El futuro que trae la Covid será suburbano, digital y automatizado
13 de Junio 2021 | Publicado por: Diario Concepción
Ciudades sin un centro claro, donde el trabajo es en digital o en entornos automatizados, un mundo que no es urbano, pero tampoco rural. No es ciencia ficción, son las tendencias que trae el coronavirus o que se consolidaron con la pandemia.
Este reportaje buscaba imaginar cómo sería el mundo una vez que terminara la pandemia de coronavirus, una vez que se acabara la emergencia sanitaria y las cosas volvieran a la normalidad.
El lector verá que no se alcanzó el objetivo.
Pero, no porque no se haya consultado a suficientes especialistas, sino porque todos ellos coinciden en que no habrá un “retorno” a la normalidad.
Primero, porque la Covid-19 ha demostrado ser más persistente y flexible de lo que se esperaba.
El escenario actual es una prueba: a pesar de que gran parte del país ya se contagió y de que el programa de vacunación avanza sostenidamente… El país vuelve a cuarentena debido al alza de casos y a la baja disponibilidad de camas críticas, apenas 180 si se cuenta el total nacional.
A ello hay que sumar la constante aparición de nuevas variantes, algunas más agresivas que la original.
Tomando en cuenta esto, lo más probable es que el coronavirus pase a ser una enfermedad con un pico anual de contagios en torno a los meses invernales y que, tal como se hace con la influenza, requiera de una campaña de inmunización anual para contenerlo.
El segundo motivo, detrás de la idea de “no retorno”, es que el Covid ha profundizado tendencias preexistentes hacia la digitalización, la automatización o el teletrabajo, por ejemplo.
Ni urbano, ni rural
“Rururbano”.
El concepto aparece para definir una realidad que apareció de la mano del teletrabajo: población urbana, desplazada hacia la periferia de las ciudades, desde donde desarrollaba trabajos en el área de servicios gracias a la posibilidad de acceder a educación y trabajo a distancia.
La idea rompe la dicotomía clásica entre lo urbano y rural y según Bernardo Suazo, arquitecto y vicepresidente de la Cámara Chilena de la Construcción, vino para quedarse.
“La pandemia trae consigo varias tendencias. Una de ellas es que el centro deja de ser tan demandado y aparece una zona que no es urbana ni tiene las características típicas de lo rural. Esto lo denominamos rururbano”, explica Suazo.
Se trata de un espacio nuevo, que combina los paisajes y tranquilidad del campo, con la conectividad y acceso a trabajo que tiene una ciudad.
“Las grandes urbes dejan de ser atractivas en contexto de pandemia. Son menos seguras, la movilidad es generalmente en transporte público y eso presenta riesgo de contagio”, añade el arquitecto.
“Este nuevo espacio hace que el centro sea menos relevante. Ese centro que concentra el acceso a la salud, al comercio, trabajo y educación… deja de ser atractivo”, dice.
“Lo que aparece, entonces, es una ciudad más democrática, pues deja de ser importante el “dónde” vives, con la presión que eso trae a los polos de mayor desarrollo. Lugares periféricos, antes menos atractivos, se vuelven interesantes”, concluye Suazo.
La Covid trae además modificaciones a lo más íntimo de a urbe: la vivienda misma.
Las casas o departamentos ya se están diseñando diferente, asegura Bernardo Suazo.
“Hay espacios nuevos. En las entradas de las casas para dejar zapatos y cambiarse de ropa, habitaciones destinadas al teletrabajo y terrazas. Ahora no hay proyecto que no las tenga, pues las personas necesitan esa mirada al mundo exterior mucho más que antes, cuando no había cuarentenas”, señala.
Este escenario, donde ya no hay un centro público relevante, es donde tiene lugar una nueva política.
Políticos y personas ausentes
¿Qué sentido tiene gastar dinero en instalar palomas, afiches y carteles en la vía pública para promocionar al candidato, si las personas no pueden salir a la calle?
Ninguno.
Y este es uno de los grandes cambios que ocurren con el coronavirus en el área de la política y sus comunicaciones.
Hasta ahora, las campañas incorporaban una serie de elementos: gestión en medios, entrevistas, debates públicos, y redes sociales. Hoy, todo eso, está en las redes.
Según Paulina Pinchart, analista política y asesora, “en estas últimas elecciones, los candidatos que no recibieron ayuda, los que no tomaron clases para entender las nuevas tendencias, los que no aprendieron a relacionarse mejor a través de redes… esos dejaron de estar presentes”.
