Augusto Parra, el exrector que recuperó su jerarquía académica de Profesor Titular UdeC
06 de Noviembre 2022 | Publicado por: Jorge Enriquez
En emotiva ceremonia, presidida por actual rector UdeC, Carlos Saavedra, abogado fue el protagonista de un acto reparatorio. Parra habla del pasado, presente y sus desafíos.
Su figura y manera de caminar, rápida y con las manos entrelazadas tras su espalda, son una marca registrada al interior de la comunidad UdeC. Muy pocos son los que no lo identifican. Es que, a sus 80 años, el exsenador, exembajador, exrector y abogado, Augusto Parra Muñoz, sigue muy vigente. Continúa haciendo clases en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales y confiesa a Diario Concepción que su anhelo es escribir un libro de Derecho Económico. Hace pocos días recibió un reconocimiento reparatorio a su carrera académica, un acto de justicia frente a una jerarquía universitaria que le fue arrebatada durante la Dictadura. Su casa de estudios, que lo ha albergado por décadas -desde 1967-, le devolvió su jerarquía de “Profesor Titular” de la Universidad de Concepción, la cual le habían quitado en 1981. Aquí cuenta su historia.
-¿Qué sintió en el momento en que recibe la noticia de su restitución como Profesor Titular UdeC?
Fue un momento muy emotivo y francamente inesperado, porque toda la tramitación, a pesar de que intervinieron muchas personas, fue hermética. Nadie me había advertido que esto estaba siendo un motivo de preocupación. El Rector me invitó a una ceremonia de carácter privado en la que estaba él, el decano de la facultad -Rodolfo Walter- y un profesor en representación del Departamento de Derecho Económico, junto a la jefa de Gabinete de Rectoría -Violeta Montero-, y le dio lectura al decreto. Para mí, fue toda una sorpresa.
-¿Cuál es la historia que precede a ese acto reparatorio?
La historia es muy simple. Fui ascendido a la calidad de Profesor Titular, a petición de los directores de departamento de la Facultad. Tenía, en ese momento, por elección de mis colegas, la calidad de director del Departamento de Derecho Económico y formaba parte del Consejo de Facultad que dirigía el Director de la Escuela en ese momento, que era el profesor René Vergara. Las escuelas habían reemplazado a facultades, con ocasión de la reforma. Todos ellos, sin que yo supiera tampoco, elevaron la petición al rector delegado del minuto y para qué se va a ascendiera a profesor titular.
-Y, ¿qué ocurrió después?
Esa petición fue acogida y el ascenso se produjo en 1975. Subrayo esto porque el año 1981, con un decreto del rector delegado, se privó de la calidad de profesor titular a un grupo muy numeroso de profesores de la universidad. Luego, cuando asumí la Rectoría, impulsé un conjunto de medidas de reparación. Entre las cuales estuvo el restablecimiento de la calidad de profesor titular a esas personas, donde había gente tan conocida como René Ramos, Augusto Vivaldi y Adriano Ceccioni. Eran decenas de profesores los que, por razones políticas, recibieron esta sanción. Todos decidimos, en ese momento, mantenernos en la universidad, en la calidad de profesor asociado para continuar con la lucha, tanto interna como externa, por el restablecimiento de la democracia.
La “frasecita”
El destacado académico aseguró que durante su periodo como Rector UdeC desestimó incluirse en el grupo de docentes a quienes le devolvieron la jerarquía de titulares. “Cuando sometí a la consideración del Consejo Académico y el Directorio, el proyecto de decreto en el año 90, no hice ninguna referencia al hecho de que había agregado deliberadamente yo una frasecita, diciendo: ‘Profesores que hubieran tenido la calidad de profesor titular al 11 de septiembre de 1973´. De manera que, eso me excluía. Al asumir la rectoría, declaré que mi carrera académica quedaba congelada, por todo el tiempo que desempeñara el cargo. Habría sido inconsecuente que hubiera recuperado la calidad del profesor titular dentro de este conjunto tan numeroso de personas y me validé de este hecho para quedar excluido. Como profesor asociado ejercí la Rectoría”, dijo.
