Por Christopher Cortez y Cecilia Bastías
El Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) señala que el contexto actual no necesita levantar una nueva alerta por los últimos casos de decomiso de fentanilo.
Cabe recordar que esta semana fue detenida una mujer de 51 años en Coronel por porte de dicha sustancia, y algunos días antes un argentino también debió ser arrestado en el paso cordillerano de Pino Hachado, por intentar internar la droga en un bus que tenía como destino a Concepción.
Sobre el caso en la comuna local, Felipe Calabrano, fiscal de Análisis Criminal de la Fiscalía Biobío, explicó que se llevó a cabo un allanamiento a un domicilio donde se encontró a la imputada en poder de seis gramos de ketamina mezclada con fentanilo, “droga que está apareciendo, nueva en el mercado nacional de venta de sustancias ilícitas”, relató el persecutor.
Este último antecedente, de acuerdo a Bayron Martínez, director regional de Senda Biobío, corresponde a “la primera persona detenida por esto” en la Región “por la información que tenemos”.
Martínez fue enfático en señalar que la situación “no es una cosa donde se tengan que tomar acciones solamente desde el Senda. Esto es un trabajo intersectorial”.
En ese sentido, destacó que “la coordinación ha sido efectiva porque se ha podido incautar, el control policial ha funcionado, el trabajo investigativo funcionó. En la Región tenemos 1.700 personas en los últimos doce meses con tratamiento en general por drogas, y ninguna de ellas ha reportado consumo de fentanilo en los centros de tratamiento, ni tampoco en ninguno de los tres estudios que realizamos. Por ende, no puede ser una alerta. Sí hay que tener ‘ojo’ , y requiere una respuesta contundente del Estado”.
El director de Senda Biobío detalló que en 2021 el Sistema de Alerta Temprana (SAT) de Drogas, a partir de la incautación de 15 ampollas de fentanilo en Puente Alto, emitió una alerta. En marzo de 2022 el Senda presentó un informe desarrollado en conjunto con los miembros del SAT, que recomienda la incorporación de esta sustancia y otras al decreto supremo 867 que sanciona el tráfico ilícito de estupefacientes.
Y en septiembre la Subsecretaría del Interior la publicó en el Diario Oficial, incorporando el fentanilo dentro de las sustancias, drogas o estupefacientes psicotrópicos porque no tenía esa calificación.
El principal uso de este elemento en el país tiene que ver con su indicación ante enfermedades o tratamientos dolorosos en centros de salud. Por ello, es allí donde existe una alta cantidad de dosis disponibles, las cuales se manejan en estrictos protocolos de utilización y almacenamiento.
Claudio Baeza, director del Hospital Regional Guillermo Grant Benavente (HGGB) de Concepción, informó que “su manejo está resguardado bajo el Reglamento de Estupefacientes D.S. N°404/83 y al Procedimiento de manejo de medicamentos sujetos a control legal de estupefacientes y psicotrópicos del Hospital Regional. Lo anterior, bajo control de saldo estricto, en la Unidad de Farmacia de este recinto”.
Y sumó que su prescripción y despacho es a través de receta cheque institucional, y se almacena cumpliendo el protocolo de reglamentación sanitario vigente, sobre productos controlados. “Es decir, se guarda en áreas controladas, en muebles de uso restringido con candado y clave de huella digital, en servicios clínicos bajo custodia, cuya llave está en poder de la enfermera o matrona de turno. Esto también sujeto al Procedimiento de Almacenamiento y Conservación de Medicamentos del HGGB, con supervisión periódica de las unidades de Farmacia y de Calidad y Seguridad del Paciente”.
Por las características del fentanilo y sus efectos en pacientes, los profesionales que indican este tipo de fármacos deben hacer seguimiento y notificar toda reacción adversa que pudiera producir en los pacientes al Comité de Farmacovigilancia de este hospital, entidad local que reporta directamente al Instituto de Salud Pública (ISP), en caso de cualquier incidente.
De ahí es que, según Bayron Martínez del Senda, un gramo de fentanilo significa, a lo menos, 4 mil dosis médicas para tratar el dolor. 0,14 o 0,28 miligramos son recomendados para tratar a una persona de 70 kilos en promedio. Una persona con 2 miligramos puede perder la vida, por eso es tan peligroso.
Para Claudio Müller, académico de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción, tarde o temprano esto iba a llegar, aclarando que “publicaciones o revistas científicas indican que está mal llamada como ‘droga zombie’ porque esas son otro tipo de sustancias”.
“El fentanilo es, en primer lugar, un medicamento. Lo más común de encontrar son ampollas que de alguna manera se desvían al comercio ilegal. Nos hemos ido enterando que hoy también se encuentran en polvo y mezcladas con otro tipo de sustancias”, describe. “Es como la morfina pero mucho más potente. Se utiliza como analgésico, anestésico, sedación para operaciones. Pero el mal uso -recreacional- causa alteración de órganos importantes: disminución de la frecuencia respiratoria o cardiaca, y este tipo de complicaciones son graves y se deben tratar rápidamente en caso de intoxicación o sobredosis. Es mucho más riesgosa en comparación con otras sustancias que pueden andar circulando”.