En el marco de la ceremonia que conmemoró los 103 años de la Universidad de Concepción, el Dr. Carlos Saavedra Rubilar asumió oficialmente su segundo periodo como Rector de esta casa de estudios.
A horas de asumir su segundo periodo a cargo de la Rectoría de la Universidad de Concepción, el científico Dr. Carlos Saavedra Rubilar proyecta este nuevo ciclo, enfatizando su compromiso al servicio del crecimiento de la institución, que vislumbra marcado por el cuidado y bienestar de las personas que integran la comunidad universitaria y el éxito de procesos institucionales clave, dos de los cuales ya se encuentran en desarrollo: acreditación institucional y reforma de estatutos corporativos. En ambos casos, subraya la importancia de contar con la participación de toda la comunidad universitaria.
Entre los principios orientadores de este nuevo mandato, que desarrollará acompañado por un equipo directivo compuesto mayoritariamente por mujeres, destaca el desafío de avanzar en la transversalización de la perspectiva de género en la Universidad y continuar aportando en los procesos que permitan disminuir las brechas de género.
Habiendo asumido recientemente la presidencia de la Red G9, da cuenta además de los desafíos que enfrentan las universidades públicas no estatales en el marco del debate por el reconocimiento de su rol público.
¿Cuáles serán los principios orientadores de este segundo periodo en Rectoría UdeC? ¿Cuáles se mantienen desde 2018, considerando que se reconoce en ellos un factor de crecimiento institucional?
Los principios ordenadores de este nuevo período son, en buena parte, una continuidad de la gestión anterior: probidad y transparencia seguirán siendo nuestro norte, junto con participación, la construcción de espacios que garanticen la oposición de funciones, el cuidado institucional y la innovación en términos de gestión. Desde la perspectiva de un gobierno abierto en el cual participa nuestro país, esperamos profundizar en cada uno de estos procesos, invitando además a los especialistas de nuestra universidad a aportar con dicha mirada. Al mismo tiempo, hemos planteado como desafío avanzar en la transversalización de la perspectiva de género en nuestra institución y allí tenemos dos iniciativas señeras: por un lado, la búsqueda de la certificación ante el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo a partir de su programa de Certificación de Equidad de Género en las universidades, proceso que iniciamos en noviembre del 2020 y que hoy estamos en condiciones de poner en marcha sus aspectos externos, y que se complementa con tres tareas más en esta materia, que es la de ir reduciendo las brechas en términos de equidad de género en investigación y generación de conocimiento a través del establecimiento de redes asociativas.
Finalmente, en términos de desafío, más que principios inspiradores, tenemos una tarea fundamental que es garantizar que todos estos principios se expresen adecuadamente en nuestra Carta Fundamental como institución, a través de la reforma de los estatutos de la Corporación Universidad de Concepción. Para todo ello, por supuesto que esperamos contar con la participación de toda la comunidad universitaria.
Relacionado justamente con lo anterior, ¿cuáles serían, a su juicio, los proyectos emblemáticos para estos cuatro años que se inician?
En primer lugar, hay dos proyectos institucionales mayores que son muchos más que desafíos de un equipo de rectoría en particular. Por un lado, la reforma de estatutos, que es una tarea de la comunidad completa. La necesidad de generar un aggiornamento en nuestros estatutos, de manera que den cuenta de los cambios que ha habido en el sistema educación superior, los desafíos que nos plantea la sociedad y la comunidad en su conjunto. En segundo lugar, el proceso de acreditación institucional, ya en marcha y que es determinante para la evolución de nuestra institución y en el que nos hemos impuesto el desafío de mantener el máximo nivel de acreditación.
Un tercer eje es el cuidado y atención a las personas en la institución y, en dicho marco, son diversas las medidas que iniciaremos. Primero, lo que hemos informado respecto del acuerdo del Directorio del mes de abril pasado en relación con avanzar en la remuneración ética universitaria a una de 500 mil pesos garantizada para todas las personas de la institución, lo que esperamos constituya una señal clara para el país y que evolucione también en este sentido. En paralelo, trabajaremos por generar un mejor ordenamiento en términos de las jerarquías académicas y las escalas de remuneraciones asociadas con cada una de ellas. Ir reduciendo sistemáticamente la superposición en ellas de manera que la carrera académica se transforme en un mecanismo que impulse el desarrollo institucional. Al mismo tiempo, trabajaremos en establecer una jornada laboral de 40 horas de trabajo, con un horario único que permita una mejor conciliación entre los aspectos de vida laboral, personal y familiar.
