Las primeras carreras de la casa de estudios nacen con una marcada presencia de alumnas en sus aulas. La Universidad de Concepción lidera el aporte de la mujer en el ámbito académico y político del siglo XX, con Corina Vargas como la primera decana en Latinoamérica e Inés Enríquez Frodden en el cargo de diputada. Su compromiso continúa en el Centenario, con la creación de la Dirección de Equidad de Género.
Nicole Contreras Meyer
“La Universidad de Concepción pudo ver la feliz coronación de sus trabajos de tres años con la obtención del título profesional de farmacéuticas alcanzado por las 14 alumnas que rindieron satisfactoriamente en 1921 los exámenes correspondientes al tercer año. Ellas son los primeros profesionales formadas en las aulas de nuestra Universidad”, recoge la primera Memoria de la UdeC que comprendió desde 1917, año en que se forma el Comité Pro-Universidad, hasta 1922. El escrito es acompañado por la fotografía de las estudiantes en el laboratorio de Química Inorgánica. La publicación destaca además cómo las profesionales, luego de su egreso, se hicieron cargo de la Farmacia Modelo. “Es un local que funciona anexo a la Escuela y ha contado con el favor creciente del público que ha depositado en ella su merecida confianza. Se halla en el puesto de farmacéutico jefe la señorita Leonor Merino Vargas”, describe.
La institución también contó con participación femenina en las Escuelas de Dentística y de Pedagogía en Inglés, donde “cuatro alumnas aprobaron todos sus ramos, en varios de ellos con notas de distinción, y quedan aptas para obtener ante la Universidad de Chile su título de profesoras de Estado en la asignatura”.
“Sabemos que ha habido mujeres que han hecho un aporte muy importante, pero no podemos dimensionar en su totalidad la contribución femenina a la Universidad, porque no ha sido visibilizada suficientemente. Estamos trabajando en un proyecto Centenario para rescatar esa línea y realizar un trabajo fotográfico e historiográfico que permita recopilar sus trayectorias”, enfatiza la socióloga Lucía Saldaña, directora de la Dirección de Equidad de Genero y Diversidad de la UdeC, inaugurada el año pasado.
En sus inicios, los miembros fundadores de la UdeC, encabezados por su primer rector, Enrique Molina Garmendia, tenían una visión adelantada para la época sobre el rol que la mujer tenía que cumplir en la sociedad. En esa línea, en agosto de 1919, “prosiguiendo sus propósitos de extensión universitaria, el Comité tuvo el agrado de hacer dos interesantes conferencias de la distinguida educacionista señora Amanda Labarca Humberston”. Labarca, reconocida académica feminista, orientó su trayectoria hacia la defensa de los derechos de la mujer latinoamericana.
Laura Benedetti, docente del departamento de Historia de la Faculta de Humanidades y Arte, analiza la temprana incorporación de la mujer a las carreras de la Universidad de Concepción. “En el área de la educación siempre ha existido un componente femenino, pero aquí no se excluyó a las mujeres, por ejemplo en dentística o química. Así que vamos a encontrar desde los inicios a alumnas y profesoras, sobre todo en el caso de Pedagogía en Inglés. Lo singular que muestra la Universidad es que esta participación se desarrolla en un espacio local que se convierte en la alternativa para las mujeres de clase media del sur de Chile”, sostiene.
Claudia Arrizaga, investigadora y coordinadora del Archivo Fotográfico de la Universidad, destaca la preocupación de los fundadores por crear un espacio femenino que contribuyera al desarrollo regional. “Lo que figura en la documentación que hemos revisado es que quien privilegió que las mujeres entraran al mundo de los estudios formales en la educación superior fue Virginio Gómez. Él proyectó e instó a las mujeres a que se especializaran en la farmacéutica. Su objetivo era propender especialidades que aportaran a la región. En tanto, el rector Molina admiraba mucho el brillo intelectual de Amanda Labarca, y también de otras académicas, como Gabriela Mistral”.
