La embarcación permitirá a investigadores desarrollar estudios en el continente antártico y sus mares adyacentes, como destacó Loreto Rebolledo del Inach, equien sostuvo que era “un océano poco estudiado, en relación a otros”.
Más allá del hito que significará para los Astilleros y Maestranzas de la Armada (Asmar) la ceremonia de botadura al mar del buque más grande construido en su planta industrial de Talcahuano -nos referimos al rompehielos Almirante Viel- la embarcación vendrá a sumar nueva tecnología y capacidades para el estudio científico del extremo sur y de sus aguas.
Así lo sostuvo Loreto Rebolledo, científica del Instituto Nacional Antártico Chileno (Inach) con sede en Punta Arenas, quien detalló la importancia de contar con este nuevo buque.
“El nuevo rompehielos constituirá un aporte significativo a la oceanografía, cuenta con equipamiento acústico moderno como ecosonda científica y perfilador de subfondo. Esta nueva plataforma científica permitirá ampliar el conocimiento del océano austral, un océano poco estudiado en reacción a otros, siendo responsable de la captación del 40% del CO2 atmosférico y el 70% del calor atmosférico”, indicó.
La profesional profundizó en el impacto en el desarrollo científico y como esto beneficia a los intereses del país.
“El conocimiento generado a través de esta nueva plataforma potenciará los lineamientos de la política antártica nacional y del plan oceanográfico nacional. Además permitirá ampliar el radio de acción en más de 650 kilómetros hacia el sur respecto al antiguo Óscar Viel, llegando hasta la isla Alejandro I; incrementar el desarrollo de la Oceanografía, ecología marina, química con capacidad de laboratorios a bordo y la capacidad para llevar 44 científicos a bordo, también incrementar el trabajo y análisis de procesamiento de la data in situ a bordo de la presente plataforma”, acotó.
Estas condiciones fueron ratificadas por el gerente de Construcción Naval, Alejandro König, quien relevó su valor para la ciencia.
“Cumple varios roles: un rol científico que es el más importante y, además, cuenta con capacidades logísticas para poder abastecer las bases en la Antártica junto con rescate, salvataje y vigilancia del territorio marítimo”, apuntó el ejecutivo Naval.
Así, en el nuevo buque en el que se inverten US$221 millones, la comunidad científica dispondrán de ecosondas, sonares, perfilador de fondo, perfilador de corrientes y posicionador acústico de alta precisión para desarrollar estudios de oceanografía física, química, geológica y geofísica.
Además, tendrá laboratorios microbiológicos, macrobiológicos y químicos, como también elementos para la recolección, almacenamiento y conservación de muestras del mar y del fondo submarino en cámaras frigoríficas.
Por otro lado, tendrá una clasificación Ice Class PC5, que le permitirá quebrar una capa de hielo de un metro de espesor, de un año de antigüedad, cubierto con hasta 20 centímetros de nieve a una velocidad de tres nudos.
Todas las tecnologías estarán albergadas en un buque de 111 metros de eslora o longitud, 21 metros de manga o ancho y de un calado de 7,2 metros el que será capaz de operar a una temperatura de -30°C. Tendrá un alcance de 14.000 millas náuticas, autonomía para operar 60 días y su velocidad máxima será de 15 nudos.
En la tarea de construcción del nuevo buque no solo han participado hombres, como tradicionalmente suele ocurrir en la industria naval. En el caso del Almirante Viel en Asmar hubo manos femeninas en todo el proyecto.
Y así lo ha destacado el propio astillero que las reunió para destacar su aporte al denominado proyecto Antártica I.
Entre ellas está María Eugenia Vega, proyectista en Asmar, quien aseveró que en el astillero la presencia femenina lleva ya tiempo y se ha ido ampliado de manera constante.
“La empresa tiene abiertas hace décadas la integración de la mujer, no se ponen trabas. Al contrario, al postular a un puesto en Asmar se evalúan tus capacidades técnicas para realizar el trabajo”.
En tanto, Sonia Díaz, ingeniera de Producción agregó que como integrante del equipo de construcción naval a cumplido un rol de planificación de la mantención de equipos críticos.
“Hemos tenido que mantener un proceso productivo que no se detenga. Esta es una máquina que no se puede parar y no falle en ningún momento”, señaló Díaz.