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Educación: la oportunidad que ha traído la crisis

En un escenario que prevé mantener las clases en línea, disminuir la brecha informacional es necesario para un eficiente uso de las tecnologías.

Por: Alejandro Valenzuela 27 de Diciembre 2020
Fotografía: Cedida

A esta altura no es sorprendente hablar sobre los cambios que ha sufrido el modelo educativo tradicional producto de la Covid-19. Transformación que ha ido de la mano de un fuerte uso de las nuevas tecnologías, el gran esfuerzo de los docentes, la disposición de los estudiantes y el apoyo de las familias que están detrás de ellos.

En un contexto donde el riesgo de contagio no permite desarrollar actividades lectivas dentro del aula, los softwares y herramientas digitales se han vuelto en una oportunidad para un desarrollo eficiente de las dinámicas educativas.

Oportunidad

En aquel frente trabajan arduamente desde Cicat con “Profes al rescate” , “Doble Check”, “Conectate con la PDT”, tres iniciativas locales que dieron cuenta durante 2020 que se pueden generar propuestas de clases online, sin la necesidad de contacto físico.

En la mirada de su director, el académico UdeC, Juan Carlos Gacitúa, la principal experiencia que presenta la educación en cuanto a la digitalización es que se han descubierto nuevas herramientas y estrategias para desarrollar aprendizaje de los estudiantes. Ejemplo de ello es el uso de aplicaciones móviles y softwares de video conferencias, no obstante, puntualiza deben verse como un complemento.

“En ningún caso las estrategias digitales reemplazan la educación presencial y las interacciones que se producen dentro del aula. Sin embargo, esta pandemia nos ha enseñado que si se utilizan con eficacia pueden ser un estupendo complemento para el desarrollo y aprendizaje realmente significativo”, explicó Gacitúa.

La proyección que hace el académico de dichas dinámicas tiene directa relación con la flexibilización de la práctica educativa, el desarrollo de la creatividad y la innovación por parte de los profesores. Junto con vislumbrar que parte de los contenidos poseen una necesidad más estricta de ser impartidos.

“Esta pandemia nos ha mostrado que contamos con un currículum tremendamente rígido. Sobrecargados de contenidos y que confía poco en la capacidad de los profesores para poder desarrollar proyectos propios que sean más pertinentes a las realidad de los propios estudiantes (…). Creo que en los próximos años deberíamos aprovechar esa oportunidad para flexibilizar e impulsar a los establecimientos a desarrollar proyectos educativos más innovadores y más abiertos”, explicó.

Brecha informacional

Como explica Boris Figueroa, presidente del Colegio de Profesores del Biobío, un profesor que tenga cuatro cursos, con un promedio de 35 alumnos por sala, tendrá 140 que atender. Según sus estimaciones, 100 escolares quedarán con dudas, que deberán ser resueltas a través de WhatsApp o videos explicativos por parte del profesor.

“Este fue un año realmente muy complicado donde hubo que usar todo el ingenio y la creatividad para llegar a cada uno de nuestros alumnos, así y todo no se alcanzó al 100%, ya que los alumnos no tienen la conectividad”, afirma el docente.

Para Juan Carlos Gacitúa el problema principal más que en la brecha digital, está en la brecha informacional, es decir, no sólo basta con tener equipos, sino que se hace con los mismos.

“Entregarle nuevos teléfonos o computadores a los profesores y estudiantes no resuelve absolutamente nada. Acá hay un tema que tiene que ver con un cambio del paradigma. Que permita generar aprendizaje más abierto, colaborativo y utilizar de manera eficiente los recursos de la red”, concluyó.

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