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El desafío de construir inmuebles que soporten el nuevo escenario climático

Tras el paso del último sistema frontal que registró una alta intensidad y persistencia en el viento, lo que causó decenas de voladuras de techumbres en la zona, parece necesario avanzar en mejorar la normativa y en el uso de nuevos materiales para enfrentar estos fenómenos.

Por: Pablo Carrasco 04 de Agosto 2024
Fotografía: Facebook | Municipalidad de Talcahuano

Este año, tanto la alta intensidad y persistencia en las precipitaciones como en el viento han puesto a prueba tanto a la infraestructura pública, como rutas y puentes, como para la infraestructura destinada a uso residencial.

Al menos así queda claro, tras el último balance realizado por la autoridad regional sobre los efectos causados el sistema frontal que afecto al Biobío entre miércoles y viernes, que dejó como saldo 5 mil 549 viviendas con alguna afectación, entre ellas las que sufrieron voladuras de techumbres.

Por ello, pareciera ser hora que, para enfrentar de mejor manera este tipo de eventos, se debe avanzar hacia la construcción de “infraestructura resiliente” no sólo desde lo público, sino también desde uso privado, como señaló Felipe Orellana, docente de Ingeniería Civil de la Universidad de Concepción.

“La infraestructura se daña principalmente por el desgaste, uso y fatiga de los materiales. Sin embargo, en casos excepcionales, como los ríos atmosféricos, cada vez más comunes en Chile, la infraestructura debe soportar cargas dinámicas adicionales, como vientos y altas intensidades de lluvia que afectan a las estructuras, provocando daños importantes, debido a esto se debe apuntar a generar infraestructura resiliente, capaz de soportar estos eventos extremos”, sostuvo Orella.

“Por lo general, en Chile se construye con una buena calidad, principalmente los edificios en altura de hormigón armado, que tienen un buen comportamiento ante estos eventos, sin embargo, en Chile se construye mucho con materiales ligeros como la madera, principalmente las habitaciones residenciales, esto implica que los efectos de las lluvias y vientos sean aún mayores”, aseveró el docente e investigador de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción.

Normativa

En este sentido, el especialista, también Máster de la Universidad de Florencia y PhD Infraestructura, Transporte y Geomática de la Universidad de Roma, planteó que la actual normativa en esta área, debería también adaptarse a este nuevo escenario, donde los episodios de fenómenos meteorológicos de altas intensidades comienzan a ser recurrentes.

“En este caso, el rol de la industria de la construcción y las políticas públicas son claves para determinar la calidad de la construcción, la correcta arquitectura y la ingeniería de detalle aseguran la calidad de las edificaciones, en términos de durabilidad y seguridad para un propietario o mandante”, indicó Orellana.

“El desafío es establecer nuevos parámetros de construcción y de diseño, acordes a los nuevos efectos del cambio climático sobre las estructuras y edificaciones, considerando nuevas cargas adicionales como fuertes vientos, lluvia y altas temperaturas”, precisó.

No sólo techumbres

Y es que conceptos como vulnerabilidad estructural hay que incorporarlos dentro del vocabulario a la hora de construir o adquirir una vivienda, la que en la actualidad hay que pensar no sólo que resista a sismos, sino también a otros fenómenos, como fuertes vientos, intensa lluvia y también la posibilidad de remociones en masa, como ya hemos experimentado en distintos puntos de la Región este otoño-invierno, como lo recordó el especialista de la Universidad de Concepción.

“La ubicación geográfica de nuestro país, expuestos a las corrientes del océano pacifico, nos hace más vulnerables a este tipo de eventos, principalmente a las áreas urbanas y montañosas donde los deslizamientos de tierra aumentan con la intensidad de las lluvias”, agregó Orellana.

“Las nuevas tecnologías de monitoreo y de construcción en Chile y el mundo, están apuntando al desarrollo de nuevas metodologías constructivas que sean capaces de soportar, estos eventos extremos, además de los nuevos materiales de construcción cada vez más ligeros y resistentes”, cerró el académico UdeC.

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