Covid y pobreza: subsidios y empleo son claves en la recuperación que viene
25 de Julio 2021 | Publicado por: Sebastián Henríquez
La crisis económica hizo retroceder cinco años a la región, que tiene los mismos niveles que la Casen 2015, y una desigualdad muy incrementada. El fomento al empleo, pero sin dejar de lado los bonos, serían la respuesta.
La historia de Tabita Gómez es esta.
Vecina de Penco, trabajó en uno de los puertos de la comuna, como encargada de bodega hasta fines de 2020.
Con este empleo mantenía su hogar, donde vive con sus hijas. Al teléfono dice que se daba algunos gustos, como salir a comer, a pasear.
El movimiento marítimo tuvo una severa baja el año pasado. Se trató de un fenómeno global, asociado a la crisis económica que provocó el Covid, y que tuvo un impacto local y personal para Tabita: quedó sin empleo.
“Me reinventé si, tuve que hacerlo, hice desayunos para el día de la madre, salí a vender cosas, uno tiene que arreglárselas”, cuenta.
El empleo informal le permitió capear lo peor del temporal, salir del paso.
Por fortuna, pudo inscribirse en una de las capacitaciones de C-Lab, una iniciativa de fundación Emplea, del Hogar de Cristo. Al terminar el programa, que por estos días lanzó el primer centro para la Región del Biobío, se empleó como encargada de bodega en una librería local.
En el intertanto, su historia es uno de los miles de ejemplos que muestran cómo es la crisis económica y de empleo que ha vivido el país a raíz de la pandemia.
La última encuesta Casen lo revela. La pobreza pasó de 12,3% a 13,2%, mientras que la pobreza extrema subió de 4,6% a 5,9%, todo esto medido en ingresos.
La cifra representa un retroceso importante: el indicador es equivalente al resultado de la Casen 2015. Son cinco años perdidos.
Lo que pasó, dicen especialistas, fue una tormenta perfecta. Un parón económico, restricciones de movilidad y suba en el desempleo se conjugaron con medidas sociales y de reactivación tardías e insuficientes. Y, aunque el efecto lo sintió toda la población, los más afectados fueron los grupos vulnerables: migrantes, jóvenes y mujeres como Tabita.
¿Cómo recuperar este tiempo perdido? ¿Dónde poner énfasis?
La misma encuesta, que se aplica en Chile desde 1987, entrega algunas respuestas.
Casen atípica
En el orden natural de la Casen, la última versión debiera haberse aplicado en noviembre de 2019. El estallido social impidió que se desarrollara con normalidad. Y, luego, la pandemia llevó a cambiar la metodología.
Según explica Cecilia Pérez Díaz, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción y ministra en Mideplan entre 2002 y 2006, hay varias diferencias para tener en cuenta.
“Esta Casen Pandemia hay que tomarla con mucha detención para comparar con años anteriores, porque siempre fue una encuesta de hogares, 260 mil más o menos, en todo el país, y en esta oportunidad se tuvo que hacer en forma telefónica, y además hay cosas que no preguntaron”, dice Pérez.
“Pero en el caso de la pobreza, se trata de una medición más estable, porque es por ingreso”, sostiene.
Aclarado esto, los resultados de la última Casen informan de un aumento tanto en la pobreza, como en la desigualdad.
“Esto nos vuelve a dos mediciones atrás, al 2015”, sentencia Pérez.
Más pobreza y más desigualdad
En la historia reciente del país, ninguna Casen había mostrado los resultados que tiene la última versión. Y es que, ni siquiera después de la crisis subprime de 2009, que golpeó fuerte al país, se vio una subida en la pobreza como la que provocó la crisis económica originada en la pandemia.
En la Casen 2009, aplicada después de la crisis subprime, la Región del Biobío mostró un nivel de pobreza del 35,1%, seis puntos menos que la Casen anterior.
“En Chile hace muchos años se decidió que en tiempos de crisis hay que gastar. En 2009, hubo un aumento de pobreza, por la crisis subprime, pero como el Estado chileno tenía una política anticíclica, se invirtió más dinero en los más pobres, para que la crisis no los impacte a ellos tan fuertemente”, explica Pérez.
Esto no pasó en 2020, y según la académica, hubo un retraso en la entrega de ayudas y en el fomento al empleo.
Jaime Contreras, director del Magister de Política y Gobierno de la UdeC, coincide. El especialista añade que los grupos más vulnerables fueron los más afectados. Esto es, jóvenes, mujeres y migrantes.
“La población más afectada es la población activa, es decir, jóvenes entre 18 y 29 años, y si se hace el análisis a grupos vulnerables como migrantes, se duplica. Se profundizan brechas”, señala.
La brecha a que se refiere contreras aumentó de forma sideral. El índice 10/10, que muestra la relación de ingreso entre el 10% más pobre de país versus el 10% más rico, pasó de 30,4, a 416,6.
Es decir, si antes de la pandemia, el decil más alto percibía 30,4 veces más ingresos que el más bajo, ahora recibe 416,6 veces más.
“Esto no es nuevo. Una situación de riesgo, de desempleo, siempre afecta más a los más pobres”, relata Contreras.
“Las pandemias son como los desastres, como las crisis climáticas, los más afectados son siempre los más vulnerables, y en este caso, especialmente las mujeres, que se tienen que quedar en la casa porque no solo hay menos empleo, sino porque los niños no pueden ir a sala cuna o al colegio”, señala Pérez.
¿Cómo seguir?
Elizabeth Soto es un ejemplo de cómo la pandemia llevó a las mujeres al desempleo. Ella cuenta que quedó cesante nada mas comenzar la pandemia, y que recién pudo encontrar empleo en mayo. “Estuve dos años sin trabajo, fue muy difícil”, cuenta.
Soto también encontró empleo gracias a la iniciativa de Fundación Emplea y tanto especialistas como empresarios locales sostienen que todo apoyo a éste ámbito, es fundamental en si se quiere revertir el traspié vivido con la pandemia.
Con matices.
Desde la Confederación de la Producción y el Comercio de Concepción, CPCC, señalan que “los desafíos de generación de empleo debieran, por una parte, estar enfocados en potenciar líneas de encadenamiento productivo desde las grandes industrias de la zona que fortalezcan el trabajo de las pymes locales y motivar el retorno de muchos trabajadores al mercado laboral formal”.
Para Cecilia Pérez, destinar recursos que protejan las fuentes de empleo, “no significa descuidar los subsidios, Chile tiene recursos para abordar el tema de esta forma”.
Estos subsidios, acota Jaime Contreras, deben tener un foco claro. “Hay que hacerse cargo de las brechas, y los recursos tienen que estar enfocados en los más afectados”, señala.
“Los bonos ayudan harto, pero lo más importante para mí fue recuperar el empleo, eso cambia todo”, cuenta Tabita.