La Región del Biobío ha sido especialmente golpeada por la emergencia que se prolongó por más de tres semanas, contabilizando la mayor parte de las viviendas destruidas por el fuego y de familias damnificadas.
Más de 450 mil hectáreas quemadas, 26 personas fallecidas, unos 7 mil damnificados; pérdidas en cultivo y animales, además de daños a la flora y fauna, son el resumen de los impactos provocados por los mega incendios registrados en febrero entre Maule y La Araucanía.
La Región del Biobío ha sido especialmente golpeada por la emergencia que se prolongó por más de tres semanas. Aquí, con 209 mil hectáreas quemadas, se contabiliza cerca de un 70% de las dos mil 300 viviendas destruidas por el fuego y la mayor parte de los damnificados (5 mil 865).
Las cifras reflejan la alta vulnerabilidad de la zona centro sur a este tipo de siniestros que, en un escenario de cambio climático, se han hecho cada vez más extensos y extremos en distintos puntos del planeta. En una situación agravada en el país por una sequía persistente, el territorio está en un riesgo permanente que, en palabras del académico de la Facultad de Ciencias Forestales, Dr. Cristian Echeverría Leal, debe ser atendido a la hora de abordar la restauración de las zonas afectadas.
“Tenemos que restaurar pensando en cómo reducimos la vulnerabilidad al riesgo de incendios forestales, por ejemplo, y también de remoción en masa o erosión; tenemos que ver cómo restaurar los paisajes adaptándonos para reducir la vulnerabilidad”, afirma el también director del Laboratorio de Ecología del Paisaje (LEP).
El investigador aclara que cuando se habla de restauración hay que diferenciar la que se aplica a los ecosistemas y la que se refiere a los paisajes. “Cuando uno restaura un ecosistema, por ejemplo, el bosque caducifolio de Concepción, uno trata de imitar, de recuperar lo que había antes. Pero cuando hablamos de paisaje no podemos volver a lo que había a la llegada de los españoles hace 500 años”, dice el experto en restauración ecológica. “Tampoco se trata de pensar en volver al paisaje que teníamos el día antes del incendio”, afirma aludiendo al proceso se reconstrucción que se viene.
Esto -advierte- es especialmente importante para las regiones de Ñuble y Biobío “porque ya antes de los siniestros, el estado de degradación estaba muy lejos de ir hacia la sustentabilidad del paisaje. No podemos volver a una comuna de Santa Juana como estaba el día anterior al incendio, porque ya tenía una gran superficie de su territorio sometido a un intensivo del suelo, básicamente debido a la industria forestal”.
Para el académico, el diseño de la restauración del paisaje debe ser coconstruido por las comunidades locales y los municipios, en un proceso participativo, que debe tener en cuenta cómo conciliar la actividad humana y naturaleza para restaurar los paisajes y para ello entonces el concepto de servicios ecosistémicos (beneficios que provee la naturaleza) ayuda mucho”.
De acuerdo al académico, el diseño al que se llegue debe ser explicitado más tarde en términos espaciales, “definiendo, por ejemplo, dónde se establecerá la vegetación nativa. Y si la comuna quiere priorizar el tema hídrico, entonces hay que pensar en las cuencas o si se quiere impulsar la recreación o el turismo, hay definir paisajes que tengan belleza escénica”. Todo dependerá de lo que se acuerde en el proceso; “pero si queremos llegar a lo que había al día anterior al incendio no vamos a asegurar que esta restauración nos encamine a la adaptación, porque vamos a mantener la vulnerabilidad que teníamos antes del incendio”.
Diálogo social Para el director del Instituto de Ecología y Biodiversiad (IEB), Dr.Aníbal Pauchard Cortés, el desafío es avanzar hacia la generación de paisajes más resilientes, capaces de resistir o recuperarse de mejor forma de estos incendios y también de otros tipo de riesgos. “La evidencia científica apunta a la idea de paisajes multifuncionales, con distintos uso del suelo y que sea verificado a través de la planificación territorial. Esto significa tener mosaicos de vegetación, de distintos usos, agrícolas y forestales, con especies distintas”.
A juicio del académico, las soluciones a la situación que vive la zona centro sur del país requieren del uso de herramientas de planificación territorial, haciendo uso de regulaciones e incentivos y del diálogo social. “Tenemos que sentarnos todos a la mesa y dialogar este paisaje, de manera que sea habitable por todos.
A nadie le conviene tener un paisaje como el actual, ni siquiera a las mismas empresas forestales. No es conveniente que un alto número de hectáreas se quemen de una sola vez producto de la continuidad de las plantaciones. Por eso es necesario que vayamos hacia la multifuncionalidad del paisaje”, afirma.
El también académico de Ciencias Forestales ahonda en la relevancia de la biodiversidad en el contexto de paisajes multifuncionales, en particular en la zona atacada por los incendios durante esta temporada, que acusa una fuerte degradación. “La diversidad está reducida a pequeños fragmentos de bosques muy degradados.
Entonces esta es la oportunidad de pensar un paisaje donde haya más fragmentos de bosque nativo y que en las cuencas restauradas se incluya también bosque nativo, para que también provean otros servicios como el agua”, añade. El investigador añade, por otro lado, que la Ley de Cambio Climático, aprobada en 2022, es una herramienta y “un argumento para hacer paisajes más resilientes”. “No estamos hablando de cosas meramente teóricas, estamos hablando de cosas concretas, de manera que, creo, existe una posibilidad de que todos ganemos en este proceso de reconstruir el territorio”, asevera. Lo importante, a su juicio, es abandonar los extremos que se han instalado en las discusiones a propósito de los siniestros.
“Hay personas que piensan que hay que eliminar todas las plantaciones y otros que dicen que las plantaciones no son un problema. Las cosas no son blanco o negro. Una plantación bien ubicada, con sus cortafuegos, en suelos de uso múltiple, va a ser útil para la sociedad y no va a ser incompatible con otros usos, pero todo tiene que ser bien pensado y vemos que ha faltado el diálogo entre los distintos actores”, puntualiza el especialista.