El tradicional barrio gastronómico de Plaza Perú se reactivó en fase 2, dando esperanza a sus locatarios. Con la llegada de la Fase 1 a la comuna, se acaban las terrazas y con ello la convivencia que, para muchos, aunque por poco tiempo, entregó un atisbo de normalidad.
Con pensamientos encontrados los locatarios del tradicional Barrio Universitario, aprovechan los últimos días para amenizar con sus preparaciones a los miles de clientes que llegan a diario, luego que el anuncio de cuarentena les volviera a recordar el duro momento que cruza el rubro.
Uno de ellos es Bar Concepción, que en la búsqueda por volver a un rápido funcionamiento “lo más normal posible”, adecuaron sus instalaciones de Av. Chacabuco 1224, para que esta contara con todas las medidas sanitarias exigidas por la ley, tanto en aforo máximo como en higiene, tal como lo comenta José Mora, administrador del local.
“Volver a ver el bar lleno de público nos puso muy felices. Lo vimos empolvado por el desuso, entonces atender de nuevo fue una maravilla, desde el primer schop en adelante siempre el comportamiento del público ha sido impecable”, comentó.
Quienes también vieron cómo paulatinamente el barrio se fue reactivando, y con ello, la vuelta a una “dinámica más normal”, fueron las trabajadoras de Que Leo Concepción.
A pesar de no pertenecen al rubro gastronómico, el hecho que el flujo de personas aumentara les generó varios beneficios, entre ellos, mayor seguridad y la posibilidad que entraran más visitantes a la tienda.
“Tuvimos una evolución desde el principio, con un mes completo cerrado, tuvimos que reactivarnos por redes sociales, fue difícil. Creamos una página web y con eso nos cambió la vida. Desde ahí empezamos con despacho a domicilio y recién en diciembre comenzamos a vender desde la puerta (…). Cuando abrieron las terrazas fue como volver a la normalidad”, sentenció María Sentis, dueña de la librería frente a la característica pileta del sector.
De hombros encogidos, pero con el local lleno. Tomas Acuña, uno de los dueños de Bar Callejón, afirma que hace tiempo estaban esperando que llegara la cuarentena, dado que en su visión la situación de los contagios es crítica, pero que el cierre de terrazas no deja de ser un golpe muy duro.
A pesar de ello, sostiene que el contexto ha ayudado a que entre los locales se apoyen, dado que muchos dueños no solo son comerciantes, sino que amantes del barrio aledaño a la Plaza Perú.
“Se generó un fenómeno que desde la imposibilidad de trabajar nacieron estas oportunidades, hay un proceso que ha sido súper revitalizante y ésta siendo un aporte para Conce. La vocación de quienes estamos viviendo en el barrio es más que comercial, las ganas están puestas que este sea un aporte cultural”, dijo Acuña, también fundador y secretario de la Asociación Gremial Barrio Gastronómico Plaza Perú.
Igual de tradicional que el barrio, Café Neruda es uno de los emblemáticos destinos que todo aquel que se hace llamar penquista, alguna vez ha pisado. Con 20 años de historia y una carta accesible a cualquier bolsillo universitario, tuvo que parar desde el comienzo de la pandemia, al no estar las condiciones para continuar en el funcionamiento.
Luego de casi ocho meses en pausa, y con el miedo de que el público no llegase, dieron el punto de partida con nuevas terrazas durante la primera semana de enero 2021.
“Me dio una emoción muy grande el de volver a ver gente que por años venía al local desde su época universitaria. Comenzamos a hacerlo productivo y a dar trabajo. Hemos sentido mucho cariño”, afirmó Hernán Díaz, quien desde mañana deberá guardar nuevamente las siete mesas dispuesta para el uso de los clientes.
Si bien son muchas las mesas vacías que dejará la cuarentena en Concepción, han sido muchos más los rincones vacíos que han quedado en la casa de cientos de penquistas, por eso el llamado es a cuidarse y respetar la medida, por lo lamentosa que esta sea.
Una de las medidas más criticadas de los cambios anunciados en el Plan Paso a Paso, fue la instauración de una prohibición en las fases 2 de Transición y 3 de Preparación, para contar con música en vivo y envasada en terrazas. El argumento estaría en que el volumen alto de la música, aumentaría la posibilidad de contagio, dado que las personas tienden a hablar más fuerte y, por lo tanto, a soltar más saliva. “La información disponible ha demostrado que esto aumenta el riesgo de diseminar la infección”, dice el documento elaborado desde el Minsal.
Para el secretario del gremio que agrupa a los locatarios de Plaza Perú, bastaba con solicitar mantener la música baja. “La medida es nefasta, ir a un lugar y que no haya música es muy complejo. Eso se podría controlar exigiendo música más baja”, explicó el abogado, Tomás Acuña dueño de Bar Callejón.