La inflación de octubre es del mismo tamaño que la inflación para todo el 2013. Esa es la escala del problema que afecta sobre todo a las personas con menos ingresos, sin capacidad de ahorro.
“¿Vuelan las papas?”
Esta es la pregunta que Víctor Hernández, economista de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Facea, de la Universidad de Concepción, escuchó hace un par de semanas en la Vega Monumental de la ciudad.
Allí había llegado, justamente a comprar papas.
Un producto que, según el último informe de la Oficina de Planificación Agrícola, Odepa, ha tenido un alza promedio de 60 pesos el kilo en la última semana.
La papa es además un componente importante de la canasta con que el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, calcula la inflación. Para el mes de octubre, el organismo situó la cifra en 1,3%, lo que lleva a la inflación acumulada en el año al 6%. Según especialistas, es probable que termine siendo de 10% al 15% para 2021.
Se trata de una inflación alta, que no se veía en el país hace décadas.
Una situación en la que la humilde papa es un ejemplo. Forma parte de una sección de la canasta del INE bien delicada, la de alimentos y bebidas no alcohólicas, que acumula un alza de cinco puntos este año.
Los motivos, son varios, y van desde el contexto global provocado por la pandemia, a la disponibilidad de dinero de forma súbita, que plantean los retiros desde las AFP’s y los bonos del Gobierno.
En esto pensaba Víctor Hernández cuando compraba sus hortalizas. “Pensé preguntarle al casero, ¿porqué está tan cara la papa? A ver qué me decía. La inflación es un tema complejo, pero los efectos se sienten en toda la población”, relata.
Ahí fue que el vendedor de tubérculos le contrapreguntó si éstos volaban.
“Me dijo: ‘No vuelan las papas pues, yo tengo que ir a buscarlas en camión a Arauco, pagar flete, que está caro, y además, a mi me sube el precio el productor, eso tengo que traspasarlo al precio porque si no, yo pierdo y eso no es negocio’”, relata Hernández.
“No tiene formación en economía el vendedor de papas, pero su experiencia le basta para explicar lo que pasa. Y le añade además el rol que juega el alza de combustibles. Lo tenía todo claro”, termina Hernández.
El alza de este mes está sustentada en la suba de precios en el turismo y transporte aéreo, de 59% y 45% respectivamente.
Si bien es una subida espectacular, no afecta a todo el mundo. Para el INE, tiene una incidencia menor que otros servicios o productos que las personas consumen más, como la alimentación, el transporte o la energía.
Acá, está el grueso del problema.
Alimentación, tiene una subida del 5,3% este año. Transporte público, del 15%. ¿El gas licuado? Un 30%.
“La inflación golpea más fuerte a las personas más vulnerables, que tienen menos capacidad de ahorro. A ellos se les va el sueldo en estos temas”, concluye Hernández.
¿Cómo dimensionar el efecto de la inflación en el Biobío?
Se puede plantear que la inflación de octubre, de 1,3%, es un poco menor que la inflación de todo el año 2013, que es de 1,7%, y usarlo como ejemplo.
O decir que la inflación que se espera para el año, en torno al 10%, no se veía desde 1993, la última vez que Chile tuvo un IPC de dos dígitos.
Esto es grave, pero si se toma en cuenta la realidad específica de la Región del Biobío, esta gravedad, crece.
La Casen, en su última versión, señala que en la zona un 13,2% de la población vive bajo el umbral de la pobreza. El promedio país es de 10.8%.
Según el INE, además, la remuneración promedio en al región es de 550 mil pesos, bajo el estándar nacional de 650 mil.
Es decir, la Región del Biobío es más pobre, y tiene menos ingresos, que el promedio.
Cuando suben los precios de los viajes aéreos, el grupo afectado -el de las personas con ingresos suficientes para volar- generalmente puede sustituir el bien, o pagar el sobreprecio. Pero cuando sube la papa, el grupo afectado es el más vulnerable, que no tiene espacio para ahorro ni para sustituir el bien -un alimento- de modo que ve directamente afectada su calidad de vida.
La inflación es insidiosa. Afecta a los que menos tienen.
Según el seremi de Economía Mauricio Gutiérrez, “lo que estamos viendo son indicadores bastante altos, no los veíamos hace tiempo”.
“Afecta el bolsillo de las personas. Es una suerte de impuesto, super regresivo, que afecta más a los que menos tienen”, añade.
“Ahora, era esperable, hubo un aumento del gasto público, hubo un desequilibrio entre oferta y demanda. Se aumentó la liquidez, con programas del Gobierno como el IFE y además con tres retiros de la AFP… además el Covid provocó una disminución de la oferta en todo el mundo”, explica.
El efecto de la inflación en las empresas es relativo. Cuando el peso pierde valor, el dólar sube, de modo que los exportadores reciben más pesos por cada dólar que vale su envío al extranjero.
Normalmente, esto compensaba las alzas de precios. Un dólar alto, impulsaba la actividad económica local, se creaban empleos y había algo más de gasto.
Con el dólar en cerca de $790, se podría esperar un efecto similar en estos días de inflación, pero el economista de la Universidad del Desarrollo Carlos Smit, dice que no.
Este año es diferente, afirma.
“Claro, el valor de las exportaciones sube en pesos, pero los costos: la luz, la mano de obra, también han subido en Chile”, explica.
Las empresas de la zona no han visto el impacto positivo del dólar alto, dice Ronald Ruf, Gerente de la CPC Biobío, por las medidas que hay que tomar contra la inflación.
“El aumento de liquidez ha traído aumento de precios, y mes a mes hemos visto un IPC mayor al proyectado, lo que lleva al Banco Central a intervenir, subiendo las tasas de interés. Pensando en las empresas, exporten o no, con el aumento de tasas, se produce un efecto contrario, el dólar empieza a bajar”, señala.
El comercio local, tampoco tiene fórmulas para adaptarse positivamente a esta situación.
Un dólar alto encarece las importaciones, y hay otras situaciones que para la presidenta del gremio que agrupa al comercio de Concepción, Sara Cepeda, suman dificultades.
“Creemos que se nos vienen tiempos difíciles con mucha incertidumbre, la inflación nos va a afectar con el alza de precios, la escasez de productos y además alza en los intereses bancarios tendremos problemas con los créditos”, se queja.
Pero para Cepeda, lo más grave es el precio de los arriendos, atado a la UF: “cada mes, hay que pagar más por el arriendo, porque los contratos están en UF, que han subido todos los meses”.
Entre los retiros a las cuentas individuales a las AFP´s, y el monto que el Gobierno ha destinado al Ingreso Familiar de Emergencia, IFE, la economía chilena ha recibido el último año unos USD$ 80 mil millones de dólares.
“Esto equivale al PIB de Uruguay. Es decir, todo lo que produce ese país en un año. El efecto es grande. Además, hay otras cosas, una situación de incertidumbre política que tiene un efecto en el precio del dólar, en torno a los $200 del precio del dólar son pura incertidumbre”, señala Smit.
“Cuando vemos que el dólar baja cuando el Senado no aprueba el cuarto retiro, vemos la relación que hay”, añade.
“Esta es una inflación particular, que responde claramente a la crisis sanitaria, porque para hacer frente a esa criri, inédita, la única forma era emplear medidas tales que impidieran el contagio. Estas normas pasaron por atacar el problema generando inmovilidad, con cuarentenas en todo el mundo, y eso disrumpe las cadenas de suministro”, explica Hernández.
“Es decir, no solo aumentan los ingresos con los retiros y las medidas del Gobierno, también hay menos cosas que comprar”, añade.