Héroes anónimos del 27/F: la vida trece años después

26 de Febrero 2023 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Archivo Diario Concepción

En esta conmemoración, aun se recuerdan relatos heroícos y sus protagonistas comparten lo que ha sido su vida, al transcurrir más de una década de la tragedia.

Por Sebastián Rojas Guerstein

La madrugada del 27 de febrero del 2010, Chile estaba expectante a la quinta noche de la versión 51 del Festival de la Canción de Viña del Mar, o cada quien, por su cuenta, viviendo su noche, hasta que los relojes marcaron las 3:34 a.m. De ahí en adelante, una fisura lo cambió todo.

El terremoto del 27 de febrero quedó registrado como el segundo más grande de la historia del país. Alcanzó una magnitud de 8,8 según la escala sismológica de magnitud de momento (MW), lo que también lo posicionó como el octavo más fuerte registrado por la humanidad, según información publicada por la Unidad de Reducción de Riesgo de Desastres Mineduc.

El epicentro fue en el mar chileno a 150 kilómetros al noroeste de Concepción, con una profundidad de 30,1 kilómetros bajo la corteza terrestre. Su duración de 4 minutos, sembró el abismo del terror ante la incertidumbre. Dejó 525 fallecidos y aproximadamente 500 mil viviendas afectadas, lo que se tradujo en más de 2 millones de personas damnificadas.

Quienes jugaron un rol fundamental fueron los equipos de emergencia que se desplegaron por las ciudades afectadas y las costas golpeadas por los tsunamis. Entre aquellos, se cuentan voluntarios y héroes anónimos que, sin una obligación impuesta para ayudar a otros, se arrojaron en actos de osadía para rescatar a sus semejantes.

Dichato y Los Ángeles

Luego de los 4 minutos eternos, María de los Ángeles Cárdenas salió de casa junto a su madre mientras el suelo aún se movía, para huir de la vivienda que ya no era segura. Al llegar al jardín, cuando asomaba el alba, comentó que oyó gritos de gente pidiendo auxilio. El tsunami ya había entrado en la localidad.

“Cuando comenzó a amanecer, vi a una persona que estaba siendo arrastrada por el agua con su hijo. Como era más joven, me metí al agua y los fui a ayudar. El hijo recuerdo que tenía un pie quebrado, y cuando se fueron, también recuerdo que al papá se lo llevaron en una puerta como si fuese camilla”, contó de los Ángeles.

Comentó además que mientras estaba ayudando a aquella familia, su madre acogió a varios niños perdidos en la casa hasta que cada familia fue en busca de ellos. María de los Ángeles actualmente tiene 38 años, es química farmacéutica, está en pareja, tiene una hija y está esperando a otra. Para ella, recordar el momento del rescate significa devolverle la mano a la vida que ahora le rodea.

“Cuando me acuerdo de eso, lo volvería a hacer sin duda. Quizás ahora con mayor precaución, pero lo volvería a hacer porque uno le tiene que devolver la mano a la vida. Hay que respetarla, y cuando pasan cosas así uno tiene que ayudar a su prójimo”, concluyó.

El camino del Bombero

Yazir Nauhm, para el terremoto del 2010, estaba estudiando ingeniería comercial en Santiago y era teniente de la Primera Compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago, en el área de rescate en estructuras colapsadas, con tan solo 23 años. Su primera gran misión fue ir a Haití tras el terremoto del 12 de enero del mismo año. Nunca pensó que ocurriría lo mismo en su país natal.

Tras la madrugada del 27 de febrero, le destinaron junto a su división a ir en ayuda de las víctimas del edificio Alto Río, uno de los desmoronamientos más recordados de aquella mañana. Según explicó, no lograron rescatar a nadie porque todas las víctimas, afortunadamente, fueron localizadas por Bomberos de Concepción antes de su llegada. Aún así, se internaron en la estructura caída, gateando, muchas veces, por horas entre los escombros mientras resistían las réplicas.

Sin embargo, aquella experiencia cambió su vida. Luego de venir en ayuda a Concepción, en 2011, Yazir vendió todas sus pertenencias, y con el orgullo de una familia de bomberos en el pecho (su abuelo, su padre y su hermano lo fueron), y por las experiencias que le marcaron tanto en Haití como en Chile, se mudó a Estados Unidos a estudiar “Fire Sciences”, y se formó como Bombero Profesional.

“Lo que pasó en ese entonces definió mi futuro. Yo hoy en día soy bombero paramédico en Estados Unidos. Soy paramédico de la ciudad de Sparks, Nevada, USA. Estoy de líder de grupo del equipo de rescate de la ciudad, y además instructor a cargo de la Academia de Bomberos de la Universidad de Nevada en Reno. Por último, instructor a cargo de la Academia de Bomberos de la ciudad de Sparks, NV”.