La académica de la Facultad de Agronomía UdeC, Dra. Susan Fischer, recomienda empezar con plantas aromáticas como cilantro y perejil, y hortalizas de hojas como lechuga y espinaca, y luego de ganar experiencia, probar con las de frutos.
No hace falta un gran espacio para instalar una huerta: una pequeña superficie como una terraza, un balcón o pocos metros de tierra son suficientes para comenzar a producir plantas en casa.
“Una huerta se puede hacer en cualquier espacio; lo más importante son las ganas y un poco de creatividad”, dice la académica de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, Susana Fischer Ganzoni.
La ingeniera agrónoma explica que los huertos caseros pueden adoptar la forma de cultivos hidropónicos, con agua en circulación a la que se agregan los nutrientes, o seguir la forma tradicional, en tierra, que es la más extendida.
En este caso, las cosas son sencillas, porque se requiere de pocos elementos. “En un pequeño huerto se trabaja esencialmente con las manos, pero si la persona no quiere ensuciárselas puede usar una palita y un pequeño saca malezas”, comenta la doctora en Ciencias Agropecuarias.
Con maceteros (comunes o verticales), jardineras, cajones de madera, tierra y agua se hace el resto. “Son todas cosas que están al alcance de cualquier persona”, asegura la Dra. Fischer, quien imparte asignaturas de horticultura para la carrera de Agronomía.
La especialista recomienda elegir una tierra rica en materia orgánica (humus) y evitar la de hojas, “porque los árboles muchas veces contienen resinas o fenoles que complican el crecimiento de las raíces y, por eso, a veces los cultivos no resultan”.
Por otro lado, a la hora de elegir las macetas la recomendación es saber cuán grande es la raíz de las hortalizas que se van a sembrar o plantar, porque eso va a determinar la profundidad del contenedor. “Con un macetero de 12 centímetros se puede cultivar cilantro para usar en tres ensaladas o un pebre”, señala. Para lechugas y espinacas debe ser al menos de 20 centímetros.
Si las plantas van en el suelo, hay que pensar en el tamaño que tienen las hortalizas elegidas cuando están listas su consumo, para calcular la distancia entre ellas al momento de sembrar o plantar.
Otros factores a los que hay que poner atención son el riego, de manera de mantener húmedo el sustrato de las plantas, pero sin excederse con el agua, y la luz, que debiera concentrarse preferentemente en las mañanas, por unas 4 a 5 horas, e idealmente acumular unas 12 horas de exposición al día.
Y si bien esto no es factible en invierno, y menos en espacios reducidos, la académica indica que es posible usar luces led para complementar. “Son luces especiales que emiten longitudes de onda que las plantas pueden captar y a las que responden. Por ejemplo en un departamento, se podría tener un cultivo incluso en el armario, pero en ese caso las plantas serían más dependientes de nosotros”.
En los tiempos más cálidos se debe cuidar las plantas del sol directo por las tardes, porque el tipo de longitud de onda que emite en algunos casos las puede quemar.
A la hora de empezar un huerto, la Dra. Fischer sugiere elegir plantas aromáticas como cilantro, perejil y ciboulette, así como hortalizas de hojas como lechuga y espinaca, y ya con algo experiencia intentar con las de fruto, como pepino, morrón o tomate, cuyo cultivo -dice- debe esperar porque aún está muy frío para ellas.
Todas estas hortalizas de hoja tienen la ventaja de brotar bastante rápido -entre 7 a 10 días- pero hay que evitar tapar mucho las semillas, porque podrían no brotan.
Aquí llama a fijarse en la profundidad a la que se deben dejar las semillas, que no puede ser más que el doble de su tamaño. “La semilla de ciboulette no puede ir a un centímetro y medio bajo tierra, tiene que ir máximo a medio centímetro”.
Más allá de la producción -que en un huerto casero es limitada- el interés por implementar cultivos caseros es cada vez mayor. Susana Fischer cuenta que cuando comenzó con los cursos de hortalizas había poco inscritos “y ahora son cada vez más solicitados”.
Ella cree que la pandemia influyó en la conciencia de las personas por contar con alimentos propios en casa, pero sabe que hay otras razones detrás de la idea de cultivar verduras y hortalizas.
“Hemos hecho muchos cursos de huerta y hemos visto que actúa como factor protector, por ejemplo para niños que tienen algún trastorno. Es increíble cómo a través de la huerta logran aquietar su alma y mejorar su autoestima”.
La académica reconoce que “puede sonar medio mágico”, pero las personas observan que la huerta ayuda a aquietar la ansiedad y reducir el estrés. “Tal vez sean los olores, la tierra, las texturas. Es una suerte de meditación, porque uno se concentra en las plantas y desaparecen las preocupaciones. Pero también se cultiva la paciencia y la perseverancia, porque los resultados no se ven enseguida, por eso es un buen ejercicio, sobre todo para los niños”, agrega.
Además, siempre será bueno consumir hortalizas que han sido cultivadas con cuidado y con productos que no son dañinos para la salud y vivir la experiencia de ver crecer y cosechar los alimentos propios.
La indicación de la académica es mantener varios maceteros o jardineras con plantas en distintas etapas de crecimiento para contar con un surtido continuo de verduras frescas.