La Asamblea General de Naciones Unidas instauró el 22 de marzo como un día para destacar la importancia del agua dulce y abogar por la gestión sostenible de los recursos. La UdeC participa en importantes proyectos para que la comunidad pueda conocer, a través de la educación ambiental, la medición de la calidad del agua.
Este 22 de marzo, tal como ocurre cada año desde 1993 tras una resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas, se conmemorará el Día Mundial del Agua.
El desperdicio, la contaminación y el manejo de manera insostenible del agua, son los principales problemas a nivel mundial.
Según cifras de la Organización de Naciones Unidas, cerca de una quinta parte de la población mundial habita en áreas que enfrentan escasez de agua, y otro cuarto de la población mundial, enfrenta recortes en el suministro de agua debido a que carecen de la infraestructura necesaria para tomar agua de los ríos y acuíferos (ONU, 2005).
A nivel local, la realidad en las zonas rurales de las regiones de Biobío y Ñuble es compleja, lo que debería traer consigo un cambio de hábitos cada vez más urgente en las zonas urbanas. Ya que si bien en el campo, las personas cuidan el agua porque saben que es escasa, en la urbe ese tipo de conductas no son frecuentes.
Un caso emblemático de poca disponibilidad de agua ocurre en la comuna de Trehuaco, región de Ñuble. Ahí se ha desarrollado el Proyecto Mocca, trabajado en conjunto entre la Facultad de Ciencias Ambientales, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Concepción y el Comité del Agua de Puahún – Boca Itata.
El sector próximamente recibirá el servicio de agua potable rural para 140 familias, lo que coincidió sincrónicamente con el proyecto Mocca, un sistema de alerta temprana para la calidad de agua rural basado en el monitoreo comunitario autónomo con la comunidad, uno de los 22 proyectos UdeC seleccionados por Fondef IdeA, liderado por la académica de la Facultad de Ciencias Ambientales, Dra. Mariela Yévenes Burgos.
“Nos parece que este sistema de alerta temprana trabajada en conjunto con la comunidad local es muy relevante, dado que el gran problema de las aguas potables rurales —hay más de mil en el país— es que el control recae en las propias comunidades, dentro de las cuales muchas veces no tienen la capacidad técnica para realizarlo, o no cuentan con la organización para poder mandar estos análisis que se le deben hacer al agua. Por lo mismo, se está trabajando en una capacitación básica para que la comunidad pueda conocer, a través de la educación ambiental, ciertos parámetros físico-químicos de la calidad del agua”, precisó la investigadora UdeC.
En conjunto fueron eligiendo los parámetros que podían ser de interés mutuo y coincidieron en la capacitación para medir pH, conductividad, el cloro libre y turbiedad. Cabe destacar que se está desarrollando un sensor nanotecnológico a base de boldo, cuyo diseño y construcción está a cargo de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.
Camilo Henríquez Roa, presidente del Comité del Agua Puahún – Boca Itata agradece la participación de la principal casa de estudios del sur de Chile en el proceso. “Estamos muy agradecidos de que nos hayan considerado, la gente ve todos los beneficios. Siempre hemos estado preocupados, porque nosotros vamos a tomar aguas en una zona donde hay tantos químicos usados en la agricultura, en las empresas forestales, que es muy necesario saber qué es lo que realmente estamos tomando”, precisó.
En Biobío, la comuna de Coronel es hace muchos años una zona de sacrificio, donde el agua también es un gran problema, sobre todo en cuanto a su calidad. Desde su Municipalidad tuvieron la iniciativa de contar con un grupo de investigación que pudiera analizar el agua en conjunto con entidades educativas, dirigentes de la comuna y representantes de juntas vecinales.
El color del agua, el aspecto que presenta daba muchas inseguridades a la hora de tomarla directamente de la llave. Por lo tanto, desde ahí nace la inquietud de la comuna de traer un equipo de científicos que pueda analizar el agua in situ y que pueda exteriorizar los resultados de alguna forma.
La entidad educativa elegida fue el Liceo de Coronel Antonio Salamanca Morales. Desde ahí contactaron a la Dra. Yévenes y fue tomando forma el proyecto OB Agua Coronel, un observatorio colaborativo de la calidad del agua para la comunidad.
“Buscamos que el observatorio pueda dar inicio o albergar más proyectos bidireccionales, que tengan impacto directo y un involucramiento de las personas, porque en nuestro primer análisis identificamos, a través de tesis y estudiantes de pregrado, que hay mucha inseguridad, mucho desconocimiento del agua que está bebiendo la comunidad. Entonces, cuando se baja la información científica desde los artículos, papers o tesis de pregrado hacia la población, estamos beneficiándonos todos, sobre todo la población, ya que está adquiriendo conocimiento nuevo y es esencial en esto, porque conoce el territorio; no es lo mismo que yo vaya a medir donde creo que puede estar el problema, a que las personas me digan ‘aquí tenemos problemas’”, precisó la académica de la Facultad de Ciencias Ambientales UdeC.
Mónica González Vera, profesora de Ciencias Naturales y Biología del Liceo de Coronel, comentó que la relación ha sido muy enriquecedora, porque como establecimiento educacional están aprendiendo dentro del proceso, en tanto, desde la UdeC cuentan con el testimonio de lo que los y las estudiantes les cuentan.
“Las personas de la Universidad de Concepción han sido súper didácticas a la hora de poder enseñarnos cómo hacer esta forma de muestra. Nuestros y nuestras estudiantes se han involucrado y han hecho correctas mediciones dentro de todo el proceso, así que esto ha sido muy simbiótico”, explicó la docente.
La profesora añadió que para concientizar educan a los y las estudiantes en cosas tan simples como enseñarles a beber agua con filtro, cómo saber si el agua está pura o no, de las leyes que hoy en día que norman el agua potable y también de la importancia del cuidado del agua.