-Entonces, eso se mantuvo…
Con esa calidad, me reincorporé a la universidad cuando terminé mi representación de Chile ante Rusia, Ucrania y Kazajstán, a comienzos del año 2010. Y esta calidad la había tenido hasta ahora, porque siempre he pensado que el trabajo lo dignifica a uno, haciéndolo a conciencia, con vocación, con espíritu de servicio, con cariño y que no depende, por la misma razón, de jerarquías. Mucho menos de los vocativos que suelen acompañar algunos cargos, son consideraciones honoríficas. Agradecí en ese momento y no puedo ocultar que fue un acto que me emocionó. Al rector y a mis colegas de departamento, que fueron los primeros que hicieron esa petición. A las directoras y directores de departamentos de la facultad, que la elevaron a Rectoría. Me gratifica que la facultad la hiciera pública.
-Se trata de un acto reparatorio frente a una injusticia ocurrida durante la Dictadura…
Ciertamente, es un acto de reparación. Pero, la verdad es que la historia ya está escrita. Hace tres años atrás se publicó un libro mío, que se llama Recuerdos y Testimonios. Ahí me refiero a todo lo que significó esa época. Lo importante es que la sanción no nos acalló. Los académicos que, no solo se alzaron en su organización para exigir el término de la intervención militar y la recuperación de la democracia en Chile, sino que además, seguimos teniendo actitudes de abierta rebeldía, cada vez que, sobre todo por imperativo de justicia, era y es necesario. Acompañábamos a los estudiantes muchas veces cuando eran objeto de represión directa, producto de las manifestaciones que hacían. Incluso, hubo un recurso de protección que promoví y yo representé a los académicos de la universidad, que en muy alto número suscribieron este recurso y lo fui a alegar, no solo en la Corte de Apelaciones, sino que también en la Corte Suprema en Santiago.
Toda una historia que lo deja a uno muy tranquilo, con su confianza. No esperaba reconocimiento, ni honores especiales. No los espero porque francamente, en la tranquilidad de mi conciencia, tengo la mayor de las retribuciones.
Vigencia
-A sus 80 años, ha vivido gran parte de la historia de la universidad y sigue a paso firme junto a ella, ¿Cuál es la fórmula para mantenerse tan vigente?
No le puedo ocultar que este año cumplí 80 años y 100 por peso del tiempo. Pero, me siento con la misma vocación y la misma pasión con el que inicié la vida académica. De modo que mantenerme al día, estudiando constantemente, preparándome para tratar de trasmitir lo mejor a mis alumnos y entregar cada día todo lo que buenamente se puede, es la única fórmula que conozco para tener una vida plena y una realización personal en lo que uno hace.
-¿Cuáles son los desafíos que aún le quedan pendientes al exrector Augusto Parra ?
En la disciplina en que cultivo, el Derecho Económico, siento que tengo una deuda grande. Necesito escribir más y para poder seguir transmitiendo donde quiera que esté, lo que he recogido en este camino. Entonces, el desafío es seguir investigando y escribiendo. Desde luego, estoy muy atento a cualquier señal que me indique si empiezo a fallar en mi trabajo. No le puedo ocultar que el hecho de estar ahora con una gripe, felizmente me ha acompañado la buena salud a lo largo de la vida, pero esta gripe me golpeó y obligó a guardar cama un día. Tuve que perder a una clase y en mi vida académica son muy poquitas las oportunidades en que he perdido una clase y le he fallado a mis alumnos. Entonces, estoy muy atento a las señales que me dé la vida, para determinar el momento del retiro.
-En cuanto al país, ¿Qué ve Augusto Parra del Chile de hoy?
