En septiembre comenzarían las pruebas de vacunación. Actualmente, se está trabajando en el protocolo ético, el cual debe ser aprobado por el ISP.
En mayo se comenzó a hablar que Chile sería uno de los países donde se probaría la vacuna experimental en contra de la Covid-19, información que se ratificó durante junio, prueba que requerirá entre tres mil y cinco mil voluntarios, principalmente de la zona metropolitana, sin descarte de extender las pruebas a otros centros urbanos como Valparaíso, Concepción, Temuco y eventualmente zona norte del país, en la medida que se cuente con la infraestructura adecuada para poder hacer los ensayos de manera segura.
Actualmente, se está trabajando en el protocolo ético para dichos ensayos, el cual debe ser aprobado por el Instituto de Salud Pública (ISP) y será administrado por científicos de la Universidad Católica (gracias a la firma con el laboratorio chino Sinovac Biotech), en conjunto con el Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia.
No obstante, han surgido dudas sobre por qué se eligió a Chile para la prueba experimental, que académicos de medicina de las casas de estudio de la Región del Bío Bío intentaron responder.
“Chile tiene la opción de participar en este tipo de ensayos porque tiene una estructura y un sistema de salud muy bien organizado y ordenado, reconocido internacionalmente. Tiene además un sistema de salud integrado en el cual está inscrito más del 80% de la población, además de contar con una enorme experiencia en salud pública”, explicó la presidenta del comité ético científico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, Dra. Isabel Cottin.
En cuanto a los resguardos bioéticos para realizar estas pruebas, la profesional UdeC, comentó que “existe la Ley 20.584 que protege los derechos y deberes de los pacientes en la atención de salud, y para estos casos en particular esta ley regula la Investigación científica en humanos. La participación es voluntaria y tienen derecho a retirarse en cualquier momento, que se suscriban seguros por eventuales efectos adversos graves, además de regular el protocolo propiamente tal”.
Desde la Ucsc, la epidemióloga y parte del departamento de Salud Pública de la casa de estudios, Dra. Maritza Muñoz, indicó que el pensar que somos “ratas de laboratorio” como se dijo a través de redes sociales es equívoco, puesto que esto es un proyecto consolidado, los que vienen en fase tres, o sea que ya fue probada en China y en un principio serán probadas en personas sanas del área de la salud, que no hayan estado contagiados, la idea es replicar la población mundial, la que una vez probada podrá salir al mercado”.
En tanto, la docente investigadora del Centro de Bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad del Desarrollo, Dra. Sofía Salas, agregó que “las posibilidades en nuestro país se dan porque aún hay brotes activos, por lo que se puede testear su eficacia para prevenir la enfermedad, además, existe larga tradición de participación en ensayos clínicos, lo que significa que existen equipos entrenados para realizar estos ensayos de manera segura”.
Los voluntarios responderán una encuesta y serán sometidos a exámenes de sangre que confirmen su estado de salud y periódicamente serán controlados, en busca de cualquier síntoma o efecto adverso en su salud, que pueda atribuirse a la vacunación.
“Estos serán parte de un estudio multicéntrico, es decir de varios centros, que en este caso específico incluye varias universidades y regiones del país. Se espera contar con voluntarios que sean mayores de edad, sanos, no portadores de condiciones de salud que puedan verse agravadas por algún efecto adverso de la vacunación”, aclaró la docente de ética médica de la Universidad Andrés Bello (Unab), Dra. Adela Contreras.