El desgaste que provoca el confinamiento prolongado, unido a una desconfianza hacia autoridades son la piedra de tope para cumplir con las medidas sanitarias.
La visita masiva que más de 300 personas realizaron el lunes a la playa Ramuntcho de Hualpén, a pesar de estar en vigencia una cuarentena total, deja entrever la porfía del chileno, que busca evadir las reglas y salirse con la suya, aunque en este caso su comportamiento pueda acabar con su vida.
El incumplimiento de las medidas sanitarias, que en la Región ya suma 16.990 detenidos por Toque de Queda y 13.983 en cuarentena, revela la incivilidad de la comunidad.
“El 10% de las personas fiscalizadas cae detenida y eso significa que la gente no está respetando la medidas, a pesar del riesgo que implica el virus”, manifestó el intendente Sergio Giacaman y aseguró que les preocupa los “los alcances, contagios y brotes, que pueda tener el Ramuntchazo”.
Las causas de la visita a Ramuntcho, así como de otras incivilidades, como fiestas masivas que se han visto en la Región y el país, son multifactoriales: cultural, relacionado con el momento histórico que estamos viviendo y el desgaste que implica un confinamiento prolongado.
Rodrigo Roa, sociólogo de la Universidad de Concepción, aseguró que el quebrantamiento de las normas es multicausal, marcado desde la educación y la economía por un individualismo “que nos lleva a pensar que mientras yo esté bien, da lo mismo el resto”.
La desconfianza en las autoridades y desconocimiento de la comunidad sobre el virus, sumado a una baja percepción de riesgo, impulsado por “discursos de una mejoría, pero que sólo se basa en algunas regiones, como la Metropolitana (…), es un problema de administración que probablemente va a hacer que se alargue la pandemia”, estimó Roa.
Para Deisy Chandía, socióloga de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, la cultura gregaria “de reunirse los fines de semana con la familia o amigos, pasa la cuenta y cuesta mucho más tener una responsabilidad individual, hacer sacrificios por otros, pues tenemos vínculos fuertes”.
El respeto por las reglas que tienen, por ejemplo, las culturas orientales es diametralmente distinta con la chilena y latina, que se relaciona, también, con el control social, que si bien existe, se ve debilitado por la desconfianza a Carabineros, policías y por el discurso de las autoridades.
“Hace algunos días el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sale victorioso después del contagio (…), finalmente, lo que está comunicando es que es algo pasajero, que no provoca mayor daño y eso, a pesar de la distancia, nos afecta en ese sentido”, acotó.
Y en nuestro país, los errores comunicaciones que se generaron con el Fondéate en casa, que primero liberaba a toda la comunidad para salir durante Fiestas Patrias, pero que sólo tras el reclamo de alcaldes y del intendente Giacaman se restringió en zonas en cuarentena y limitar a un permiso en las comunas más avanzadas en el plan Paso a Paso.
Otro factor en contra es la falta de experiencia sobre un pandemia, que hace, como en el caso de Ramuntcho, seguir a la masa , lo mismo que sucede en las protestas. “La masa hace sentir más temor (…) y, principalmente, se da en los más jóvenes, en sentirse libre y superior. a mi no va a pasar y soy fuerte”, son también parte de la fórmula aseguró Chandía.
“Una cultura no muy seguidora de reglas, que viene desde nuestros pueblos originarios; la crisis de las instituciones es muy fuerte, la gente no le da credibilidad a las autoridades y como no se ha llevado bien el confinamiento, no ha habido apoyo del Estado, la gente se revela”, afirmó Pamela Vaccari, psicóloga de la Universidad de Concepción.
El hastío que provocan las cuarentenas llevan a que muchos piensen “qué me va a pasar si salgo” y en ese sentido Vaccari afirmó que la campaña sanitaria debería apuntar a los riesgos del virus, darles cara a los fallecidos como se hacía a un principio de la pandemia, lo que implica una muerte y la limitación de ritos como el funeral.
Manifestó que se debe tener una mirada más colectiva y reparar la crisis institucional existente.
Así, el punto de inflexión sólo se dará cuando aparezca la vacuna, aunque lo ideal, según Roa, es que la educación se centre en la cooperación, más que en el individualismo y la competencia “es una solución a mediano y corto plazo que se debe abordar”.
Teorías conspirativas, aunque la ciencia demuestre lo contrario, plantean que el virus no existe o que fue creado para controlar la población, pueden llevar al incumplimiento de las reglas, aseguró María José Millán, psicóloga de la Universidad Andrés Bello.
Otros simplemente se rehusan a cumplir las medidas porque piensan que no se van a contagiar, que “el virus no les afectará de forma grave porque no conocen a nadie que se haya contagiado y no lo ven como una amenaza”.
Producto de la crisis sanitaria, también, según Millán, hay una percepción de urgencia al hacer las compras, reflejado al inicio de la pandemia con supermercados colapsados y escasez de algunos productos.
La angustia se puede tornar inmanejable y dificultar el control de los impulsos, tolerar la incomodidad o posponer sus deseos y prefieren responder a su satisfacción, que implica, entre otras cosas, reunirse con amigos, salir a espacios públicos, a la playa u otros lugares que implica mayor exposición.