en el desarrollo de la agricultura sustentable, se ve en la constante búsqueda de especialización de Mariza. La agricultora comentó que permanentemente participa de capacitaciones que entrega el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) y Prodesal. Para referirse a los resultados de la especialización, la emprendedora expresó que “hemos hecho un invernadero nosotros, por la de nosotros. Ahora vamos a hacer un sombradero con mi marido, que tenemos la madera lista, que la mandamos a cortar en un mismo árbol, nada de fierro, ni de nylon, todo natural”.

Asimismo, añadió que sus planes son seguir trabajando y produciendo alimentos “para la mesa de nuestra ciudad”. Además, destaca que, con sus prácticas amigables con el medio ambiente, con hortalizas libres de químicos, “hay mucha gente que viene a aprender. Yo les enseño a plantar, les enseño a cómo se comen las cosas”.

Marisa cuenta que, a veces, la agricultura puede ser cansadora, más aún con un enfoque sustentable, por todos los factores que influyen en su labor como, por ejemplo, el clima. No obstante, la agricultora está convencida en que promover estas prácticas amigables con el medio ambiente son fundamentales para que la tierra se mantenga sana y pueda seguir produciendo por muchos años más.

A considerar

De acuerdo con información publicada por ONU, as mujeres rurales-una cuarta parte de la población mundial- trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. “Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras. Además, garantizan la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudan a preparar a sus comunidades frente al cambio climático”, explican.

Sin embargo, explica ONU Mujeres, “las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento”.

A lo anterior, señala el mismo reporte, “las barreras estructurales y las normas sociales discriminatorias continúan limitando el poder de las mujeres rurales en la participación política dentro de sus comunidades y hogares. Mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas”. Desde esa perspectiva, colaborar desde un medio de comunicación regional para dar a conocer con ejemplos de personas el camino que han recorrido para disminuir brechas económicas y de género, resulta clave, para relevar, con historias de mujeres cómo han avanzado y su posible réplica.

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