Académicos locales valoran plan de restauración y llaman a la participación

21 de Febrero 2023 | Publicado por: Cecilia Bastías
Fotografía: Eduardo Peña

Desde las ciencias coinciden en que las actual distribución de las plantaciones debe ser reorganizada para la restauración y seguridad futura.

Frente al anuncio de un plan de restauración de flora y fauna que hizo el Ministro (s) de Medioambiente, Maximiliano Proaño, estando en la Región del Biobío, académicos locales valoraron la iniciativa y dieron a conocer qué puntos consideran que deberían ser tomados en cuenta desde sus diferente áreas de estudio.

El director del Centro de Ciencias Ambientales (Eula) de la Universidad de Concepción, Ricardo Barra, afirmó que es positivo que se planifique esta acción. “Hay que hacer una distinción entre lo que es reforestar y replantar, porque restaurar es un objetivo mucho más ambicioso y eso va a requerir mucho tiempo”, explicó.

“También de los estudios técnicos y científicos porque lo que queremos es restaurar no solo lo que se quemó, sino que todo el ecosistema que una tarea ambiciosa y compleja. Pero en la región ya hay experiencia en estos procesos”, señaló Barra.

En cuanto a los ritmos, manifestó que esto no puede ser muy rápido. “Porque los sistemas naturales tienen su ritmo, la recuperación del suelo no es una proceso muy acelerado. Hay que pensar qué vamos a restaurar. El concepto de cuenca, tenemos que pensar no sólo en lo que se quemó, sino que todo los otros recursos que hay ahí, el agua, el suelo, su biodiversidad”, señaló el director del Eula.

Una decisión que Barra considera fundamental, es lo que ocurrirá con la distribución del suelo. “Con aquellos paños que estaban con plantaciones de tipo exóticas (pino, eucaliptos) si vamos a replantar o vamos a reemplazar eso, por realmente bosque nativo que es diverso que tiene distintas especies. Esa es la gran distinción que hay entre plantación y bosque”, señaló.

Otro aspecto que releva, Ricardo Barra, es que el proceso debe ser en conjunto con la ciudadanía. “Que sientan que esto es de ellos, cómo ellos mismos son partícipes de esta transición que vamos a tener que hacer en estas áreas dañadas y recuperar una función de ecosistema que en realidad la perdimos muchos años atrás, cuando empezó el reemplazo de bosque nativos por plantaciones exóticas”, destacó.

Forestal

Por su parte el Ingeniero Forestal con especialidad de ecología del fuego y académico de la Universidad de Concepción, Eduardo Peña, señaló que “el mayor riesgo después de un incendio, es que ocurra erosión que es el arrastre de particular del suelo laminal que casi no se nota. También la erosión en cárcavas que en las zonas con quebradas donde se concentra el agua es tanta que empieza a hacer una zanja profunda”.

“Eso depende de si el incendio fue superficial o de copa. Los superficiales pasan por debajo del bosque y queman el combustible que está a uno o dos metros del altura y no pasan a la copa”, dijo y detalló que si el incendios es de copa la erosión de suelo posterior es mayor, por lo tanto será vital considerar ese aspecto en el catastro que se planifica desde la autoridad.

Además, el académico comentó que la continuidad muy extrema de plantaciones, también debería ser sometida a una revaluación. “En estas condiciones los incendios se pueden propagar y hay que ver de qué manera se interrumpe esa continuidad, que sea con más cortafuegos, más anchos, sobre todo cercano al ciudad deberían ser de 30 metros de ancho y otros 70 metros donde la plantación tenga menos árboles”, indicó Peña y agregó que de esa forma se evita que los incendios sean de copa y emitan pavezas.”

“También la gente que vive en la interfase urbano rural, también debieran dejar una franja de 8 metros que podría ser una camino o un parque y así estarían mucho más seguros. Y limpiar el entorno de las casas, varias casas se salvaron por tener 10 o 15 metros limpios, ese es el anillo de seguridad”, explicó Eduardo Peña.

En tanto Pedro Cisterna, doctor en Ingeniería Ambiental de la Universidad del Bío-Bío, estableció que “la cercanía de los monocultivos forestales a los asentamientos humanos, a las vías públicas de transporte y a los cultivos agrícolas. Los vacíos de otras especies vegetales que provoca el monocultivo de pinos, favoreciendo con ello el transporte y tiraje de aire y oxigeno, lo que potencia el fuego, son aspectos deben ser los centrales en lo que hoy enfrentamos”.

“La mirada y análisis ecosistémico, es primordial. Pero debe ser de largo plazo y no una reacción frente a sucesos trágicos como los incendios forestales. El suelo y el agua tienen una extensa historia solidaria y de amistad natural, si mejoramos la gestión del agua, mejoraremos la salud de los suelos. Sin duda debemos aproximar la ciencia a la política”, sostuvo Cisterna.

Para Pedro Cisterna, debería mejorarse la gestión de las aguas servidas. “El tratamiento de éstas, descontaminarla, para su rehuso en el riego, el suministro para animales y la humectación de los suelos con tecnologías de bajo costo, en esto estamos atrasados”, planteó.