El sistema transporte público debe responder a las necesidades locales, incluyendo todos los modos. Eficiencia, comodidad, limpieza y seguridad es la tarea de la locomoción regulada.
Es innegable que los cordones sanitarios, controles vehiculares y el adelanto del Toque de Queda decretados producto de la Covid-19 han generado congestión en el Gran Concepción. Tacos kilométricos y demoras de más de dos horas para cruzar tramos que, usualmente, no tomaban más de 20 minutos han sido parte del panorama.
Sin embargo, la congestión no es algo nuevo en la zona, antes de la llegada del virus, los especialistas en transporte ya evidenciaban que los mayores problemas de movilidad ocurrían en la costanera, acceso a los puentes, autopista El Trébol, Ruta 160 y avenida Los Carrera, por nombrar algunos. Todas vías que estaban al límite de su capacidad.
El cambio de la población hacia la periferia ha producido puntos críticos de desplazamiento, que demuestran falta de infraestructura, pero, además, que el transporte público no responde a las necesidades de movilidad del Gran Concepción, aseguró Juan Antonio Carrasco, profesor de Ingeniería Civil y especialista en Transporte de la Universidad de Concepción.
Eso sí, advirtió que la solución a la congestión no está sólo en crear vías que, en general, serán utilizadas por particulares con mayores recursos, sino en responder a la necesidad de la comunidad en general “con un buen sistema, que sea integral, pensando en los desplazamientos de cicilistas y peatones para así desincentivar aún más el uso del auto (…). Es una crónica de una muerte anunciada si seguimos apostando al automóvil”.
Carrasco, quien además es investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable, Cedeus, aseguró que el aumento de los vehículos circulantes no se puede solucionar a corto plazo sólo con regulación de semáforos o terceras pistas como sucedió en la Ruta 160, sino que, además, se debe pensar en incluir vías exclusivas para la locomoción pública en la mayoría de los puntos que puede ocurrir colapso que cuenten con fiscalización, crear virajes específicos o rediseñar las intersecciones más complicadas.
El cordón sanitario, dijo, logró disminuir los flujos desde las comunas que lo tuvieron hacia afuera, “pero el gran alegato nuevamente fue de los automovilistas, porque el sistema de Biotrén y buses no tuvieron grandes impactos de espera”.
El adelantamiento del Toque de Queda puede ser una solución efectiva, si se realiza con coordinación con empresas y servicios, para que los empleados se retiren antes. “La autoridad reconoció el error, pero todavía les falta comprender lo que significa la experiencia de viaje”.
Para marzo, se deberán ajustar sí o sí los horarios de movimiento, se deben diferir entradas y salidas a trabajos y, sobre todo, según dijo, coordinar con colegios y universidades que reiniciarán clases presenciales, medida que a su juicio fue la que logró la mayor disminución de la movilidad.
Pasada la pandemia, según explicó, se requiere invertir en el transporte público, a través de subsidios para mejorar la calidad del servicio, que ahora es diametralmente distinta si se compara con el vehículo particular, pues los buses son camiones con asientos, espacios limitados y sin aire acondicionado.
“Deben ser más eficientes en frecuencia, velocidad y seguridad, integrados al Biotrén y a los sistemas suburbanos(…), recursos que son socialmente rentables”.
La oportunidad para el cambio está, según Carrasco, en el Plan de Transporte Urbano del Gran Concepción “gracias al último de 2002, está Paicaví y otras (…), privilegiar los recursos para realizar buenos proyectos con una mirada más allá de lo técnico, que sea una mirada de ciudad y que cuente con voluntad política para asignar recursos”.
Se debe, a su juicio, emparejar el uso espacio público, sacando estacionamientos del centro, crear más ciclovías, densificar en altura generando incentivos de para que quienes viven en dichos lugares no necesiten usar el auto, descentralizar los servicios y llevarlos a los barrios.
En todas las iniciativas antes mencionadas tendrá, según Carrasco, un papel fundamental el nuevo Gobernador, respondiendo a las necesidades de la comunidad.
El flujo vehicular que se observa en Concepción es según la ingeniero civil y especialista en transportes, Solange Loyer, igual a la de marzo. “Equivalente al de un marzo habitual antes de entrar a clases. Lo que no debería ocurrir porque estamos en pandemia. Durante la primera mitad de la pandemia los flujos disminuyeron, pero estos han ido aumentando en los últimos meses”.
