“Esto es prepararnos para catástrofes futuras”, dicen investigadores. Estudio de la Evolución de la Amenaza Sísmica (EASER) se denomina iniciativa que lideran docentes de la Universidad de Concepción.
Los aprendizajes y nuevos desafíos después del terremoto del 27/F continúan siendo analizados a 14 años de la catástrofe que afectó al centro-sur de Chile, al respecto docentes de Ingeniería de la Universidad de Concepción han materializado importantes aportes, siendo una de estas iniciativas la denominada EASER: Evolution Assessment of Seismic Risk.
EASER (Estudio de la Evolución de la Amenaza Sísmica) es un proyecto Anillo presentado a la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile, ANID, liderado por los docentes del Departamento de Ingeniería Civil UdeC, Gonzalo Montalva y Sebastián Calderón, junto a profesores de la Universidad de Chile y de la Pontificia Universidad Católica de Chile, es una herramienta de planificación territorial, que establece el qué hacer no solo post-terremoto, sino que antes de que ocurra un gran sismo. “Esto es prepararnos para catástrofes futuras enfocándonos en tres temáticas fundamentales a evaluar: el cambio en el tiempo de la amenaza sísmica; las pérdidas de vida humana y las pérdidas económicas; y los cambios en las estructuras”, explicó el ingeniero civil y director de esta iniciativa, Dr. Gonzalo Montalva.
Montalva, especifica que hasta ahora las temáticas asociadas a los terremotos se han estudiado como si fueran estáticas, lo que no es así, “por ejemplo, las estructuras, pueden estar construidas idénticamente con las mismas normas, por las mismas empresas, los mismos materiales, todo igual; sin embargo, el comportamiento estructural es muy diferente porque están ubicadas en un lugar distinto. Cuando la ciudad va creciendo va ocupando espacios que típicamente no son terrenos mejores, lo que significa que va a tener más demanda sísmica, entonces si diseño una estructura igual que antes y que sobrevivió al gran terremoto de 2010, sin ningún daño, en otro terreno tiene más posibilidades de daño”.
A esto es lo que se apunta con EASER, cambiar esa manera de pensar, que sea algo más racional, ya que la demanda sísmica en Chile no es igual y está totalmente demostrado por los terremotos de 2010 en el centro-sur, de 2014 en Iquique; de 2015 en Illapel, Coquimbo y La Serena.
Al respecto, el ingeniero civil y director alterno del proyecto, Sebastián Calderón, enfatiza en que el trabajo realizado es parte del aprendizaje, de todas las consecuencias y experiencias, “de alguna forma se intenta mover hacia medidas preventivas, no reactivas. A partir del aprendizaje y de los datos obtenidos en los terremotos se han generado documentos normativos para prevenir nuevas fallas en las estructuras, así como también se han creado sistemas de detección de los mismos movimientos, una red nacional de instrumentación”.
En línea con lo anterior, Gonzalo Montalva explica que Chile evolucionó de reaccionar lentamente a fenómenos como estos a hacerlo mucho más eficientemente, hay que notar que países europeos como Turquía, que se aún se está recuperando de un devastador terremoto o incluso Estados Unidos, que toman un largo tiempo en recuperarse de eventos naturales extremos. “La institucionalidad de Chile cambió, la ONEMI no solamente cambió de nombre y de foco con Senapred, sino que también todos los mecanismos y los recursos involucrados”, ejemplificó el docente UdeC.
En Resumen, EASER representa un cambio para la profesión, en términos de cómo abordar el problema, reconocer las diferencias que hay en la geografía, el riesgo sísmico que hay en Arica es muy distinto que el de Atacama o Valparaíso, o el que hay en Concepción o Valdivia. También será una herramienta presente en las oficinas de ingeniería estructural, para evaluar de mejor manera nuevos edificios y también infraestructuras ya existentes y establecer dónde es necesario reforzarlos para disminuir el riesgo de que tengan daño y con esto disminuir el riesgo de la vida de las personas.
Este proyecto va en línea con el aporte desde Ingeniería UdeC y, específicamente, desde Ingeniería Civil, destacó Gonzalo Montalva. “Después de 2010 hubo mucho énfasis en la ingeniería sísmica en Chile y la Universidad de Concepción no es excepción, entonces si bien siempre hemos educado a buenos ingenieros civiles, hubo un cambio a estudiar más temas sísmicos, las memorias de títulos, los trabajos de titulación, los trabajos de magíster y doctorado. Eso tiene dos efectos: uno, hay más profesionales con conocimientos avanzados y el otro, es que genera investigación cuyos resultados se ocupan en todo el mundo, en todas las zonas de subducción del mundo se utilizan resultados que han salido de nuestros estudiantes”, explicó.