Beneficiada con el cambio en el sistema de salud cuenta lo que vivió con su tratamiento oncológico desde los 8 años. “Nunca más volvió a faltar algo que necesitara”, comenta.
Por Marcelo Contreras Belmar
El Plan Auge comenzó como un plan de garantías con el objeto de garantizar la cobertura de un determinado número de problemas de salud por parte de Fonasa y las Isapres. Este era el proyecto como principio. Pero en la práctica se comenzaron a notar varias fallas en el sistema de salud.
En ese sentido, se revelaron faltas de medicamentos y elementos básicos para el desarrollo de tratamientos de enfermedades graves. Tal fue el caso de Angela Urrea, que tenía ocho años en el 2002 cuando se transformó en noticia para el público y los medios de comunicación de la Región del Biobío.
La pequeña sufrió de cáncer hepático, el cual se vio perjudicado principalmente por la falta del medicamento Neupogen, lo que afectó directamente a sus defensas.
Angela Urrea vivía en Loncopangue, Quilaco, con su familia. En el hospital de Los Ángeles le detectaron la enfermedad al operarla por un posible quiste, causado a raíz de pelos de perro.
Cuando la estaban operando se dieron cuenta que no era lo pensado: se trataba de cáncer, por lo que cancelaron la operación y la enviaron al Hospital Clínico Regional Dr. Guillermo Grant Benavente de Concepción.
“El tumor ya estaba carcomiendo todo el hígado. Lo peor es que estaba bien avanzado pero, por suerte, era benigno. A pesar de aquello estaba súper complicado; le dijeron a mis padres que había una posibilidad de sobrevivir de 50%”, cuenta la propia Angela.
El tumor pesaba 800 gramos, y el tamaño, como lo describieron los medios, era el de una pelota de fútbol, lo cual era extremadamente invasivo para alguien de su edad.
El Plan Auge fue el primer sistema que establecía garantías médicas, pero luego de varios problemas presentados, el sistema fue analizado y mejorado con el actual Plan de Garantías de la Salud (GES) que comenzó en 2006 y, a día de hoy, cubre 87 problemas a la salud.
Angela Urrea manifiesta que, en ese entonces, el Auge “estaba comenzando. Por esto, al principio habían fallado en cuanto a la entrega de los remedios como el Neupogen, para el tratamiento de mis defensas”.
“El principal problema era por mis papás, que eran personas de escasos recursos. Ellos eran del campo (…) mi mamá tuvo que reclamar, porque para la familia fue compleja esta situación”, añade.
“Entré el año 2002 a tratamiento con 8 años de edad y, entre los viajes desde Los Ángeles a Concepción, pasaron 5 años. Y claro, después de que mi madre hiciera los reclamos, y junto a otros casos similares, finalmente con la solución del problema administrativo, nunca más volvió a faltar algo que necesitara”, agregó la angelina.
Han pasado más de dos décadas y Angela Urrea ya es una mujer de 29 años que superó el cáncer hepático que le complicó la salud. Actualmente, se encuentra trabajando como prevencionista de riesgos y participando en clubes deportivos centrados en la naturaleza, en actividades como escalada, trekking y alta montaña.
“Mi mamá me contó que fue el sistema el que falló, no el hospital ni las personas, porque la atención fue excelente por parte de los doctores y enfermeras que me atendieron”, relata.
“Sentí que después de tantos años debía enviar un mensaje recomendando a las personas que se hagan chequeos médicos aunque se sientan sanos. Nunca se sabe que puede pasar. También agradecer de alguna manera a todos los trabajadores de la salud y, en especial, a mis padres”, concluyó.