Lo más preocupante, acotó, es que los viajes en transporte público disminuyeron en contraste con los de vehículos particulares que aumentaron. “Puede deberse a que las personas prefieren el auto por sobre la micro, por ser esta última una fuente de contagio mayor. Esto explica que haya congestión en algunos puntos pese a la menor cantidad de viajes”.
Los puntos de congestión en el Gran Concepción, según Loyer, son los mismos que había antes, pero producto del Toque de Queda han habido algunos cambios. “La punta tarde se adelantó y es más concentrada, similar a lo que ocurre en la punta mañana”.
Si bien la decisión de adelantar el Toque de Queda pasa por un tema sanitario, para Loyer, este tiene un efecto en el sistema de transporte e intensifica el problema de la congestión en algunos puntos de la ciudad producto del aumento de uso del vehículo particular.
Luego, según Loyer, “si la reducción de contagio por el Toque de Queda adelantado es muy bajo, es decir, si resulta no ser tan efectivo como medida sanitaria, habría que re-estudiarlo, dado que genera un problema de transporte porque los viajes se van a concentrar más temprano y en un período más breve”.
Para Loyer las medidas decretadas no son suficientes para controlar la expansión del virus, a su juicio, se debe cambiar las conductas, educando a la comunidad. “Valoro lo que se ha hecho, pero creo que las campañas e iniciativas para generar conciencia no han sido efectivas. Basta con ir al centro y es como si no pasara nada, está lleno, incluso, con familias que salen con sus niños”.
Agregó que se debe ser creativos en las campañas de Covid-19, usando distintos canales, referentes sociales, celebridades o influencers y que se establezca un plan que incluya a todos los colegios, tal como ocurre con terremotos y tsunamis.
En cuanto a los problemas de transporte y congestión en general, si bien se requiere de infraestructura y otras medidas, para la especialista, la única solución efectiva a largo plazo es controlar la cantidad de vehículos particulares que circulan, priorizando otros modos como el transporte público. “Pero para que la ciudadanía deje su vehículo en casa se debe mejorar la calidad del servicio y ofrecer una mejor experiencia de viaje”.
En el Gran Concepción, dijo, se ha priorizado la inversión en vías exclusivas de transporte público, lo que es muy bueno, pero sólo tiene un efecto en el tiempo de viaje. Pero la decisión de preferirlo no sólo depende del tiempo. Un estudio realizado por Daniela Cuevas, de la Ucsc en 2009, sobre lo que los usuarios valoraban en el uso de locomoción pública, reveló que el tiempo de viaje pesaba en un 50% en esta decisión y la mitad restante dependía de otros niveles de servicio como la comodidad, seguridad y confiabilidad del modo.
Loyer señaló que como sociedad hemos crecido y evolucionado. “Décadas atrás cuando uno pensaba en transporte público, lo hacía desde el punto de vista del tiempo y asignaba menos valor a la comodidad, seguridad o confiabilidad del servicio, es decir, era lo que era. Pero ahora es distinto. Los corredores exclusivos de transporte público no son un incentivo suficiente para que las personas decidan dejar su vehículo”.
Hoy existe, según la especialista, mayor facilidad para acceder a un vehículo particular por lo que si se quiere tener una ciudad limpia y libre de congestión, se debe hacer un esfuerzo, lo antes posible, para perfeccionar la operación del transporte público y el diseño de sus vehículos, de manera de mejorar la experiencia de viaje de los usuarios.
Los buses que, actualmente, son camiones modificados para transportar pasajeros, según Loyer deben aumentar su estándar y diseño espacial y con accesos para personas con restricciones de movilidad.
“Nosotros enviamos a estudiantes de primer año de Ingeniería Civil a la calle personificando usuarios con algún tipo de restricción de movilidad como: sillas de rueda, muletas o coche de guagua, para evaluar las facilidades de transporte. Los mayores problemas detectados son el poco respeto y empatía de las personas y el diseño de los buses desde el ancho de la puerta y la altura de los escalones que dificultaba su acceso, hasta el ancho de pasillo y distribución de asientos”.
Si a eso se suma el mal olor de los buses y trato del chofer “queda una imagen clara de una mala experiencia de viaje y quién va a preferir esto a un auto (…). “Si no se realizan estos cambios podemos decir que la congestión llegó para quedarse”, sentenció.