Academia, consumidores y farmacéuticos coinciden en que persiste idea errónea que al ser más baratos son menos efectivos, pero aseguran que cumplen con la calidad y eficacia.
Por Montserrat Aedo
Cuando se habla de gastos del hogar en una familia, se pueden mencionar bastantes, y entre los más recurrentes se encuentra la electricidad, el agua, la alimentación, educación y muy importante: salud.
Este último ítem es bastante relevante, pues son cientos las personas que mensualmente deben invertir y destinar una suma significativa de sus recursos económicos, ya sea en tratamientos médicos o remedios.
De acuerdo a estadísticas publicadas por la OCDE, en Chile el gasto de bolsillo es el 30% del gasto total en salud, lo que lo posiciona entre los 10 países con mayor gasto en esta área, superando a Brasil, Australia y Japón.
En ese sentido, el Banco Interamericano de Desarrollo, hace algunos meses publicó un estudio titulado “¿Cuánto podrían ahorrar y qué ganarían los hogares chilenos usando medicamentos genéricos en vez de sus equivalentes de marca?”, el cual apunta al potencial ahorro que podrían obtener las personas, si cambiaran los productos de marca por productos genéricos. De hecho, según la investigación, reducirían un 4% el gasto total en salud de los hogares y un 10% el gasto en medicamentos.
Existen políticas públicas que promueven, promocionan y regulan los bioequivalentes con el propósito de mejorar y aumentar el acceso a tratamientos médicos en Chile, pero, de todos modos, aún existe una parte de la población que se encuentra reticente de adquirirlos. Es por eso, que se consultó a diversos expertos en el área, para poder conocer su opinión profesional en cuanto a esta temática.
La vicepresidenta del Colegio Químicos Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile, Elena Vega, explica que aún “existe mucho desconocimiento por parte de la población en cuanto a los bioequivalentes y su eficacia, ya que existe una falsa idea o creencia popular, de que el equivalente al ser más barato no es efectivo. Está muy asociado el precio, al efecto esperado y aún hay como un pensamiento generalizado de que, si se paga más caro, hará mejor el efecto”.
En ese mismo contexto, el decano de la Facultad de Ciencias Biológicas y Miembro del Centro de Investigaciones Avanzadas en Biomedicina en la Universidad de Concepción, Jorge Fuentealba Arcos, sustentó que “hay una cierta reticencia o incredulidad en la población, de que los medicamentos que se les presentan como ‘alternativos’ pudiesen ser de una menor calidad o hagan un efecto menor”.
Fuentealba agregó que “sin embargo, esa es una consideración errónea dado que los medicamentos que tienen certificación de bioequivalencia (es decir, que tienen la franja amarilla que indica que es bioequivalente), tienen la garantía de calidad del Instituto de Salud Pública que estos medicamentos cumplen con los estándares de calidad y eficacia que refiere un medicamento para su efecto terapéutico” explicó el académico.
Y desde el Colegio Médico de Concepción, el Presidente, el Dr. Álvaro Llancaqueo Valeri, también se refirió al tema y explicó que “la ley de bioequivalencia se ha hecho en muchas otras partes del mundo. Tal vez la gente cree que en los países desarrollados los bioequivalentes no existen, lo cierto es que estos se ocupan tanto en Estados Unidos, Canadá y en varios países de Europa, en donde existen organismos técnicos que aseguran su calidad”.
Las personas que tienen que consumir más medicamentos producto a las diversas enfermedades que los aquejan y de la edad, son los adultos mayores. De hecho, según datos de la Encuesta Nacional de Medicamentos (ENS) 2017, el 58% de los chilenos consume a lo menos un medicamento al día, pero el grupo etario que concentra el uso corresponde a los mayores de 65 años.
Por lo que el gasto mensual en fármacos es una preocupación constante a fin de mes o cuando se acaban, por lo que deben buscar opciones que ayuden a disminuir este desembolso y esa opción han sido los genéricos.
Sobre este ítem, la presidenta comunal de Adultos Mayores de Concepción, Ana Hernández, señaló que “para nosotros los adultos mayores y de menor recursos, estos han sido una solución”.
Como muchos, Hernández admite que al principio su segmento tenía miedo de consumir este producto genérico, pues agregó que “teníamos la idea asociada a que, si tenían menor costo, la eficacia no iba a ser la misma que el medicamento original. En ese sentido, nosotros buscamos información con profesionales para que nos orientaran y para que la gente también se sintiera segura de poder consumirlos, y gracias a eso, nos dimos cuenta de que había una previa rotulación y certificación de los fármacos, y que eran igual de efectivos”.
Hay múltiples factores positivos respecto de la compra de bioequivalentes, como señalan las y los expertos consultados, dentro de los cuales se pueden destacar que tienen la misma eficacia que las marcas tradicionales, además de permitir una mayor accesibilidad a la población y en particular por la diferencia de precios que se pueden obtener.
En ese aspecto el decano de la Universidad de Concepción indicó que “hoy en día podemos encontrar diferencia de costos significativos entre un medicamento genérico y uno original, que pueden rondar entre el 80% a 90% del precio. Eso permite de alguna manera mantener la posibilidad de que las personas accedan a tratamientos terapéuticos de calidad a un costo razonable y que tengan la posibilidad de curar sus afecciones”.
A lo anterior, el químico farmacéutico y dueño de la Farmacia Concepción, Rubén Sepúlveda, sumó que “todavía hay gente que prefiere por recomendación directa de su médico tratante, el medicamento original o alguna marca en específico, pero cada vez son más personas que van prefiriendo los bioequivalentes porque son mucho más asequibles, en especial los adultos mayores”.