En el marco de la emergencia por las recientes lluvias que han afectado a varias regiones del país, entre ellas el Biobío, considerar la protección de la salud mental en el diseño de la primera respuesta resulta fundamental, especialmente para los niños, niñas y adolescentes.
Claudio Guerrero Bolívar, coordinador de la Unidad de Gestión del Riesgo de Desastres en Fundación Tierra de Esperanza, destacó la importancia de priorizar estos aspectos en situaciones de catástrofe.
“Tener en cuenta el bienestar emocional de los niños, niñas y adolescentes es clave, ya que ellos son particularmente vulnerables en estos escenarios. El enfoque en la salud mental y la promoción de la resiliencia comunitaria son pasos esenciales para enfrentar los desafíos que presentan las catástrofes”, indicó Guerrero.
En este sentido, la institución ha implementado una estrategia innovadora que invita a la población infantojuvenil atendida en sus programas de intervención ambulatoria a armar, con un enfoque participativo y escuchando la voz de la niñez, un “botiquín emocional” con elementos que les proporcionan calma. Está diseñado para ser utilizado en momentos adversos, permitiéndoles reconocer, nombrar y manejar sus emociones.
Estos botiquines emocionales, incluye elementos como lápices para pintar, juegos de mesa, peluches, alimentos de su agrado, entre otros. Además, contiene recursos personales que se activan para sentir tranquilidad, por ejemplo, compartir con la familia, jugar con su mascota y conversar con amistades.
“Esta estrategia ha demostrado ser valiosa para fortalecer los recursos protectores en situaciones de riesgo, contribuyendo así a la construcción de comunidades resilientes, agregó Guerrero. Asimismo, destacó que es importante informar a la niñez de acuerdo con su edad y ciclo vital sobre lo que ocurre a su alrededor, demostrarles afecto y entregarles contención. Además de mantener sus rutinas en la medida de lo posible, estando atentos a cualquier situación que les pueda afectar.
La Fundación Tierra de Esperanza participa activamente en la mesa Intersectorial de Salud Mental y Apoyo Psicosocial de la Seremi de Salud del Biobío, colaborando de manera articulada y coordinada en la emergencia, con el foco en la niñez y adolescencia a partir de su experiencia en la gestión del riesgo.