Un siguiente eje es el fortalecimiento de la carrera académica y también funcionaria. En particular, respecto de la carrera académica, sabemos que tenemos que modernizar y completar los procesos de revisión del Reglamento de Personal en cuanto a carrera académica y evaluación académica, a fin de garantizar que las personas sean evaluadas, reconocidas y premiadas exclusivamente en función de las labores que les son asignadas.
Adicionalmente, hemos indicado que tenemos desafíos mayores en términos de infraestructura. Por una parte, en infraestructura y recursos para docencia e investigación, las metas están planificadas en función del cumplimiento del Plan Estratégico Institucional al 2030 y nos hemos impuesto una meta de alcanzar en los próximos años tasas de inversión equivalente al doble de la tasa de depreciación para nuestra universidad. En términos de investigación y desarrollo, el énfasis va a estar en la implementación de los distritos de innovación en cada una de las ciudades donde se encuentran nuestros campus: Chillán, Concepción y Los Ángeles; distritos de innovación que tienen características diferentes en función de los desafíos de cada una de las regiones en donde estamos presentes.
Entre todos estos proyectos y desafíos que se avizoran, ¿cuáles son sus expectativas como máxima autoridad universitaria, pero también desde un punto de vista más personal?
Pienso que es un periodo en el que tenemos oportunidades reales de crecimiento a una tasa mucho mayor que lo que hemos tenido en los últimos 24 años. La universidad creció durante la rectoría del Rector Lavanchy en 20 años y ha crecido durante estos últimos cuatro años, pero sabemos que tenemos el desafío de aumentar las tasas de crecimiento. La expectativa, y pienso que bien fundamentada, es que vamos a crecer a tasas significativamente mayores que las que teníamos hasta este momento y para ello hemos logrado avances significativos: el contar con un nuevo emplazamiento para el Campus Los Ángeles, la colaboración con el sector privado para instalar un distrito de innovación y capacidades de investigación únicas que fortalezcan y enriquezcan dicho campus, el convenio que firmaremos la próxima semana con el Gobierno Regional de Ñuble y la reactivación del Parque Científico Tecnológico en la Ciudad de Concepción son muestras claras de que esa perspectiva es real y estamos absolutamente comprometidos con ello.
Adicionalmente, las iniciativas que vienen en torno a trabajar y reforzar las humanidades, las ciencias sociales y las artes a partir del programa de gobierno, así como la iniciativa de grupos específicos denominada Conocimiento 2030, nos permiten plantear desafíos mayores, que trabajaremos con los equipos disciplinarios correspondientes.
Para este segundo periodo, hemos visto diversos cambios y ampliación del equipo directivo. ¿Cuáles han sido los criterios que han orientado estas definiciones?
Los criterios son, yo diría, dos: por una parte, la renovación de liderazgos, que se vincula con el compromiso que hemos planteado desde siempre respecto de que las personas son transitorias en los cargos directivos. Tal como lo planteé y lo sigo reafirmando, pienso que nuestra institución tiene que ir hacia un cambio en el que los cargos directivos superiores, unipersonales, elegidos, no se prolonguen por más de dos períodos consecutivos. Esto, por lo tanto, impone desafíos de renovación permanente a los proyectos que se desarrollan, sean de conducción en términos de liderazgo en la gestión institucional o de liderazgo científico para proyectos específicos o en otras áreas del quehacer institucional. Por otra parte, la ampliación de capacidades para enriquecer la gestión institucional también es un elemento significativo en la incorporación de nuevas personas en el equipo. A ello se suma que, naturalmente, hay una necesidad de renovación, porque hay personas que dejan la universidad al jubilarse y otras que genuina y legítimamente desean volver a su quehacer académico regular y retomar sus tareas en cada uno de esos espacios. Para cada una de esas personas no tenemos más que agradecimiento por el tiempo y el compromiso al participar en este proyecto y sabemos que vamos a seguir contando con ellas desde otros espacios, desde los cuales seguirán aportando.