No sólo en el Chile de hoy y en el mundo contemporáneo, veo mucha división y mucha inconsistencia. Por la misma razón, estoy francamente preocupado y las señales son en todos lados de mucha incertidumbre. Hay una polarización entre izquierdas y derechas, que parecía haber quedado atrás en un momento determinado. Los problemas están ahí. Todos los reconocemos. Las alternativas de solución son siempre difíciles de construir, pero son siempre posibles. La única forma de avanzar es con mucho diálogo, con acuerdos y con mucho estudio, sentido, realismo y responsabilidad. La democracia permite justamente que todo eso se pueda realizar. Pero, hemos perdido la costumbre de escucharnos unos a otros. Hemos perdido interés por la opinión ajena. Tendemos a sentir que somos depositarios de la verdad y una verdad que está construida, desde el corazón y las emociones y no desde la razón y el conocimiento. Por esa misma razón, extraviamos el camino y transformamos las contiendas electorales, no en procesos de elección racionales entre alternativas, sino que en un juego del todo o nada, en que el que pierde tiene que someterse, y el que gana se siente con el derecho a hacer su voluntad. Estamos extraviando el camino en el mundo entero. Me parece dramático lo que está viviendo Brasil en este momento y desde luego, el caso chileno, por desgracia, no es ajeno a este diagnóstico.
-Mirando de reojo al pasado, fines de los sesenta, se generan polarizaciones en diversos países de Sudamérica…
Así es y resultaron brutalmente dañinas y que desembocaron en golpes de Estado y en regímenes totalitarios durante un rato largo y en apagones en nuestra vida social y cultural.
-Pero, ¿estamos lejos de eso?
En la medida en que la racionalidad se imponga y no se concentren los líderes de cada sector en seguir estirando la cuerda, entonces el peligro es sin duda mucho menor y por dios que son altos los dividendos. Chile tiene en este momento sobre el escritorio tres grandes temas y los tres permiten ejemplificar perfectamente bien lo que le estoy diciendo. En primer lugar, está el tema constitucional, luego la reforma tributaria y, a partir de esta semana, la reforma previsional, los tres corresponden a problemas reales del país. Reconocidos y aceptados por todos los sectores, en que son marginales los grupos que defienden el statu quo y que se oponen al cambio.
-Y, ¿aquello qué significa?
Cómo no vamos a ser capaces de realizar un ejercicio racional que nos conduzca a una solución aceptada por todos, como la mejor solución posible, en el minuto que vivimos y con la realidad que tenemos. Estamos en un momento en que ya se nos extravió la capacidad de desarrollo, en que las estrecheces fiscales son muy altas, en que muchas economías van entrando en recesión, que está acompañada además por una inflación, que no es fácil de controlar. En el pasado se construyó el instrumental técnico, necesario para hacerlo. Los bancos centrales respecto de la inflación, actúan más o menos en una misma línea y utilizando el mismo instrumental, con grados intensidad distinta, según la realidad social y económica de cada país. No quiero decir con esto, que haya que transformar la política, en una cuestión de técnicos. Todos estos temas son de debate público y las opiniones enriquecen el diálogo, permiten tener un diagnóstico más certero y ofrecen vías de solución alternativa. La verdadera respuesta está siempre en la democracia, en la racionalidad y en el rigor.
Generación del 72 de Derecho realiza homenaje a su profesor
“La última vez que nos vimos no eran tan ordenaditos” rememoró el profesor de derecho económico Augusto Parra en el encuentro de la generación del 72 de los egresados de Derecho de la Universidad de Concepción.
La actividad se realizó en la facultad y contó con la participación del presidente de la Corte Suprema y alumni UdeC, Juan Eduardo Fuentes.
En la instancia, el profesor Parra fue homenajeado por los egresados, quien sostuvo que “en mi vida jamás me movieron los títulos, sino que la vocación, y uno trata de entregar lo mejor de si mismo”.
Parra recordó anecdotas y parte de lo que vivieron sus ex estudiantes durante su paso por la casa de estudios.
Sobre el pasado, presente y futuro de la generación opinó Martita Wörner, quien manifestó que “estas actividades significan una emoción muy grande, ya que con muchos nos estamos recién reencontrándonos. Acá hay anécdotas, compromisos, ideales, gestiones laborales y que lo compartimos con otros compañeros”.