Diario Concepción abordó en 54 notas de esta serie, las situaciones y problemas que la urgencia diaria de la crisis, o noticias de otra índole, hicieron más difícil ver. El Covid exacerbó la vulnerabilidad.
Entre los desafíos más relevantes que tiene el periodismo hoy, está el de dotar de sentido a una historia, en un contexto en que hay miles, quizá millones, de relatos sobre diferentes temas.
Historias que compiten, en distintos formatos, en distintos canales, en una diversidad muy compleja.
Las consecuencias de esto son más fáciles de explicar con ejemplos.
Y, para hacer más cercano el análisis, usaremos la Región de Biobío como universo.
En febrero de 2021, en medio de un alza de casos de contagio de Covid que posteriormente llevaría a las autoridades a decretar medidas restrictivas como cuarentena en casi todas las comunas del país, se perdió un niño de tres años en un remoto sector de la comuna de Arauco.
El caso tomó impulso, y a pocos días, alcanzó una enorme cobertura mediática. Tomás Bravo, o Tomasito, fue encontrado fallecido tras diez días de búsqueda en Caripilún, Arauco. Desde entonces, los detalles de la investigación judicial que lleva a cabo la Fiscalía de Biobío, los líos de la familia, los desgarradores testimonios de la madre, tienen alto impacto.
Según Google Trends, una herramienta para comparar el interés de los términos de búsqueda en Google, el 21 de febrero de 2021 las búsquedas del término “Tomasito” coparon el buscador.
Ningún concepto relacionado con el proceso de vacunación Covid, ni con alguna de las marcas de las vacunas que a partir de marzo comenzarían a llegar al país, ni el concepto “yomevacuno”, llegó siguiera a los talones del nombre del niño.
Según Google, por cada cien búsquedas de “Tomasito”, hubo cero de “yomevacuno”.
Podría pensarse que el proceso de vacunación entonces recién alcanzaba al personal médico, que no se había iniciado la vacunación la población general.
Pero la tendencia se mantiene.
De hecho, recién se revierte en noviembre, cuando empatan. Hoy el “yomevacuno”, es 21 veces más buscado que la historia del menor desaparecido en Arauco.
Pero las noticias cambian, son dinámicas. Si la información sobre inmunización es más buscada que la historia de Tomás… es menos interesante que el caso del equipo de fútbol Huachipato, su permanencia en primera división y su pugna con el rival de Coquimbo.
Hoy, por cada 21 búsquedas de “Huachipato”, hay 10 sobre “yomevacuno”.
¿El festival Lollapalooza? Tiene una ratio de 100 a 15. ¿Marcianeke, a quien Google sindica como cantante? 59 a 32.
De todos los términos, la única búsqueda que entrega información para salvar una vida, es siempre la menos popular.
El fenómeno es conocido, y se agudiza en periodos de crisis, como una pandemia. En este contexto, es que cobra relevancia el desafío de poner en contexto las historias. En este contexto, en definitiva, resulta importante la prensa.
Diario Concepción plantó cara a reste desafío con 54 historias contenidas en esta sección dedicada a cubrir aspectos que la urgencia de la pandemia dejaba al margen de la agenda.
La pandemia creó un escenario especialmente difícil para las mujeres.
Cristina Durán, dirigente de un campamento en Lobos Viejos, Talcahuano, lo explicó claramente a Diario Concepción. “Las mujeres son las allegadas, las mamás que quedaron sin pega y necesitan espacio para sus hijos, son las que viven acá. De las 164 familias que viven en este campamento, 120 son madres solteras”, explicó.
Las mujeres protagonizaron el exponencial crecimiento de los campamentos y tomas en la Región del Biobío, que crecieron 60% en el primer año de la pandemia.
El motivo de esto, es el desempleo que provocó la crisis económica asociada al Covid.
Según la Seremi del Trabajo, Sintia Leyton, se perdieron en un año 122 mil empleos, en su mayoría de mujeres.
La vulnerabilidad económica tuvo impacto en las cifras de maltrato y violencia intrafamiliar, pues volvió más difícil independizarse.
Las casas de acogida para mujeres sufriendo violencia, colapsaron, y organizaciones de mujeres debieron montar casas informales para hacerse cargo.
Según Paulina Rincón González, profesora asociada en el departamento de Sicología de la Universidad de Concepción, y especialista en las secuelas que deja el maltrato, “era previsible”.
“Si se decreta confinamiento, las mujeres están todo el día con el agresor, y es más fácil que se den episodios violentos, las autoridades no tomaron esto en cuenta”, asegura Rincón.
Tiempo después, Diario Concepción verificó una de las consecuencias de esto. Vía transparencia, solicitó a todos los servicios de salud de la región la cantidad de abortos hechos por la causal número tres, esto es, violación. En el año de la pandemia, su número se triplicó.
La pandemia hizo retroceder varios años de avances en Derechos Humanos. Según explica Cecilia Pérez Díaz, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción y ministra en Mideplan entre 2002 y 2006, el motivo es simple:
“Las pandemias son como los desastres, como las crisis climáticas, los más afectados son siempre los más vulnerables”, explica.
Junto a la vulneración de los derechos de las mujeres, la pandemia vio retrocesos en derechos laborales. “Estamos frente a una precarización sin precedentes”, contó a Diario Concepción el presidente provincial de la CUT, Eloy Silva.
El desempleo volcó a muchos al comercio informal, impactando a su vez en la actividad comercial de la ciudad. Sara Cepeda denunció el hecho en reiteradas ocasiones, “pero no logramos que se controlara”, contó a Diario Concepción.
Para las personas en situación de discapacidad, la pandemia representó un desafío acrecentado por la ausencia total de políticas públicas dirigidas al grupo.
Karen Sáez, persona ciega y representante de Includivic, una organización que defiende los derechos de personas con ceguera, “yo jamás me voy a enterar del distanciamiento social, no tengo cómo notarlo, y se dejó de ocupar dinero, pero las máquinas de redcompra no están adaptadas. A eso se suma la inseguridad, yo pasé meses sin salir de mi casa”.
Diario Concepción también conversó con las personas en quienes descansamos para poder mantener un ritmo normal de vida en medio del caos de la pandemia.
Enfermeras y Kinesiólogos, pasaron de un rol secundario a la primera línea de las camas críticas. Los turnos extenuantes, el riesgo elevado de contagio, el miedo, la necesidad de triplicar el número de camas con ventilador en la región, hicieron que la situación grave no pasara la delgada línea del colapso.
No hubo disputa por la última cama.