El clima típico de Concepción casi agua el primer fin de semana sin restricciones para los penquistas en lo que va del año.
La intercomuna, salvo excepciones, ha estado en Fase 2 o en cuarentena en lo que va del 2021, de modo que la instancia era esperada por los vecinos de la ciudad, naturalmente fatigados por las medidas sanitarias que implica el Covid 19.
El paso a Fase 3 se concretó el jueves, sin embargo, este fin de semana es cuando se pudo notar la diferencia con semanas anteriores. Afortunadamente, no llovió -como a comienzos de semana se había pronosticado- y los penquistas salieron de sus casas por primera vez, en un fin de semana, desde 2020.
Se vio gente en el parque Ecuador, en el centro de la ciudad, en los mall… si no fuera por el detalle de la mascarilla, cualquiera hubiese pensado que se trataba de un año normal, previo a la pandemia.
Este movimiento de personas trae asociado uno económico, y esto era esperado por la totalidad de los gremios de la región, que hace rato pedían flexibilizar las medidas o adoptar un plan especial para el rubro gastronómico, por ejemplo.
Todos, sin excepción, habían pasado de la inquietud a comienzos de año, a la incertidumbre en marzo para el confinamiento, y a la desesperación luego ante la falta de ayudas y permisos.
Sara Cepeda, presidenta de la Cámara de Comercio de Concepción, indicó en su minuto que 399 locales del centro debieron cerrar, y que apenas el 5% a 7% de los miembros de la cámara habían recibido alguna ayuda del Gobierno.
La crisis forzó la creación de un grupo que representara a los locatarios de la Plaza Perú, el polo más dinámico previo a la pandemia.
Los dueños de restaurantes y pub del barrio, formaron la Asociación Gremial Barrio Gastronómico Plaza Perú, y organización manifestaciones.
“Nosotros hemos podido abrir 70 días de un año”, dijo entonces, desesperado, el presidente del grupo, Manuel Acuña.
Otro rubro afectado, el de los eventos públicos, también formó una agrupación. Se denomina Bodas y Eventos Biobío y a poco de la protesta en Plaza Perú, hicieron lo suyo señalando que “este es uno de los rubros más golpeados de todo Chile. Es más: es único de los pocos que no ha podido hacer nada desde que comenzó la pandemia. Y ya veníamos afectados desde el estallido social”.
Así la cosas, no es de extrañar que apenas se viera una mejora en las cifras relacionadas con el coronavirus, se comenzara a plantear con más fuerza la necesidad de desconfinar, de abrir, de relajar las restricciones.
“Lo sanitario no es lo único”, señaló Sara Cepeda.
Según el último informe del Ministerio de Salud, la Región del Biobío tiene 13.9 casos confirmados de Covid por cada 100 mil habitantes, la cifra más baja desde noviembre del año pasado.
Asimismo, la disponibilidad de camas críticas no estaba en un mejor nivel desde esa fecha, bajo el 80% de ocupación.
Se trata de una situación engañosa, advierten especialistas.
En noviembre pasado, se vivió un respiro del coronavirus después de meses de confinamiento. Algunas comunas, como Coronel y Lota, no lograron despegar.
Esta baja duró poco.
La apertura al comercio en diciembre, previo a navidad y las fiestas de fin de año, así como el permiso de vacaciones -criticado entonces por el Colegio Médico y la Mesa Social Covid– aumentaron los niveles de movilidad.
Y, aunque había pocos casos de Covid 19, pues son esos pocos casos los que bastan para contagiar a la población.
Eso ocurrió.
Semana a semana, las cifras de contagios y ocupación de camas aumentaron hasta que, en marzo, se debió decretar cuarentena nuevamente para el Gran Concepción.
De esto, recién estamos saliendo.
En junio, una sostenida baja en los contagios y la ocupación de camas reabrió el debate sobre relajar las restricciones, dado el impacto económico de la Fase 1.
Frente a esto, la Mesa Social Covid envió una carta a la subsecretaria de Salud, Paula Daza, explicando la inconveniencia de pasar avanzar en el plan paso a paso, y enfatizando la necesidad de que las regiones puedan gestionar acciones en forma autónoma.
“El centralismo cuesta vidas”, dijo Carol Cid, representante de la Federación Nacional de Enfermeras, el 30 de junio, en el punto de prensa en que se anunció el envío de la misiva.
El presidente del Colegio Médico, Germán Acuña, fue más duro.
“Estamos cansados de personas que se mueren en nuestras salas; el personal está reventado. ¿Creen que no duele ver morir a una persona y saber que hay culpables de esto por no haber querido descentralizar la toma de decisiones?”, afirmó.
La mesa mostró además su preocupación por la variante Delta.
Esta última versión del coronavirus es más contagiosa, y demanda más recursos médicos, pues los pacientes toman más tiempo en recuperarse.
Las imágenes de la India y el sudeste asiático dan cuenta de la facilidad con que colapsa sistemas sanitarios. Y, aunque los servicios de salud nacionales sean más robustos, no hay que olvidar que llevan año y medio funcionando por sobre su capacidad.
“No es el momento de desconfinar, al menos no de esta forma, la idea es que podamos hacerlo nosotros y están las competencias”, planteó Cid.
“Las comunas del Gran Concepción están al borde de poder contener el coronavirus, no es el momento de parar el esfuerzo”, señaló Carlos Saavedra, rector de la Universidad de Concepción.
El alcalde de Concepción, Álvaro Ortiz, dijo que “si no somos capaces de creer en el capital humano, en la experiencia que hemos ido ganando desde marzo de 2020 a la fecha en cómo manejar esta pandemia, si no se entrega esa posibilidad a los territorios, difícilmente podemos salir adelante”.
El rector de la UdeC, Carlos Saavedra, señaló que “lo que se solicita es entregar mayores atribuciones a las autoridades regionales, que en coordinación con las gobernaciones, municipalidades, además de todos los niveles organizacionales de la ciudadanía, puedan aportar a la toma de decisiones que garanticen un mayor cuidado de la persona”.
El anuncio de que la zona pasaba a Fase 3 hizo dudar a la Mesa Social Covid de que alguien en la subsecretaría haya siquiera leído la carta.
“Nosotros hacemos un punto de prensa el miércoles, y el jueves le preguntan a la subsecretaria por este tema, y ella responde que esto no se podía manejar las camas de forma descentralizada o las vacunas, porque la pandemia está atacando un país. ¡Pero nosotros no estábamos hablando de eso!”, se queja Carol Cid.
“Lo que nosotros estamos pidiendo es autonomía para la región, para poder generar un desconfinamiento preventivo…. Y esto es un confinamiento reactivo”, explica Cid.
La diferencia está en que un confinamiento preventivo sirve para evitar un aumento en los contagios, no para contener una subida.
“Nosotros estamos haciendo cosas. Tenemos monitoreo de aguas servidas, y esto nos permite ver qué sectores tienen más altos valores, hacemos secuenciación genómica, y podemos ir a estos lugares donde el virus tenga más carga, secuenciar, y ver a qué variantes nos estamos enfrentando, y con eso tomar decisiones”, reclama.
Según Cid, es el escenario es muy similar al de noviembre pasado. Relajación de las restricciones previo a un periodo de vacaciones, y apertura del comercio.
“Tengamos cuidado, podemos repetir una situación que nos costó vidas”, acota.
“Y tenemos herramientas, la idea era desconfinar de un modo diferente, cuidando la economía pero no así”, concluye.