Este año, en sólo seis meses, se han presentado 148 permisos de este tipo más que en 2020. La afección es transversal en la población, por lo que especialistas llaman a poner atención los cambios de comportamiento que están experimentando.
“El encierro y el teletrabajo, casi sin descanso, me hizo mal. Partí comiendo y bebiendo un poco más, luego vino el insomnio y después crisis ansiosas. Fui a psiquiatra estoy con licencia por estrés, termina el 20, creo que la renovarán porque aún me siento mal”, afirmó Rosa Figueroa, secretaria de 46 años.
Como Figueroa son miles las personas que han presentado problemas de salud mental producto del estrés que genera el confinamiento, por el distanciamiento con seres queridos o la incertidumbre del avance del virus.
De hecho, al comparar el registro de permisos médicos por salud mental otorgados a beneficiarios de Fonasa en 2020 se contabilizaron 8.510, cifra que en lo que va de este año ya suma 2.893 casos, es decir, un 34% más, y según registros de la Seremi de Salud entre marzo de 2020 y el mismo período en 2021 se han emitido 21.589 licencias.
Los datos entregados por la Comisión Médico Preventiva e Invalidez (Compin) revelan que desde enero de 2018 al mismo mes del año pasado se evidencia un aumento progresivo de licencias médicas asociadas a salud mental, con marcada diferencia entre febrero y marzo de 2020 que presentaron 6.980 y 8510, respectivamente, es decir, 1.530 más.
El alza de problemas de salud mental fue evidenciada en la tercera edición del “Termómetro de la Salud Mental en Chile” de la Asociación Chilena de Seguridad (Achs) y el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, que indica que los síntomas de depresión alcanzan el 46,7% y 32,8% presentó problemas de salud mental.
Además, el informe “Un Año de Covid-19” para el Foro Económico Mundial de la consultora Ipsos, reveló que Chile es el segundo país del mundo donde más ha empeorado la salud mental desde el inicio de la pandemia. En promedio, de los 30 países encuestados, 45% de los adultos expresa un deterioro en su salud mental y emocional desde el comienzo de la pandemia, cifra que en Chile alcanza el 56%.
Ansiedad, depresión y la aparición de conductas de riesgo como el consumo de sustancias, intentos de suicidio e incluso violencia intrafamiliar o abuso sexual pueden ser parte de las consecuencias si no existe una atención oportuna.
Andrea Salgado, psicóloga encargada regional de programa de Salud Mental de la Seremi, explicó que en contextos de emergencias, desastres y pandemias el sufrimiento, el dolor y la necesidad de apoyo emocional afectan a la mayoría de las personas y se consideran respuestas psicológicas esperables y transitorias frente a este tipo de eventos.
Sin embargo, en una parte de la población dichas manifestaciones emocionales pueden interferir de forma severa y persistente en el funcionamiento y bienestar de la persona debido a factores de riesgo sociales, emocionales, económicos y que, por tanto, requieren de ayuda especializada, como en el estrés post traumático, trastornos ansiosos, depresivos, duelo prolongado y problemas asociados al consumo de sustancias, entre otras.
Asimismo, recalcó que debe haber un abordaje continuo e integral en personas con preexistencias severas de salud mental, en situación de discapacidad o embarazadas, por nombrar algunos, que se tornan vulnerables en estas situaciones.
“Mi hijo comenzó a mañosear mucho para levantarse y asistir a sus clases online, dormía poco y a veces pasaba el río. Eso me hizo pedir hora con un psicólogo que todavía lo está ayudando”, dijo Carmen Paz madre de Esteban de 8 años.
La psicóloga de la Seremi explicó que en los niños en etapa pre escolar se advierten conductas regresivas, ansiedad y pataletas, mientras que en los en etapa escolar prima la irritabilidad, somatizaciones y resistencia a tareas. En tanto, los jóvenes pueden presentar reacciones desafiantes como ignorar las medidas preventivas, el aislamiento y/o síntomas depresivos.
“En todos estos casos es importante que los cuidadores o adultos responsables, la familia en general, estén atentos a la intensidad y duración de estas reacciones, pues eventualmente pueden desencadenar algún cuadro ansioso, depresivo o conductas de riesgo, que sean necesarias evaluar con un equipo médico especializado”, dijo Salgado.
Las personas mayores, en especial si están aisladas y tienen algún deterioro cognitivo o demencia, pueden volverse más ansiosas, enojadas, estresadas, agitadas y retraídas. Por lo mismo, se sugiere no dejarlos solos y estar atentos a la sintomatología.
A nivel nacional existe la plataforma www.gob.cl/saludablemente destinada al cuidado de la salud mental a distintos grupos específicos y atención psicológica por profesionales. La Seremi de Salud ha fortalecido la articulación con la red de salud, para la derivación de aquellos usuarios que requieren atención psicológica.
Adicionalmente existen líneas de ayuda remota local en Salud Mental y Apoyo social, de manera que la comunidad pueda acceder a estas de manera oportuna.