La Municipalidad de Concepción resolvió el traslado de las dos instalaciones cuestionadas. Contaminación del aire, ruidos molestos, entre otras, son las quejas de la comunidad.
Por Antonia Ortiz Hormazábal
Los vecinos de Palomares acusan que desde hace 11 años tienen problemas de salud debido a la contaminación ambiental que provoca la empresa asfáltica Quilín, e incluso aseguraron que durante el 2021 la situación se desbordó.
En el sector hay dos firmas de asfalto instaladas: la mencionada Quilín y Bitumix. De hecho están ubicadas al lado de casas, parques y jardines infantiles. Además está presente el problema de los ruidos molestos, la maquinaria pesada que pasa por las calles de Palomares y el olor a gas.
Los vecinos denuncian que las empresas emanan gases tóxicos, que producen abundante polvo, y además a causa de la polución los huertos y árboles frutales de los residentes se ven afectados. Por otro lado, la maquinaria pesada hace vibrar a las casas.
Matilde Araneda vive hace 45 años en Palomares. El patio de su casa está justo atrás de la Quilín y a lo largo de los años se ha visto afectada seriamente por la empresa. “Yo que soy adulta mayor, respirar esto me hace muy mal. Lo más molesto es el polvo porque no se pueden ni abrir las ventanas. El polvo que sale es como un alquitrán que se le forma a las hojas y me echó a perder mi limosnero y el níspero y todos mis árboles se vieron afectados. También es muy desagradable el ruido de las máquinas y de la empresa, hasta en la noche meten ruido porque están trabajando”.
Sebastian Zambrano (25 años) es habitante del sector hace 23 años y vive al frente de la empresa. Es padre de dos niños, uno de siete años que sufre de asma y otro de 3 meses. Afirmó que “tenemos que tener todo cerrado porque la empresa bota mucho humo y el químico que bota es super picante y tapa la garganta, es puro cemento en polvo”.
“Tenemos harto ruido, se siente la vibración y el olor es muy fuerte. Además trabajan de noche los sábados y domingos y es más fuerte el sonido y la vibración. Encima tenemos una nube de polvo y no podemos ni abrir las ventanas porque todo se llena de polvillo”.
Zambrano comentó que uno de los pocos días en que la empresa paró sus actividades fue el 14 de octubre cuando se inauguró una plaza con juegos y máquinas para hacer deporte al lado de la empresa.
También comentó sobre el jardín infantil que está a 50 metros, aproximadamente, de Quilín y que cerró hace un año. “Yo tenía a mi sobrino en el jardín y mi hermana lo sacó porque las vibraciones no lo dejaban dormir. El jardín abrió hace unos 5 años y ya tiene grietas por dentro. Además con esta calidad de aire los niños no podían salir a jugar, estaban todo el día encerrados”.
Carmen Lobos (52) vive en Palomares hace más de 5 décadas en este punto de la ciudad, y detalló que “tengo todos mis árboles contaminados, la mayoría de mis plantas se han muerto. La empresa empieza a meter boche en la noche y el humo sale como a las tres de la mañana y el olor es horrible en el día, sobre todo cuando hace calor. La empresa lleva 11 años y nosotros llegamos primero, esto era un humedal antes y la empresa Comisol rellenó y después vendió”.
También comentó que el olor que emana de la instalación industrial los hace confundirse con olor a gas y que cuando sale el humo pican los ojos y la garganta.
Lo han hecho público
La comunidad ha comunicado todo esto al municipio de Concepción. De hecho, en 2022 los vecinos tuvieron una audiencia pública en la Municipalidad, donde informaron los problemas de salud debido a la contaminación del aire que generan las calderas, las chimeneas y los áridos que acumulan las empresas.
En la instancia manifestaron que el reclamo se centraría en Quilín, empresa que se instaló en el sector hace 11 años y que solamente debería haber estado 6 años en el lugar.
Tras ello, el 11 de julio de 2023 la casa edilicia emitió una ordenanza que indica que Quilín y Bitumix se deben trasladar desde donde se sitúan actualmente.
De hecho, en el oficio bajo firma del alcalde, Álvaro Ortiz, en su parte resolutiva indica que “por encontrarse mal ubicadas y causar daños y molestias al vecindario, conforme lo dispuesto en el segundo inciso del Artículo 62 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones, dentro del plazo de un año contando desde la fecha de notificación del presente Decreto”.
Durante el proceso un grupo de consejeros y consejeras regionales apoyó la causa de los vecinos. El consejero, Javier Sandoval expresó que “esto establece un precedente para empresas contaminantes que están acostumbradas a pasar por encima de los barrios, de que no pueden adueñarse de las zonas residenciales, que tiene que respetar la calidad de vida y la salud. También para las autoridades que tienen que ser más proactivas para no llegar a este punto y que las comunidades vivan prácticamente en condición de sacrificio”.
Contactadas ambas empresas por Diario Concepción no hubo una respuesta al respecto.