Relacionado al cambio climático. Ante la propagación de los siniestros que azotan actualmente a las regiones del Biobío, Ñuble y La Araucanía; Rodrigo Jara, explicó que si bien la situación actual es compleja, no se ha llegado a presenciar tormentas de calor como las que se vieron en el país durante el 2017.
Por Sebastián Rojas Guerstein
En el marco de los siniestros que azotan a gran parte de la zona centro sur del país, se asoma una preocupación respecto al descontrol de estos, puesto que se podría desencadenar lo que en la escala global de medición de incendios se conoce como “incendios de sexta generación”.
Incendios de sexta generación
Estos son los más graves y devastadores, hasta ahora en el mundo. Se producen por una correlación directa con la emergencia del cambio climático, fenómeno que ha subido la temperatura mundial, aumentando los incendios forestales en todos los continentes.
Tienen una alta peligrosidad y la posibilidad de extinguirlos se vuelve nula, a no ser que llueva o las condiciones naturales se vuelvan propicias para su combate.
Además, la opción de combatirlos se vuelve precaria puesto que, su intensidad es tan alta, que es imposible acercarse para hacerles frente tanto en terreno como por vía aérea.
En ese sentido, un incendio de sexta generación puede avanzar sin frenos durante días, consumiendo miles de hectáreas de forma voraz.
Al respecto, el director regional de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), Rodrigo Jara, comentó que efectivamente “son incendios de gran envergadura y de superficie, que liberan una gran cantidad de energía y que son capaces de generar múltiples focos en distintos sectores, llegando a generar climas propios”.
Y en relación a las palabras del director regional de Conaf, estos mega incendios, para mantener y aumentar su capacidad química de propagación, son capaces de alterar y cambiar la meteorología a su alrededor, provocando las llamadas nubes pirocumulonimbo.
Estas nubes se forman de la siguiente manera: desde el incendio asciende la columna de humo, luego el humo se enfría en el cielo, se forma la nube pirocumulonimbo, se generan altas condiciones para que se desencadene una tormenta eléctrica, posteriormente cae una lluvia torrencial, y con ello, rayos que generan nuevos focos.
A lo anterior se le conoce como “tormentas de fuego”.
Llamado a la calma
De todas formas, la situación actual de la zona no ha llegado a estos niveles de desastre por lo que, Rodrigo Jara, llamó a la calma afirmando que “decir que en estos momentos existen incendios de sexta generación en la región es un poco apresurado”, lo cual, según sus palabras, no quita la gravedad y urgencia con la que se ha trabajado durante esta última semana.
“Ese concepto surge el 2017 con la mega tormenta de fuego que sufrió el país”. Hasta entonces, Chile no había presenciado de manera directa este fenómeno.
En aquel año el país conoció este tipo de siniestros, donde se vio afectado el terreno nacional desde la región de Coquimbo hasta Los Lagos, dejando como saldo más de 500 mil hectáreas consumidas, más de 6 mil damnificados y un total de 11 fallecidos.
Tras este mega incendio, expertos de la Comission European Civil and Humanitarian Aid Operations de la Unión Europea (EU) comunicaron a Conaf que los incendios de sexta generación tienen como base el calentamiento global.
En base a aquello, Rodrigo Jara concluyó diciendo que “estamos expuestos a los efectos del cambio climático, no solamente a nivel mundial, sino que a nivel regional (…) El mensaje más potente que podemos enviar a todos los ciudadanos es que es necesario tener conductas de autoprotección, evitar conductas de riesgo”.