En distintas ocasiones, usted ha señalado que este es su último periodo liderando la rectoría de la Universidad de Concepción. ¿Cuáles son los principales factores que determinan esta decisión? ¿Se proyecta compartiendo nuevamente los resultados de su investigación con estudiantes de pre y postgrado?
Esta es una experiencia extremadamente enriquecedora y sería un privilegio compartirla con otras generaciones. Conversando con un profesor francés, el año ´97, acerca de cómo aportar en nuestro caso al desarrollo de la física y qué hacer para mejorarla en nuestro país, me contó su experiencia con uno de sus profesores como Premio Nobel. Y era simple, trabajar lo más pronto posible por mejorar las condiciones de las nuevas generaciones y mientras más temprano uno lo hace, lo enseña y lo aplica a las otras generaciones, mayor es el impacto en las transformaciones que tales generaciones comenzarán a producir. Es un mecanismo de aceleración de los procesos y espero hacer lo mismo en este ámbito, ya no solo en la física, sino también respecto de la gestión.
Por supuesto, siempre es enriquecedor volver a retomar el contacto con los estudiantes y sí, retomar algunas asignaturas me resulta extremadamente atractivo. Tengo todavía el desafío de abrir algunas asignaturas, por ejemplo, enseñar Mecánica Cuántica para todos los estudiantes de nuestra universidad, no limitado a estudiantes de física. El curso de Panorama de la Física, que siempre he enseñado, extenderlo a toda la universidad y transmitir algunos de esos conceptos fundamentales, y adicionalmente algo que disfruto mucho es el contacto con niños, niñas y adolescentes que están abiertos a conocer y a maravillarse con los misterios de la naturaleza. Esa posibilidad de asombro que manifiestan es fantástica, por lo que espero poder dictar charlas de divulgación con los niños y contar lo que hemos vivido desde el mundo científico y también desde el punto de vista de la gestión en el quehacer universitario. Ciertamente todo ello constituye un desafío atractivo.
Y si se considera que mi gestión terminará muy cerca del período de jubilación, por supuesto, que una alternativa es también aportar a la construcción de políticas públicas desde otros espacios nacionales que no tengan que ver con procesos de elección popular. Ya culminé mi participación en procesos de elección y si puedo aportar en otro espacio y así se requiere en Chile o en el extranjero, lo haré.
Como sociedad, enfrentamos tiempos complejos, cambiantes e inciertos, ¿cómo aborda este panorama al frente de una institución que está cumpliendo 103 años?
Los desafíos de nuestra universidad se mueven también con los que enfrenta nuestra sociedad y hoy estamos viviendo tiempos en los cuales los desafíos son de escala planetaria. Cualquier hecho que ocurre, y lo hemos visto con el Covid y ahora con la guerra en Ucrania, deviene en fenómenos que muestran alcance planetario. Entonces, la pregunta es qué hacemos en las universidades con la educación en este periodo de alcance planetario: ¿es la misma educación?, ¿son los mismos desafíos? Cuando estamos enfrentando los retos del cambio climático global, ¿vamos a seguir desde el punto de vista de modelos de desarrollo basados solo en el paradigma del crecimiento económico o consideraremos otras miradas? Desde esta perspectiva, apuesto por la perspectiva del desarrollo humano en la construcción de estados de bienestar para nuestro planeta. Es un desafío mayor y, por supuesto, nuestras instituciones requieren entender cuáles son los desafíos que enfrentamos en términos de los cambios en los sistemas formativos y uno de los cambios clave, y que nuestro país desatendió por mucho tiempo, se relaciona con el refuerzo a las humanidades, a las ciencias sociales, a las artes, como fundamentales para la construcción de un modelo basado en desarrollo humano, en el que exista la libertad de expresión, la libertad de asociación, el cuidado de nuestro planeta. Son desafíos significativos para la educación superior y requieren de una reflexión mayor en nuestro tiempo.
Como presidente de la Red de Universidades G9 y en el marco del debate por el reconocimiento del rol público de las universidades no estatales, ¿cuáles son los desafíos que enfrentan las instituciones integrantes?
