Eso sí, reconocen especialistas, la respuesta a este desafío no está tanto en nuevas ideas como en mirar la experiencia de barrios consolidados. Y ejemplos hay bastantes.
Sebastián Henríquez
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Para Guillermina Miranda, hay una calle de Concepción que es como una frontera internacional.
“Es increíble, la diferencia que hay en cómo se vive la pandemia, de un lado o de otro”, cuenta la presidenta de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos en Concepción.
La calle a la que se refiere es 21 de Mayo, y la diferencia enorme entre la vereda que da hacia el centro, y la que está más cerca del río, quedó patente desde que comenzaron las restricciones sanitarias en la ciudad, producto del coronavirus.
“En Lorenzo Arenas las casas son de calidad, son antiguas pero mire todo lo que han aguantado. Tienen patio, hay espacios verdes, tenemos el Cesfam, la Vega y si queremos salir, está la Laguna Redonda, donde uno puede entretenerse pero con distancia”, describe Miranda, que vivió su infancia en el sector.
“Ahora, uno cruza 21 de Mayo y es diferente, ahí las casas son más chicas, hay hacinamiento y no hay consultorio ni parque. Es bien diferente, un mundo distinto”, asegura.
El relato de la dirigente vecinal pone en relieve que los barrios vivieron en forma bien diferente la pandemia, sólo por haber sido construidos en forma distinta. Se trata de una preocupación global.
Una reciente declaración de António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, advierte que la pandemia ha puesto a prueba las ciudades, y ha demostrado que “ahora es el momento de repensar y dar nueva forma al mundo urbano, es el momento de adaptarnos a la realidad de esta pandemia y las pandemias futuras”.
En el Gran Concepción, alcaldes, planificadores y urbanistas han tomado nota de las lecciones que ha dejado la emergencia sanitaria y de qué modo se puede enfrentar de mejor manera una situación similar en el futuro.
Lo curioso, señalan algunos especialistas, es que las respuestas no están tan lejos ni tan distantes en el tiempo: vivimos con ejemplos funcionales, barrios activos del Gran Concepción que nos muestran, como Lorenzo Arenas, cuáles son las claves de cara a la próxima pandemia.
El crecimiento acelerado del Gran Concepción, sobre todo en la última década, se desarrolló hacia sus comunas periféricas al tiempo que concentraba los servicios y comercio en el centro.
El Estado intentó resolver esta problemática modernizando el transporte público de la ciudad, y creando más y mejores vías que comunicaran estos nuevos barrios con el sector central.
La pandemia, sin embargo, trajo consigo restricciones a la movilidad, confinamiento y falta de confianza en el transporte público, lo que puso de cabeza el esquema.
Los vecinos quedaron de golpe sin posibilidad, o ganas, de moverse de un lado a otro, y esto se vivió muy diferente según el lugar.
Iván Poduje, arquitecto de Atisba, una consultora, dice que en el Gran Concepción “hay viviendas obreras y de empleados particulares que se diseñaron muy bien, como la remodelación Paicaví, que además está bien ubicada y tiene buenos accesos”.
Como ejemplos, cita además otros lugares. “Me parece interesante en desarrollo de las villas en San Pedro de la Paz que se hicieron para trabajadores de Huachipato”.
El presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, Sergio Baeriswyl, señala que “en el pasado todos los barrios eran de 15 minutos, pero la expansión de las ciudades sustituyó esta condición por la movilidad vehicular desdibujando las ciudades. Hoy tenemos una razón más para volver a diseñar barrios más caminables, ciudades más descentralizadas y peatonales”.
Claudio Arce, presidente del Colegio de Arquitectos en Concepción, plantea que hay una fórmula que se perdió. “En lo arquitectónico la discusión se redujo a metros cuadrados, que si bien sería un factor, no logra hacer presente la importancia de mejorar el diseño a partir de la calidad y cualidades espaciales, tanto en la arquitectura habitacional, como de trabajo, la movilidad, la salud, el ocio y todas las demás”, asegura.
Las medidas que se fueron tomando durante el año para contener el avance del coronavirus, demostraron que las ciudades del país y sus barrios funcionan de forma bien diferente.
Por ejemplo, en el caso del Gran Concepción, el cordón sanitario entre San Pedro de la Paz y Concepción provocó tacos no vistos desde que el terremoto de 2010 echó abajo dos puentes.
Y es que, a pesar de que la intercomuna tiene millón y medio de habitantes, la capital del Biobío tiene sólo un centro. Es allí donde están el Hospital, los bancos, universidades y las sucursales de las AFP, por ejemplo.
Lo que recomiendan los especialistas en planificación es crear una ciudad de “15 minutos”, donde las distancias entre el usuario y los servicios no sean tan grandes, y reducir la densidad urbana.
Se trata, de hecho, de la principal advertencia del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, que elaboró un documento, denominado “Recomendaciones para las ciudades chilenas frente a la pandemia 2020”.
El informe dice que hay medidas como acercar los servicios a los barrios, o fomentar el subsidio al arriendo para reducir el hacinamiento. También, por cierto, se puede acudir a medidas temporales, o de urbanismo táctico que, según el documento, “faciliten la circulación de las personas y su acceso a los diferentes servicios, manteniendo las distancias de cuidado”.
El presidente del organismo, Sergio Baeriswyl añade que “debemos volver a poner en valor el concepto de ciudad saludable, en la cual se asegure que cada familia cuente con una vivienda con condiciones mínimas para el encierro, con buenas condiciones de habitabilidad, con mejor acceso a los espacios públicos, plazas, parques y servicios de todo tipo, sin depender del auto o el transporte público y con buenas condiciones de acceso a las comunicaciones en especial de tipo digital”.
Para Arce, “la pandemia aparece como un nuevo desafío, pero a la vez como una tremenda oportunidad para replantear el relato de la ciudad a partir de los defectos y problemas que se han hecho evidentes en las urbes, sus espacios públicos, la arquitectura implantada, la segregación territorial, la sustentabilidad ambiental, las respuestas inmobiliarias, el transporte público y la movilidad entre otro de los múltiples factores involucrados en esta construcción humana”.
De hecho, estos temas serán parte clave de la Trienal Sur del Mundo, cuya organización encabeza Arce.
La instancia, cuenta Arce, “culminará con una importante muestra a finales de año en Concepción y donde esperamos aparezcan las propuestas y soluciones, desde el mundo de la academia, el ámbito público, los gestores inmobiliarios, así como el urbanismo y la arquitectura en general”.
En tanto, desde los municipios, se plantea que hay que pensar la planificación a más largo plazo, y que las posibilidades para ello, están.
“Actualmente hay “cortoplacismo aumentado” en la raíz de las crisis que estamos enfrentando, pero creo que contamos con talentos humanos para contrarrestarlo. Hoy más que nunca tenemos muchos desafíos a largo plazo, como esta pandemia o el cambio climático”, plantea Carlos Muñoz, alcalde (s) de San Pedro de la Paz.