El académico del Departamento de Geofísica, Dr. Martín Jacques Coper, señaló que el paso de un frente frío por la zona y la combinación de diversos factores gravitaron en la formación del tornado que afectó una decena de viviendas en Penco.
Gran preocupación causó en la comunidad de Penco un tornado que afectó una decena de viviendas del sector Playa Negra y provocó una interrupción masiva del suministro eléctrico en la ciudad durante la madrugada del martes 18 de junio. En primera instancia el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) informó que se trató de una tromba marina, aunque la Armada corrigió posteriormente.
El climatólogo y docente del Departamento de Geofísica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Concepción, Dr. Martín Jacques Coper, explicó que la diferencia entre un tornado y una tromba marina radica en que los primeros ocurren sobre tierra mientras que los segundos sobre cuerpos de agua.
De todos modos, el académico afirmó que comparten características: «Ambos fenómenos corresponden a viento muy intenso que rota en torno a un eje vertical, unido a la base de una nube de tormenta y que contacta la superficie».
La formación del tornado en Penco se vio influenciada por el paso de un frente frío por la zona, y si bien el Dr. Martín Jacques señaló que las combinaciones de factores que pueden desencadenar un tornado en Chile no se encuentran completamente caracterizadas, la convección y la vorticidad son relevantes en el análisis.
«Entre los ingredientes reconocidos se necesita que haya convección, que corresponde al ascenso de masas de aire. Sin embargo, en Chile la convección no es tan intensa como en otras partes del mundo en que se aprecian tornados con más frecuencia. Otro ingrediente importante es la vorticidad, que se produce cuando el aire rota en torno a un eje. Esto puede producirse, por ejemplo, cuando el viento horizontal cambia muy fuertemente entre distintos niveles de altura (a lo que llamamos “cizalle vertical del viento”)», detalló el climatólogo UdeC.
Lejos de lo que se pensó por muchos años, estos fenómenos meteorológicos no son ajenos a la realidad chilena. Se encuentran documentados incluso en las fases tempranas de la conquista española. Recientemente, en la Universidad de Concepción se realizó una actividad interdisciplinaria en donde se abordaron los 90 años del tornado que arrasó con la capital penquista y dejó 27 fallecidos el 27 de mayo de 1934, recordando además los 5 años de los tornados de Los Ángeles y Concepción ocurridos los días 30 y 31 de mayo.
La ocurrencia de los tornados en estas fechas no es azarosa, y distintas investigaciones han establecido un patrón temporal.
«Estamos dentro de la temporada de posible ocurrencia de tornados y trombas en el sur de Chile según los registros históricos: principalmente entre mayo y junio, pero con un rango amplio entre abril y agosto. Esto tiene su fundamento físico en que tanto la convección como la vorticidad en la atmósfera se ven potenciadas en esta época del año», sostuvo el académico de Geofísica.
Además, el experto indicó que los tornados se desarrollan en ambientes de tormentas, aunque no todas las tormentas los desencadenan.
El panorama en torno a la capacidad predictiva de estos fenómenos en Chile desde la academia y la institucionalidad ha registrado avances significativos a partir de los tornados de 2019. Sin embargo, no se puede garantizar un pronóstico completamente infalible y la deuda en equipos y coordinación aún debe ser salvada.
«Queda mucho por investigar respecto a estos fenómenos, y para ello es fundamental contar con instrumental especializado, particularmente una red de radares meteorológicos, que son una demanda fuerte de la comunidad meteorológica nacional», finalizó el Dr. Martín Jacques.