Es una instrucción de manual, pero que tiene un componente adicional: los electores que no estuvieron pendientes de las redes, también dejaron de estar presentes.
“Hubo falta de terreno, por razones obvias, y con eso se dejaron de palpar las necesidades del ciudadano común y corriente”, dice.
Es que no hay algoritmo que replique la calle: honesto termómetro. En redes sociales los filtros para las preferencias pueden terminar con un usuario aislado en una burbuja de opiniones similares, de likes y comentarios favorables.
“Eso es uno de los aspectos que explica por qué costó entender el momento que está pasando la gente”, dice Pinchart.
“El político antiguo, el que le daba besos a las abuelas, ese que tomaba las guaguas, que daba abrazos… ese político queda en desventaja con el político que es capaz de incorporar lo afectivo a las redes sociales”, finaliza.
El fin de las colas en los consultorios
Las salas de espera en las urgencias y consultorios del país lucen tan despejadas, que es como si se hubieran cumplido las promesas de campaña de todos los candidatos de los últimos años.
El motivo de esto, eso sí, es, como no, la Covid.
“Ya no podemos tener salas llenad de gente, es así de simple”, señala Alejandro Torche, director del Hospital Regional, donde se ubica la urgencia más grande de la región, tan concurrida, que alguna vez hasta hospedó a personas en situación de calle.
Nada de eso queda hoy, y los motivos son en general favorables al paciente.
“Tuvimos que enfrentarnos a esta realidad cambiando jornadas, mejorando los box, mejorando el sistema de citaciones, aplicando herramientas tecnológicas”, afirma Torche.
Una de estas herramientas, la telemedicina, ha desplazado las colas físicas a listas de espera digitales.
“Es positivo, tenemos consultas por esta vía y eso nos ha permitido atender más gente”, afirma Torche.
“Por cierto, esto es una oportunidad. La telemedicina se venía trabajando antes con algunas limitaciones, entre profesionales y entre la población, hoy en día, tenemos una brecha superada, ahora las personas confían en esta nueva tecnología”, añade.
“La pandemia nos ha dado tremendas herramientas en ese sentido”, sostiene el doctor.
Servicio digital
La tendencia a la automatización, a la digitalización, estaban avanzando por su propia cuenta antes de que en Chile siquiera se supiera de la existencia de una ciudad llamada Wuhan.
Expertos avizoraban el avance del teletrabajo, del emprendimiento vía redes sociales y afirmaban que en una década o dos el cambio era inevitable.
Pero el cambio vino en un año.
El economista y académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la U. Católica de la Santísima Concepción, Andrés Ulloa, dice que “la forma en que las personas se relacionan con su empleo, tiene muchas repercusiones”.
“El trabajo telemático, vía online, significa menos movilidad y eso es de partida un beneficio al medio ambiente, por que baja la necesidad de transporte. El sector servicios cobra importancia en el soporte digital y el consumidor ya tiene la costumbre, de modo que eso va a seguir siendo importante, incluso cuando acabe la pandemia”, señala Ulloa.
La ciencia cotiza al alza
La ciencia dejó de ser un concepto abstracto, un elemento secundario donde gastar recursos públicos, y pasó a ser una prioridad.
Ello, con el añadido de que la mejor ciencia es ahora la que se desarrolla en forma local, no en los centros tradicionales en Europa y Norteamérica.
Según la seremi de Ciencias, Paulina Assmann, “En el entendido de que las crisis muchas veces son oportunidades, para la ciencia este escenario ha sido el ideal para demostrar todas las capacidades científicas y tecnológicas que existían en Chile y sobre todo, en la Macrozona Centro Sur. La pandemia, nos ha desafiado de manera que hemos podido demostrar el poderoso capital humano avanzado que tiene nuestro país”.
“Recordemos que en Biobío demostramos la capacidad de construir el primer ventilador mecánico de emergencia entre la UdeC y Asmar, en tiempo récord, Made in Biobío, además de instalar toda una red de monitoreo de aguas servidas para detectar territorios con eventuales alzas de Covid-19 en San Pedro de La Paz , entonces nos encontramos en un sistema que supo ser exitoso para la ciencia, toda vez que las capacidades instaladas se han colocado a disposición de las personas”, explica.