Miguel Ángel Quiroga, Vicerrector de Vraea y la Ley de 40 horas en la UdeC: “Este mes se alcanzó el 100% de cobertura”

12 de Mayo 2024 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Dircom UdeC

El Vicerrector de Asuntos Económicos y Administrativos de la Universidad de Concepción reafirma la importancia de las personas en la gestión de la Casa de Estudios, donde señala que la participación de todos los estamentos ha sido clave.

La Vicerrectoría de Asuntos Económicos y Administrativos fue una de las áreas que debió enfrentar los mayores desafíos en el periodo encabezado por el Dr. Carlos Saavedra Rubilar. A seis años de asumir como Vicerrector de Asuntos Económicos y Administrativos, el Dr. Miguel Ángel Quiroga Suazo habla sobre la nueva jornada de 40 horas y la diferencia en los focos en los que se ha concentrado su gestión en el primer y segundo periodo.

Sobre las 40 horas y su implementación, ¿por qué la Universidad de Concepción decide ser pionera en la implementación de esta nueva ley?

Fue una decisión institucional, como resultado de la labor que habíamos estado realizando en la Mesa de Trabajo Institucional, que recordemos fue una instancia en la que se vieron representados todos los estamentos universitarios: funcionarios, funcionarias, académicos, académicas y estudiantes. En esa mesa efectivamente se había señalado la necesidad de poder conciliar de mejor manera el trabajo con la vida familiar y personal, por lo que era una aspiración el poder avanzar en una reducción de la jornada de trabajo. Recordemos que esto fue incluso mucho antes de la publicación de la ley.


Luego, a raíz del sistema de trabajo que tuvimos durante la pandemia, pudimos profundizar en cuáles podrían ser algunas de las vías o estrategias que podríamos emplear para esa reducción. Y esto fue lo que aprovechamos de materializar una vez que volvimos a la presencialidad. Con gran satisfacción podemos informar que este mes se alcanzó el 100% de cobertura, la totalidad del personal afecto a jornada ordinaria de trabajo.

¿Cómo ha sido la recepción de parte de trabajadores y trabajadoras UdeC de esta nueva medida?


A partir de las conversaciones y la interacción con el personal hemos podido ver que ha sido muy bien recibido por toda la comunidad, sobre todo considerando el impacto positivo de la medida en la conciliación entre vida personal y laboral, aun cuando implica ciertos desafíos institucionales desde el punto de vista de cómo organizar nuestro trabajo para poder cumplir con las demandas de actividades y servicios con esta nueva jornada.

En el ámbito financiero, ¿en qué se diferencia el objetivo del primer periodo de esta Rectoría (2018-2022) de lo que es el segundo período comprendido entre el 2022-2026?


Existe una diferencia bastante marcada. El objetivo del primer periodo fue sin duda la estabilización y reducción de la exposición y, en el segundo, la planificación y el desarrollo. Efectivamente, la situación que enfrentábamos al inicio desde el punto de vista financiero era bastante exigente. Teníamos que responder a importantes compromisos con una base de recursos limitada. Por ello el primer desafío era utilizar muy bien nuestros recursos y capacidades. Con ese fin se redujo o terminó con todas aquellas actividades, muchas de ellas fuera de la Universidad, que no aportaban valor al quehacer de la Corporación y que incluso consumían recursos. El propósito era canalizar esos recursos hacia la Universidad y sus compromisos. Adicionalmente, como era necesario racionalizar los recursos, tuvimos que concentrarlos en aquellas actividades que tuviesen un impacto mayor en el quehacer misional, por ello se fortaleció y dotó de capacidades al sistema de evaluación de proyectos, para concentrar la labor en las mejores iniciativas seleccionadas por su aporte de valor y al proceso de formación. Los dos elementos anteriores junto a la implementación de un sistema financiero que nos permitiera mejorar la coordinación y el control en el uso de los recursos institucionales fueron los pilares que nos permitieron alcanzar una estabilidad financiera. A partir de esa reducción del riesgo, los esfuerzos se han concentrado, en el segundo periodo, en retomar el desarrollo. Con ese fin se ha buscado fortalecer el proceso de planificación estratégica, el que se ha vinculado con los procesos presupuestarios para disponer de los recursos necesarios para su materialización y una operación adecuada de las unidades académicas. Junto con ello se ha fortalecido la planificación financiera de largo plazo, lo que nos ha permitido contar con los recursos para incrementar sustantivamente los niveles de inversión, mientras se reduce paulatinamente el endeudamiento.

¿En qué estado se encuentra la estabilidad laboral en la Universidad de Concepción?


Las personas han estado en el centro de la gestión. Por ello, a pesar de las dificultades que hemos enfrentado y del complejo escenario sanitario y económico nacional en el que hemos tenido que trabajar, ha habido siempre una preocupación especial por cuidar el empleo. De hecho, no solo hemos sido capaces durante este período particularmente complejo de mantener los empleos, sino que hemos podido reemplazar a aquellos trabajadores y trabajadoras que se jubilan o se marchan, especialmente en aquellas áreas donde los servicios que prestan son críticos. Se han adoptado medidas para proteger la salud de nuestro personal, así como de nuestros y nuestras estudiantes durante la pandemia y postpandemia, y se han generado condiciones para favorecer la inclusión y la conciliación del trabajo con la vida personal. Además de restablecer y fortalecer el trabajo en el desarrollo de la carrera funcionaria y mejoras en la carrera académica.

A su juicio, ¿cuál ha sido la política económica o principal medida que a usted le ha parecido exitosa desde el punto de vista de su gestión como Vicerrector de Asuntos Económicos y Administrativos UdeC?


Destacaría el hecho de haber sido capaces de hacer partícipes de este trabajo a toda la comunidad universitaria: directivos, trabajadores, trabajadoras, estudiantes y a sus organizaciones. Esto ha sido fruto de un trabajo mancomunado en torno a un propósito común, donde además el foco ha sido la protección y la generación de valor, el cuidado de las personas y sus capacidades. Siempre con un fuerte control financiero, pero –y tal vez aquí está la clave– rompiendo la inercia, buscando establecer mecanismos que permitan que esos recursos escasos sean bien utilizados.