Ciudad

Comunas turísticas aumentan hasta un 15% su población por la pandemia

Turismo en verano, pero también migración definitiva, han aumentado la población de ciudades y pueblos que hasta ahora se consideraban periféricas, o que solo eran visitadas en la temporada estival. Los alcaldes ven la situación con optimismo, aunque represente una carga para los servicios sanitarios o de educación. Esta migración de la ciudad al campo, dicen especialistas, puede superar la duración de la pandemia.

Por: Diario Concepción 21 de Febrero 2021
Fotografía: Cedida

Por Sebastián Henríquez 

Viernes por la tarde. San Fabián de Alico. Detrás del supermercado Montana, que tiene por logo la figura estilizada de una montaña, se ve, precisamente, una montaña. Es el Malalcura, el cerro que domina el pueblo y una de las atracciones turísticas de la ciudad.

Pero este viernes por la tarde, su figura enmarca además la cola que hay para ingresar al supermercado.

Es un caso extraño para el poblado, que cuenta según el último censo con 4.607 habitantes y donde las colas no son algo usual.

Sobre todo porque en la frutería de enfrente, Girasol, también hay cola. Y hay cola en el negocio que la señora María Viscay tiene a dos cuadras.

Parte de la explicación reside en el flujo de turistas que recibe cada año este pueblo, ubicado en la parte alta del valle del río Ñuble.

El movimiento se vio aumentado este año toda vez que San Fabián de Alico ha permanecido todo el año en la fase tres del plan paso a paso, y previo a la implementación de esta iniciativa, tampoco tuvo restricciones sanitarias, como si es el caso de otras comunas turísticas de más al sur, como Pucón y Villarrica, en La Araucanía, o Puerto Varas, en Los Lagos.

Pero hay otro fenómeno, que se viene dando desde que las restricciones en ciudades más grandes como Chillán, Concepción o Santiago, entraron en vigor a mediados de año.

Y es que, según el alcalde de la ciudad, Claudio Almuna, hay un notable aumento en el número de habitantes.

“Hay gente que se vino a trabajar acá, con las posibilidades que les brindó el teletrabajo, es algo que comenzamos a notar en invierno y que se puede notar en varias cosas”, dice el edil.

Esta migración de la ciudad al campo es un fenómeno que ha propiciado grandemente la pandemia. Las posibilidades del trabajo a distancia, la conectividad que hoy existe en la mayor parte de las ciudades del país y las restricciones que ha traído consigo el Covid, la fomentan.

Desafío doble

Al revisar la lista de permisos de vacaciones entregados por la autoridad este año llama la atención el caso de San Fabián de Alico, pues 4.188 personas han hecho el trámite para viajar a esta comuna de Ñuble. Esto es una cifra casi igual al número de residentes.

Y hay más.

“Si uno compara las cifras del último censo, con otros indicadores, como el registro social de hogares, por ejemplo, vemos la magnitud de esto. El censo nos da una cantidad de cuatro mil y fracción habitantes, pero el registro sumó este año y llegamos a más de cinco mil fichas. Imagínese, un aumento del 15% de población en unos pocos meses”, cuenta Claudio Almuna.

“Está también la población que no recurre mucho a servicios del municipio, como el consultorio, pero que igual está acá. Ha habido movimiento en ese sentido por la compra de parcelas, en sectores cercanos como Macal, Maitenal o El Caracol, y también en la venta de casas en San Fabián mismo”, añade.

Otras muestras indirectas de este crecimiento se ven en el comercio, no solo en las colas que se ven en el horario punta, sino en la apertura de más locales. “Hay cosas completamente nuevas, como por ejemplo, de tecnología o de artículos de aseo y desinfección”, comenta Almuna.

Migra la demanda

En la región de Ñuble, Quillón es la segunda comuna más demandada en cuanto a destino de vacaciones. Al revisar las cifras de permisos, a la fecha son unas 9.100 personas las que han viajado a este municipio, que cuenta con 18.604 habitantes.

A ello hay que agregar, según el alcalde Miguel Peña, a unas tres mil personas que se han instalado en la zona en forma definitiva producto de la pandemia.

