Los dres. Roberto Urrutia Pérez y Rodrigo González Saldía se refieren a la problemática que ha condicionado la realización de pruebas clásicas en los Juegos Olímpicos de París 2024, que han terminado con intoxicaciones en algunos deportistas.
La bacteria Escherichia coli se tomó las portadas de muchos medios de comunicación en el mundo, luego de que la triatleta llega Claire Michel estuviera internada por varios días luego de nadar en el río Sena de París, en el marco de los Juegos Olímpicos 2024.
Aunque en las últimas horas ella ha negado que su problema de salud se originara en el caudal parisino, hay muchas dudas en torno a la calidad del agua en el Sena.
Más de 1.400 millones de euros se invirtieron en Francia para intentar limpiar las aguas del principal río de la ciudad luz antes de la realización del evento deportivo más importante del mundo. La labor era titánica, como lo expresan dos especialistas de la Universidad de Concepción.
El primero de ellos es el Dr. Roberto Urrutia Pérez, Decano de la Facultad de Ciencias Ambientales, quien señaló que a pesar de toda la inversión por limpiar el río Sena, de todas maneras tuvieron problemas que están asociados principalmente a las precipitaciones.
“El problema que tiene París, y en realidad muchas de las ciudades antiguas de Europa, es que comparten el sistema de alcantarillado con las aguas lluvias. Y cuando hay lluvias importantes, como las que se presentaron al inicio de los Juegos Olímpicos, estas aguas se rebalsan y causan muchos de los inconvenientes que presenciamos relacionados a los problemas gastrointestinales de competidores y competidoras”, aseveró.
El Dr. Urrutia, quien también es investigador del Centro Eula, destacó que a diferencia de lo que ocurre en París, Chile tiene ambos sistemas separados, “por lo que las aguas lluvias y servidas van por distintas redes; aunque se presentan ciertos problemas como el que ocurre en San Pedro de la Paz, (región del Biobío) donde el rebalse genera inconvenientes periódicamente”.
Por su parte, el académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas, Dr. Rodrigo González Saldía, quien trabaja con temáticas relacionadas a contaminación fecal en aguas, manifestó que “normalmente se asocia este problema al denominado Tercer Mundo, por lo tanto, a mí me parece que estas noticias son muy interesantes, porque resulta que también es un problema del Primer Mundo, no es una cuestión tan ajena”.
El profesional añadió que donde exista un un asentamiento humano siempre va a haber un problema de residuos biológicos, no importando si es un país europeo, latinoamericano; sus creencias religiosas o su orientación política, porque todo el mundo va al baño.
El Dr. González explicó que una persona produce en promedio alrededor de doscientos gramos de materia fecal por día. “Así que en diez personas ya tienes dos kilos, en cien personas veinte kilos y así sucesivamente. Esto multiplicado por los trescientos sesenta y cinco días”.
El docente complementó que, por ejemplo, la bahía de Concepción recibe la descarga de dos emisarios submarinos que comprenden a las personas de Penco, Lirquén y Tomé, alrededor de 110 mil personas, cuya materia fecal diaria es de 22 mil kilos, es decir, 22 toneladas.
Entonces, la proporción de una ciudad como París, que en su área metropolitana tiene una población estimada de 15 millones de habitantes es muy difícil de manejar”.
El Dr. González coincidió con el Dr. Urrutia en que ciudades tan viejas como París siempre van a presentar problemas, ya sea con ductos conectados al sistema antiguo o algunos nuevos que se pueden averiar por la inmensa carga que reciben.