En este momento, en materias del reconocimiento del carácter público de las universidades agrupadas en G9, nuestra atención se encuentra centrada en la forma en que se exprese este reconocimiento en la propuesta de nueva constitución que elabora la Convención Constitucional. En particular, en el artículo 20 aprobado recientemente, en su inciso 3, se indica la existencia de un Sistema de Educación Pública y se hace referencia a que forman parte de este las instituciones estatales sin indicar qué sucede con las demás instituciones que integran el Sistema de Educación Superior. Nuestra aspiración es que en este inciso también se indique en forma explícita que las instituciones que integran la Red G9 también forman parte del Sistema de Educación Pública, lo que simplemente daría cuenta de la contribución histórica que han realizado estas instituciones al desarrollo del sistema universitario nacional tal como se expresaba en la Constitución vigente hasta 1980. De igual modo, esperamos que el ejecutivo también reconozca esta contribución histórica y los niveles de excelencia que detentan hoy las universidades G9, con un promedio de seis años de acreditación. Además de estos temas, estamos colaborando para aportar a una discusión más profunda acerca del Sistema de Educación Superior y su financiamiento, con el objetivo de continuar aportando en forma determinante al desarrollo del país y la construcción del bien común.
Iniciando este nuevo periodo de gestión, ¿desea entregar algún mensaje a la comunidad universitaria?
El período eleccionario, el período más bien acotado en campaña, fue muy enriquecedor desde el punto de vista de la comunicación y el contacto con las personas de manera mayormente presencial, pero telemático también. Conversamos directamente con más de 800 personas en esta etapa y el alcance directo o indirecto fue muchísimo mayor. Y pienso que se presentan elementos representativos de la comunidad. ¿Por qué comienzo con esto? Porque pienso que hoy tenemos una visión muy clara de lo que percibe nuestra comunidad, de los desafíos, de las brechas y necesidades que manifiestan para el mejor desarrollo de sus acciones. Pero más allá de todas esas observaciones y de la posibilidad de incorporar estos elementos en el segundo periodo de gestión, pienso que el mensaje es esperanzador; el mensaje que se transmite en cada una de estas conversaciones es positivo. Desde este punto de vista, el mensaje que yo ahora quisiera transmitir a la comunidad es, primero, un mensaje del compromiso para que en este segundo período podamos generar todos los espacios para resolver las oportunidades de encuentro que no pudimos tener, ya sea por crisis social o por pandemia y que nos impidieron desarrollar nuestro objetivo del contacto con las personas. Quiero enfatizar que, en este período, el sello será el cuidado y la atención en las personas y su desarrollo personal y profesional, entendiendo que resolvimos algunas dificultades estructurales que nos llevaron a concentrarnos en los aspectos económicos, financieros y administrativos en la primera etapa y, desde esa perspectiva, indicar que tenemos lecciones aprendidas a partir de esas conversaciones, de ese escuchar, y esperamos irlas incorporando en este proceso de manera de enriquecer la gestión. Mantendremos canales de comunicación permanente con la comunidad y la orientación hacia todas las vicerrectorías será estar mayormente en terreno con las facultades, departamentos y escuelas, de manera de ir recogiendo y retroalimentándonos en forma mucho más periódica.
En lo personal, ¿qué ha ganado y qué ha perdido en estos cuatro años que finalizan?
Algo que me emociona en cada momento es recibir el cariño y afecto de muchas y muchos de nuestros estudiantes al transitar y caminar por los campus. El afecto que ellos expresan y que expresan también las y los funcionarios y muchos colegas es tremendamente gratificante y estimulante, especialmente en momentos en que el devenir institucional muestra complejidades. Estos reencuentros construyen espacios vitales para garantizar la tranquilidad y serenidad en la conducción, y se debe entender que el servicio o nuestra acción de servicio hacia la universidad es absolutamente necesario y seguimos comprometidos con ello. ¿Qué he perdido? Probablemente, algún tiempo para espacios más personales y fundamentalmente familiares, lo que tiene que ver con la necesidad de mantener una atención y cuidado permanente por la institución y por cada uno de los factores relacionados con las decisiones tanto internas como externas. No obstante, esta es una pérdida asumida porque está conversada en cada uno de estos espacios personales y familiares.