“Mire, usted busca un maestro acá, y es imposible, están todos ocupados, todos con contrato para construir casas, para hacer ampliaciones, y eso es tremendo”, dice Peña.

La estimación se condice con las cifras que entrega Copelec, la distribuidora de energía eléctrica que opera en Quillón y otras comunas de Ñuble. Según la compañía, en este municipio el consumo de electricidad subió un 12.79% en los meses de pandemia.

“Esto tiene un lado bueno, que es la reactivación económica de la comuna, que depende de la cantidad de personas que lleguen y de la inversión. Hoy, se nota el crecimiento, los negocios están vendiendo sus cosas, eso es beneficioso para la comuna”, destaca Peña,

“Pero también hemos tenido que prepararnos, esto significa un desafío en términos sanitarios y hay que tomar las medidas necesarias”, finaliza.

Grandes desafíos

La pandemia ha motivado viajes, a veces definitivos, comunas que antes se consideraban parte de la periferia.

En el caso de Ñuble, las de vocación turística son las más demandadas, como es el caso de San Fabián, Quillón o Pinto.

En el caso de Biobío, son las comunas de Santa Juana, Tomé y Florida, ubicadas justo en el extrarradio de la intercomuna, las que priman.

Según Claudio Arce, presidente del Colegio de Arquitectos, unas 400 mil personas han abandonado Santiago desde el inicio de la pandemia, una situación que debe ser similar a Concepción.

“Esto equivale a la quinta ciudad más grande de Chile, es un fenómeno enorme”, dice el líder gremial.

El desafío es de una escala mayor, pues esta población –esta ciudad que flota- requiere de servicios sanitarios, educacionales, comercio, recolección de basura, conexión a internet, entretención y el largo etcétera de necesidades que suelen proveer las ciudades de mayor tamaño.

“En San Fabián hemos tenido que aumentar la recolección de basura. Hay sectores donde antes pasaba un camión, pero ahora tenemos que llevar cuatro, así es la diferencia en algunos sectores”; dice Almuna.

“Esta población flotante nos complica un poco la existencia, cuando pensamos en las medidas sanitarias”, añade Peña.

Quillón, por ejemplo, debió tomar medidas especiales para la laguna Avendaño, el principal atractivo del lugar, de cara a la llegada de turistas.

El tiempo dirá qué representa a largo plazo la instalación, más permanente, de profesionales en parcelas o casas en sectores de Santa Juana, Florida o Tomé, por dar un ejemplo. Según Arce, el primer efecto es un impulso al comercio local, a lo que se añade en el mediano plazo la instalación de mejores colegios o restaurantes.

“Pienso que se trata de un fenómeno que, en principio, es positivo. Las economías locales se activan, hay movimiento, y eso es bueno para las comunas más alejadas”, sostiene Arce.

“Ahora, es un tema que hay que ver porque no sabemos cuánto va a durar, ni si se va a mantener después de la pandemia”, acota.

“Sucede que hay un porcentaje de personas que están reacios a volver a la ciudad… la ciudad se está poniendo menos atractiva, porque los valores de la ciudad, de intercomunicarse con otras personas, de compartir, se han ido perdiendo porque la pandemia no lo permite”, finaliza el arquitecto.

La ciudad flotante

Se estima que sólo desde la capital, producto de la pandemia han migrado unas 400 mil personas. Esto es, más del doble de la cantidad de habitantes que tienen comunas grandes, como Concepción (237 mil habitantes) o Talcahuano (158 mil habitantes).

Se trata de un fenómeno global, que en el caso de Europa por ejemplo, ha permitido revertir en parte el despoblamiento de la campiña. “Se trata, eso sí, de pueblos que aunque tengan tres mil habitantes o menos, cuentan con servicios. El cambio puede ser más brusco en el caso de Chile”, advierte Arce.

En todo caso, el fenómeno puede convertirse en un aliciente para que comunas menos pobladas cuenten con sucursales bancarias o mejor internet.

“Eso va a tomar algo más de tiempo”, finaliza Arce.

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