Estos textos son evidencia de los estilos de diagramación, los formatos, los adornos en capitulares y portadas, los ex libris (el logo del editor), las formas en el uso de las apostillas y los tipos de cubiertas utilizados en la época, entre otros elementos.
Dentro de sus tesoros más preciados, la Biblioteca Central guarda en la Sala Chile libros que nos transportan a los primeros años de vida de la imprenta, la invención de Johannes Gutenberg que, a partir de 1453, revolucionó el mundo occidental con la apertura (relativa) del conocimiento antes disponible solo para una pequeña parte de la sociedad.
Son libros que han traspasado el tiempo manteniendo su materialidad y contenido, dando cuenta además de las formas de producción de textos de antaño.
Destacan en este acervo patrimonial, los “incunables” (del latín incunabula: en la cuna), que es como se denomina a los libros impresos desde el nacimiento de la imprenta hasta el 31 de diciembre de 1500.
Uno de ellos es el ejemplar de Decretalium epistolarum Gragorii Pape IX. Compilatio iam recens ad vetrum codicum fidem recognita atque emendata (Cartas decretales del Papa Gregogio X. Compilación reciente revisada y corregida al código antiguo). Impreso en Venecia, este texto reúne una serie de documentación, en su mayoría epistolar, del pontificado del Papa Gregorio IX, que se extendió entre 1227-1241.
Es un grueso libro en latín que, si bien está completo, acusa un deterioro en su encuadernación, mostrando que sus folios no fueron unidos con cordón sino con cuero.
“Fue impreso en 1476, pero Gregorio IX fue Papa mucho antes. Es su legado en una recopilación de decretos papales sobre todo tipo de materias, de una época en que la Iglesia Católica estaba viviendo muchos cambios, con los cismas y las modificaciones de la Europa moderna. Es un material completo en latín, con una nomenclatura eclesiástica, de acuerdo a los dogmas y decretos que estaban en gobernanza en aquella época”, explica la jefa de la Sala Chile, Rose Marie Espinoza Candia.
Esta obra tiene un gran valor porque junto con otras cinco colecciones de normas eclesiásticas constituyen la base del Corpus Iuris Canonici, el cuerpo del derecho canónico que es también fuente del derecho occidental.
Los incunables son muy preciados en todo el mundo por el conocimiento que aportan en torno al desarrollo de los impresos y los intereses que guiaban sus contenidos, por ello -dice Rose Marie- para la UdeC es un privilegio contar con un par de libros de esa época (el segundo es Omnia Opera et alia quaedum lectu digna. de Angelus Polityanis, editado en 1498 en latín).
“Los formatos de los libros del siglo XV y XVI eran muy distintos a los actuales, por tanto la transmisión y la revisión de este material implica también conocer una evolución del objeto libro en cuanto al análisis del soporte y, por otro lado, permite conocer cómo se realizaban las publicaciones en aquella época donde la comercialización del material también era diferente”, dice la especialista en documentación.
“Tener un material de este tipo en Chile y en el sur de Chile sirve para acercarnos un poco a lo que era la industria de la imprenta y las publicaciones en el siglo XV”, afirma la especialista en documentación.
En los fondos bibliográficos de la UdeC existen, además, un centenar de textos del periodo post incunable -del siglo XVI- y un número similar de obras del siglo XVII y XVIII.
La jefa de la Unidad Patrimonial de Bibliotecas UdeC, Ema Rosas Mansilla, cuenta que es difícil precisar el origen de los textos más antiguos que existen en la Biblioteca.
“No hemos encontrado los registros (de su ingreso a las colecciones), lo que no significa que no existan, porque aquí cada día descubrimos cosas nuevas”, comenta.
Se cree que estos textos pueden haber sido comprados o bien recibidos como donativos. “En un tiempo se trabajaba mucho en torno a donaciones y como don Enrique Molina era un destacado intelectual de la época es muy común que encontremos libros dedicados a él y a la Revista Atenea en la época de formación de las biblioteca universitaria”, relata la bibliotecaria.
Lo que sí está claro que estos textos han estado en la Sala Chile desde que la Bibliotecas UdeC se trasladó desde Barros Arana a su actual emplazamiento, en 1972.
En su mesa de trabajo, Ema Rosas dispone cinco libros del periodo denominado post incunables, que va desde el 1500 a 1599.
Recorrer sus páginas permite adentrarse en el antiguo mundo de la impresión, sus formas de diagramar, los formatos materiales usados, formas de incluir las apostillas, tipos de adorno, cómo se identificaban los editores, etc.
Entre ellos, hay dos volúmenes en italiano, impresos en Venecia en 1525, que hablan de la vida del historiador y filósofo moralista griego, Plutarco (46-120 DC).
