Incertidumbre por cómo se desenvuelve el virus en el medio ambiente y los posibles efectos que trae la estación más crítica del año, generan preocupación de cara a los meses de mayo y junio, periodo donde se vislumbra el peak de contagios.
Una de las principales preocupaciones que existe en relación al COVID-19 es el origen del virus. Dicho desconocimiento ha generado otros problemas, por ejemplo, la forma de abordar la patología y el descubrimiento de algún antídoto que sirva como cura a la enfermedad.
Recientes estudios científicos indican que la crisis generada por el virus está relacionada con la devastación de los ecosistemas, lo que podría ser una oportunidad para que la humanidad tome consciencia de los impactos que puede tener el cambio climático en el planeta.
En ese sentido, para Bío Bío, una de las regiones más contaminadas del país, por la cantidad de emisiones que generan las empresas, se visiona un difícil panorama, sobre todo, si se considera que se acerca el invierno, donde la contaminación por la utilización de leña hace incrementar dichos índices, aumentando las enfermedades respiratorias.
“Lo que se vio en China es que por la pandemia se registró una baja de emisiones. El aire se limpió, fundamentalmente, por las industrias que pararon y la restricción vehicular. En la Región, vivimos en una zona que se calefacciona mayoritariamente por leña y temo que llegado el invierno no tengamos una mejora significativa en la calidad del aire, porque las industrias no han cesado sus funciones”, comentó el diputado, Félix González (PEV).
El parlamentario agregó que detener el funcionamiento de empresas contaminantes sería beneficioso para afrontar de mejor manera la pandemia, pero acá se está priorizando la economía. “Si se detuviera el funcionamiento de algunas industrias (aunque sea por unos días), sería de beneficio para la Región y el país. La economía no puede estar por sobre la pérdida de vidas humanas”, señaló González.
Una opinión similar expresó Ricardo Barra, director del Centro de Ciencias Ambientales Eula-Chile de la Universidad de Concepción (UdeC). “Se prevé que el peak de casos sea entre mayo y junio. En esa fecha, además de la contaminación ambiental, aumentan las emisiones domésticas. Las autoridades ambientales, a través del Plan de Descontaminación, pueden gestionar los episodios críticos. Hay que trabajar y prepararse en base a esto”, indicó Barra.
La preocupación en el Parlamento está instalada. Si de aquí al comienzo del invierno la situación no varía, se deben tomar medidas que permitan mitigar el impacto de la contaminación del aire por leña.
“El gobierno puede tomar medidas como restringir el uso de estufas, pero, con la letalidad que tiene el virus, sería un crimen durante el invierno. Sin embargo, la calidad del aire afectará igual la respiración de las personas. En la Región tenemos que ser muy inteligentes. Lo ideal será calefaccionar con leña seca o buscar alternativas, como el sistema eléctrico, porque si no hay calefacción en los hogares la gente se va a enfermar y si se quema leña húmeda, se generará contaminación atmosférica y la gente también se enfermará”, indicó González.
Según el parlamentario, las próximas semanas serán vitales para generar medidas preventivas que permitan reducir al máximo la contaminación, considerando que el COVID-19 será tema durante un par de meses más.