Desde 2010 la oferta en el contexto de desastres naturales o accidentes ha crecido significativamente en la Región del Biobío, y de acuerdo a lo que manifiestan estos grupos profesionales se debe a la experiencia del 27/F.
Entre septiembre y agosto de 2009 se conformó el equipo de primera respuesta en salud mental frente a catástrofes del Hospital Guillermo Grant Benavente, transformándose en la primera unidad destinada específicamente para aquellos casos. Inicialmente se trató de una instrucción del Ministerio de Salud que solicitó a los servicios de salud contar con estos grupos especializados, a la cuál sólo alcanzaron acatar desde el Hospital Regional antes de que el Terremoto del 27 de febrero de 2010 asolara a la Región.
Nelson Pérez, médico psiquiatra del Hospital Guillermo Grant Benavente y encargado de la Unidad de Psicotrauma del Servicio de Salud Concepción detalló cómo se conformaron, primero como un grupo que invitaba a participar a profesionales de la salud de forma voluntaria. El primer equipo estaba integrado por psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y una enfermera. “Todos éramos del Centro de Salud Mental y de Psiquiatría, la verdad es que la evidencia en ese momento que teníamos más bien era experiencial, muchos de nosotros habíamos tenido algún tipo de formación, algunos de los participantes eran en ese momento bomberos”, recordó.
La experiencia clínica y el conocimiento adquirido con los años de práctica les permitió proponer a todos los integrantes del equipo alguna estrategia de enfrentamiento. “Hasta que llegó el 27 de febrero, donde se tuvo que llevar a cabo prácticamente esto en forma bastante abrupta y tratar de implementar la estrategia de apoyo que fueron necesarias en ese momento”, estableció Pérez.
El recién conformado grupo debió volcar todos sus esfuerzos al mismo Hospital Guillermo Grant Benavente y al apoyo de los funcionarios principalmente, ya que esta fue una catástrofe que afectó en cierta medida a todos los habitantes del territorio y no a una parcialidad. “También obviamente se trató de ayudar a activar la red de atención primaria a nivel local. También fuimos después a dar un poco de ayudas de salud pública al otro lado del Río Biobío, que en ese momento era una barrera que se volvía infranqueable. Eso fue prácticamente, por unos tres meses solamente trabajando en distintos grados, pero evidentemente el primer mes y medio fue el trabajo mucho más intenso”, describió.
“Del 27/F la primera moraleja es que deberíamos haber tenido en ese momento ya más grupos de intervención, éramos los únicos y la verdad que evidentemente se hizo poco, por eso en ese momento se planteó ayudar eminentemente a funcionarios, a algunos pacientes o familiares de personas afectadas y no mucho más porque también el número de nosotros era bastante acotado”, estableció el especialista y agregó que con los años se ha dado mayor énfasis.
“Actualmente existe un mayor número de grupos de salud mental en apoyo que se llaman Equipos de Apoyo a la Respuesta en Salud Mental para Emergencias y Desastre (ARSAM). Lo bueno es que con el tiempo probablemente en el Ministerio ya se dieron cuenta de que era una necesidad patente”, comentó el encargado de la Unidad de Psicotrauma del Servicio de Salud Concepción.
Este equipo ha llegado a diferentes puntos a entregar sus servicios, como a Coquimbo en el terremoto de 2015, actualmente a Viña del Mar después de los incendios forestales, en Santa Juana durante los siniestros de 2023. Han atendido a personas en sitios de tragedias como el volcamiento del bus de hinchas del Club Deportivo O’Higgins en la Cuesta Caracol de Tomé en 2013, entre otras múltiples ocasiones en que han sido solicitados para entregar apoyo a la respuesta local.
La experiencia del 27/F motivó la creación de equipos móviles de emergencia en salud mental como estrategia ministerial, señalaron desde el Servicio de Salud Talcahuano, por lo que se creó la Unidad Móvil de Salud Mental, quienes realizaron intervenciones de salud mental en terreno después del terremoto. Dado el impacto de esa estrategia en la población, el Servicio de Salud Talcahuano decidió mantenerla.
Posterior a la creación de los equipos móviles de salud mental, el Ministerio de Salud desplegó la estrategia de los equipos ARSAM, que son equipos de profesionales capacitados para brindar apoyo a los centros de salud que se encuentren sobrepasados ante una situación de emergencias y desastres. Tienen 8 ejes de trabajo, entre los cuales se encuentra el realizar primeros auxilios psicológicos, soporte comunitario y comunicación social del riesgo.
Actualmente, el Servicio de Salud Talcahuano cuenta con una Mesa de Emergencias y Desastres en Salud Mental, que permite bajar orientaciones técnicas y recoger los desarrollos locales en esta materia, adicionalmente permite mantener una articulación directa de la red asistencial. “Se ha propuesto también, profesionalizar la respuesta de salud mental en emergencias y desastres capacitando continuamente a su equipo ARSAM, el cual se ha desplegado ante diversas emergencias que se han suicidado en nuestra red asistencia o en otros servicios de salud del país trombas marinas, incendios forestales, tsunamis y terremotos”, indicaron desde el Servicio de Salud Talcahuano.