En la portada de Le vite di Plutarcho, vulgare, novamente impresse et historiate (La vida de Plutarco, nuevamente impresa e historiada), el título aparece enmarcado dentro de un grabado ricamente decorado con plantas y animales, todo impreso en tinta negra.
Hermano de éste, La seconda i ultima parte delle vite di Plutarcho di greco in latino et di latino et di latino in volgare novamente tradotte et historiate (La segunda y última parte de la vida de Plutarco traducida del griego al latín y del latín al vulgar, nuevamente traducida e historiada) tiene una página de presentación inicial, también orlada, pero a dos colores: rojo y negro.
Ema Rosas llama la atención sobre la calidad del material usado en estos libros: tiene un papel de alto gramaje, con un porcentaje importante de algodón; “eso explica que casi 500 años después, sus páginas se mantengan en perfectas condiciones”, incluso mejores que textos en roneo de hace pocas décadas que se deterioran fácilmente, anota la documentalista.
Por otro lado, la encuadernación está hecha en pergamino (piel animal), material de uso muy frecuente en la época y que también está en la cubierta de la obra M. Annei Lucani Cordubensis. De Bello Civili Apud Pharsaliam: libri X doctissimis & scholiis ornati (Los diez libros de la Guerra de Farsalia del cordobés Marco Anneo Lucano).
Esta es una edición de 1533 del poema épico del poeta romano de origen cordobés Lucano (39-65 e.c), que relata la batalla entre Julio César y Pompeyo, librada en la localidad griega de Farsalia entre los años 49 y 48 a.e.c. y que es considerada decisiva en el fin de la República y el inicio del Imperio Romano.
Es un libro de 200 páginas, numeradas en notación romana, en cuya portada es posible ver que fue impreso en la casa de los hermanos Melchor y Gaspar Treschel, con su ex libris o marca de propiedad. “El ex libris es como el sello, el logo de los editores”, explica Ema Rosas.
También se conocen como marca tipográfica, de impresor o de imprenta y solían tener un tamaño mucho más grande que los actuales logos, ocupando parte importante de la portada.
Otro de los libros de la muestra es Luciani Samosatensis opera, quae quidem extant, omnia, a graeco sermonein Latinum conuersa, nunc postrenum multo diligentius & melius quám anté, ad Graecum exemplar correcta & emendata (Las obras de Luciano de Samósata, que de hecho existen, han sido todas convertidas del sermón griego al latín, ahora este último mucho más cuidadosamente y mejor que antes, corregido y enmendado de acuerdo con el modelo griego).
Impreso en París en 1546, recoge las creaciones de Luciano de Samósata (125-181), escritor griego de origen sirio, sofista y cultor de la sátira y la parodia.
El texto tiene un particular “arreglo”, que -cuenta Ema Rosas- es como se denomina el diseño o diagramación: está diagramado a una columna y las páginas están marcadas cada 9 líneas con letras del alfabeto latino, de la A a la E en las impares y de la F a la K en las impares.
Estos caracteres actúan como una guía para encontrar las materias dentro del texto, de acuerdo a un extenso índice analítico incluido en el inicio de la obra.
Otra característica del arreglo de este libro es el uso de capitulares ricamente adornadas. Por otro lado, sus tapas de madera, de color café oscuro, llevan florones dorados en bajo relieve.
El último libro de la selección es Q. Horacio Flaco, poeta lyrico latino. Sus obras con la declaración magistral en lengua castellana por el Dr. Villén de Biedma. Fue publicada en 1599, “con privilegios en Granada” -como reza su portada- por la imprenta de Sebastián de Mena, “a costas de Juan Diez”, y está dedicada a “Francisco Gonzáles de Heredia, secretario del Rey Filipo II y III (…)”.
Esta es la primera edición en castellano de los trabajos de Horacio Flacco y fue hecha por Juan Villén de Biedma, un vecino de Granada. En la marca de editor -ex libris- se observa una águila volando sobre una ciudad y el lema Renouabitur ut aquila iuuentus tua (se renovará como tu joven águila).
Las obras traducidas están diagramadas dos columnas, con texto recortado de los versos originales en latín en el centro de cada página, incluyendo apostillas (notas) en los márgenes.
Un dato interesante, que se encuentra dentro de sus primeras páginas, es el costo de impresión: “ (…) tasaron a tres maravedíes cada pliego del dicho libro en papel y a ese precio, nomás mandaron, se venda el dicho libro”.
Estos y los varios libros de las colecciones antiguas de la Biblioteca, que han permanecido resguardados en los depósitos del recinto, están siendo evaluados y procesados en la Unidad de Patrimonio, para su catalogación y puesta en valor, que considera un análisis de sus condiciones de conservación, pensando en el resguardo de su contenido y su materialidad.