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A 110 años de que Coronel fue escenario bélico de la Primera Guerra Mundial

Las dos mayores potencias de la época pusieron a prueba sus nuevas tecnologías armamentísticas frente a las costas coronelinas, generando el primer combate naval de la Gran Guerra y una de las más sangrienta de la historia marítima en territorio chileno.

Por: Diario Concepción 02 de Noviembre 2024
Fotografía: Contexto | Puerto Coronel

Por Kevin González Campos

Este 1 de noviembre se cumplieron 110 años de un hecho mundial que tuvo como escenario la propia costa del Biobío.

Se trata de un enfrentamiento bélico protagonizado por los imperios alemán y británico en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Un hito que, si bien está bastante documentado en el territorio nacional, pocas personas, incluso dentro de la misma zona, tienen conocimiento de lo ocurrido.

Flotas europeas en el Pacífico

En el momento en que estalló el conflicto en 1914, Alemania poseía la base naval de Tsingtao, en China, protegida por la escuadra del vicealmirante Maximilian Graf von Spee, quien ordenó navegar por el Pacífico para regresar a Europa a través del estrecho de Magallanes, al verse rodeado por las flotas británicas y japonesas en Asia.

Atracando en la Isla de Pascua el 12 de octubre del mismo año, abasteciendo y reagrupando su fuerza naval compuesta por los acorazados “Scharnhorst”, “Gneisenau”, el crucero ligero “Nüremberg”, y los recién unidos “Leipzig” y “Dresden”.

A su vez, la escuadra anglosajona en las Malvinas, bajo el mando del vicealmirante Christopher Cradock, recibe la orden de destruir a los buques germanos en el Pacífico, asegurando el comercio de los Aliados en la zona y protegiendo la base inglesa en las islas.

Según el documento “Los corsarios y los vapores alemanes en la costa de Chile durante la Primera Guerra Mundial”, de la Academia de Historia Naval y Marítima de Chile, el cónsul alemán en Coronel identificó al crucero ligero británico “HMS Glasgow” el día 31 de octubre, aprovisionado en el puerto, e informando a von Spee en Valparaíso y zarpando de forma inmediata hacia el sur.

Mientras tanto, el “Glasgow” logró interceptar las comunicaciones del “Leipzig”, reagrupándose con Cradock el 1 de noviembre frente al Golfo de Arauco, posicionando a los acorazados “Good Hope”, “Monmouth”, el crucero auxiliar “Otranto” y el propio “Glasgow” en formación de búsqueda hacia el norte.

Combate naval de Coronel

A 50 millas de la bahía coronelina, ambas flotas se encuentran alrededor de las 16:30 de la tarde, ordenando Cradock la retirada al divisar la cierta desventaja contra la escuadra germana.

Emilio Saavedra, profesor de Historia y supervisor de la Provincial de Educación de Concepción, señaló que esto fue debido a que “los barcos a los que se enfrentó esta flota alemana eran barcos muy antiguos”. Tratando de “ponerse contra la costa para pasar desapercibido al atardecer y confundirse”, mencionó Armando Cartes, doctor en Historia y miembro de la Academia de Historia Naval y Marítima.

“Ninguno de los dos (bandos) tenía la claridad de que eran flotas completas, ni tener precisión de cuántos buques la componían, de su blindaje, su velocidad, su armamento”, agregó Cartes. Sin embargo, los buques germanos eran más rápidos, bloqueando el escape inglés hacia la bahía, dejándolos expuestos contra el fuego de su artillería.

Durante la batalla, ambas escuadras midieron sus fuerzas en el primer combate marítimo en el marco de la Primera Guerra Mundial, “donde se ponen a prueba nuevas tecnologías que no se habían ensayado en el combate real”, afirmó Cartes. Finalizando con el hundimiento de los dos acorazados ingleses y la retirada del resto, unida a la pérdida de hasta mil 600 tripulantes junto con el contralmirante Christopher Cradock.

La victoria alemana presentó un duro golpe al orgullo británico, sobre todo a su Marina Real, quien no era derrotada en más de un siglo de hegemonía. Además, a nivel nacional, se convirtió en una de las batallas navales más sangrientas en las costas chilenas, a causa de la ferocidad del enfrentamiento y la limitada búsqueda de supervivientes por las condiciones del mar durante la noche que impedían esta tarea.

Alemanes internados en Quiriquina

Desde Londres, al enterarse de la derrota, se ordenó el envío de una nueva flotilla que fortaleciera a las fuerzas restantes en las Islas Malvinas. Arribando en menos de una semana y tomando a la flota enemiga por sorpresa, confiados de encontrar una resistencia más débil, logrando escapar, únicamente, el “SMS Dresden” del contraataque inglés, ocultándose en diferentes puertos chilenos e ingresando el 9 de marzo de 1915 al Archipiélago de Juan Fernández, solicitando abastecerse durante una semana, cediéndole solo 24 horas según lo estipulado.

No obstante, ignorando lo acordado, los germanos se mantuvieron en la bahía Cumberland hasta el 14 de marzo, siendo encontrados por la flotilla británica que venía tras él.

Saavedra comentó que los germanos se negaron a la internación ofrecida por Chile, pudiendo intervenir en el combate frente a la bahía, donde las fuerzas británicas abrieron fuego contra el buque y, finalmente, hundido por la propia tripulación del “Dresden” para evitar su captura.

Registros de la Armada de Chile declaran que, “el total de 300 oficiales y personal sobreviviente, fueron recogidos por los cruceros “Esmeralda IV” y “Ministro Zenteno”, y trasladados a la Quiriquina, donde quedaron confinados”, manteniéndose internados en la isla hasta finalizado el conflicto mundial.

Hoy en día quedan vestigios de aquellos germanos durante su estadía en el Biobío. La Séptima Compañía de Bomberos de Concepción posee en su cuartel el cerco y la cruz de rosas, construida en la isla por la propia tripulación en memoria a los caídos en Juan Fernández.
Además, indicó Cartes, que 60 de los internados en Quiriquina decidieron permanecer en Chile tras su liberación, “y son parte de la colectividad alemana-chilena que heredamos del Dresden”.

Andrés Oreña.

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