El aislamiento y la falta de servicios sanitarios hace difícil el control de la pandemia. Municipios aportan con agua y el Ejército repartirá en los próximos días kits de higiene a casi la mitad de los hogares.
Quedarse en casa y lavarse las manos son claves para evitar la Covid-19, fáciles de cumplir para la mayoría, no así para 6 mil 346 personas de la Región, que viven en 131 campamentos, la mayoría en Lota, Talcahuano, Concepción y Tomé. Lugares en que prima el hacinamiento y no hay servicios básicos.
“Lo que viven día a día, ahora aparece con claridad, las brechas (…). El hacinamiento, falta de condiciones mínimas de higiene y el acceso al agua son temas complejos (…). Vemos que las medidas (de prevención) del Gobierno no están enfocadas a todos los ciudadanos”, dijo Camilo Rojas, jefe Inmobiliaria Social – Zona Sur de Techo.
Agua asegurada para todos los campamentos, vacunación contra la influenza y entrega de kits de emergencia, donados por Unilever, son parte de las acciones que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo ha realizado para enfrentar la pandemia.
James Argo, jefe local de la cartera, aseguró que todos los asentamientos tienen agua, gracias a acuerdo con municipios, y que mantienen contacto telefónico con los dirigentes para determinar posibles casos de Covid-19.
“Tuvimos dos casos sospechosos, uno en Talcahuano y otro en Los Ángeles, que afortunadamente fueron descartados”, relató Argo.
El Ejército entregarán kits a 3 mil 320 familias de 61 campamentos de la Región, priorizadas por alto número de adultos y niños, para el resto está siendo gestionado.
Las medidas fueron reveladas por el diputado RN, Cristóbal Urriticoechea, aunque reconoció que nada es suficiente mientras las familias que viven en campamentos no cuenten con espacio y oportunidades para enfrentar cualquier crisis.
El jefe de Acción Sanitaria de la Seremi de Salud, Hugo Rojas, dijo que en consideración a las más de 6 mil personas que viven en campamentos, con deficientes condiciones sanitarias, aumentaron las fiscalizaciones para detectar fallas de agua potable, aguas servidas y manejo de residuos, reforzar medidas de prevención de contagio y a reconocer a tiempo síntomas de Covid-19 para evitar contagios.
En una de las 145 viviendas que integran el campamento Villa Jericó de Lota vive Angelina Rivas, más conocida como Gina, dirigente del asentamiento en el que viven 250 familias y donde el hacinamiento, producto de familias allegadas, aumenta cada vez más.
A pesar de que cada familia de su campamento cuenta con agua potable, aunque 35 de ellas sin medidor, temen el contagio del virus. “Recién ayer (martes) vinieron a sanitizar los pasajes, pero de manera manual, porque como son estrechos no pueden pasar vehículos, pero ha sido todo (…). Lo que necesitamos urgente y esperamos que nos puedan regalar son mascarillas y alcohol gel”.
Se comunican entre los vecinos por un grupo de WhatsApp, para advertir cualquier posibilidad de contagio o necesidad y, en el caso de los adultos mayores que viven solos, los dirigentes se encargan de visitarlos. “Existe una alta preocupación porque tenemos 35 adultos mayores y 30 niños que pueden ser víctimas de contagio, al igual que la gente que tiene que salir a trabajar por eso nos vendrían bien mascarillas y alcohol gel”.
La dirigente afirmó que en el campamento tienen un foco de insalubridad que se arrastra por años y del que ninguna autoridad se ha hecho cargo. Relató que “hay 34 familias, a las que les llega agua porque se les comparte, pero que no tienen alcantarillado, sus desechos se van por una zanja abierta”, que atraviesa el campamento de Lota Alto y se depositan en la cancha el Chiflón.