Enrique Molina, en entrevista con el diario El Sur el año 1948, valoró la participación femenina en la Universidad. “La mujer está capacitada para ejercer derechos y participar en todas las actividades que constituyen las fuerzas vivas del país. Tengo fe en las mujeres. Soy un convencido feminista y admirador de ellas. En la Universidad he podido valorar desde hace mucho tiempo el fruto del trabajo de la mujer a través de las diversas Facultades, ya sea en el personal docente o en el administrativo. La Biblioteca Central funciona solo en manos de mujeres y está en excelente pie. La Universidad de Concepción es la primera que nombró a una mujer como Decano en la Facultad de Filosofía y Letras, la señora Corina Vargas. Todo lo cual revela que la cultura, responsabilidad y eficiencia de la mujer no es inferior a la alcanzada por el hombre”, afirmó.
Antes que el derecho a sufragio femenino fuese aprobado en Chile, la Universidad de Concepción había elegido en 1944 a la primera mujer en asumir un decanato en Latinoamérica: la académica Corina Vargas, en la Facultad de Filosofía y Letras, quien fue escogida por sus pares. Vargas ingresó a la casa de estudios en 1920 y cuatro años más tarde la institución la envió a la Universidad de Columbia, en Nueva York, para cursar estudios de psicología experimental, lo que la llevó a obtener en 1927 el grado de Master of Arts. A su regreso es contratada por la Universidad para hacerse cargo de la asignatura de Psicología General, Educacional y del Desarrollo de la Escuela de Educación, con el propósito de formar profesores primarios en dos años, sobre la base de Bachillerato en Humanidades. En simultáneo culmina sus estudios de Inglés, por lo que logra en 1928 su título de Profesor de Estado y es elegida Secretaria de la Facultad. La reciente Reforma Educacional había suprimido la Escuela Normal Femenina de la ciudad.
El doctor en Historia, Carlos Muñoz Labraña, en su libro “Corina Vargas, pionera de la educación chilena”, destaca que “su amor a la Universidad de Concepción es uno de sus rasgos más destacados. Ella siempre consideró que tenía una enorme deuda con la Universidad, y de manera muy especial con don Enrique Molina, por haberle brindado la oportunidad de llegar a ser lo que era. De ahí que siempre estuvo dispuesta a entregar todo su esfuerzo a la tarea de engrandecerla”.
“Como es natural, mis estudios se han orientado en el sentido de servir a la escuela que me comisionó. Por eso hube de ingresar a la Escuela de Educación de la Universidad de Columbia. Allí me dediqué a estudiar Psicología pedagógica y experimental, especialmente en lo que se refiere a los últimos adelantos de la educación en Estados Unidos. Luego, las visitas y observaciones en las Escuelas de Demostración y Experimental que forman parte de la Escuela de Educación, me dieron la oportunidad de conocer a fondo la institución primaria. Estas actividades coincidieron con las noticias de la creación del curso universitario para la formación de maestros”, narró Vargas.
En 1954 forma la Asociación de Mujeres Universitarias en Concepción, junto a Inés Enríquez Frodden. El objetivo era integrar y acercar a las mujeres profesionales en torno a problemáticas universitarias. Su primera presidenta fue la farmacéutica Leonor Merino.
La segunda mujer en obtener un cargo de Decana fue Luz Vivaldi, en la Facultad de Odontología en los años 60. Fue también la primera en asumir un decanato en el área de salud en el país.
En 1938 Inés Enríquez Frodden se titula como abogada de la Universidad de Concepción. Dos años más tarde es nombrada secretario abogado de la Intendencia y en 1950 se convierte en la primera mujer que asume como intendenta de Concepción por algunos meses, durante el Gobierno de Gabriel González Videla. En marzo del año siguiente es electa diputada por Concepción, convirtiéndose en la primera chilena en llegar a un cargo en el Congreso. Durante su labor parlamentaria centró su trabajo en presentar mociones para crear leyes más equitativas en favor de las mujeres.
En 1959 el rector David Stitchkin crea el cargo de Técnico Fotográfico y contrata a la alemana Maria Stallforth, de 47 años, quien había llegado desde Berlín, donde estudió fotografía durante cinco años.
La fotógrafa dejó un archivo de más de 5 mil imágenes. Claudia Arrizaga, coordinadora del Archivo Fotográfico de la UdeC, destaca que “ella fue el brazo visual que hizo circular la agenda del rector. Stallforth dejó testimonio de elementos importantes en ese periodo de modernización de la Universidad que se inicia con Stitchkin, la transición de la universidad más tradicional a la moderna. Incluso ella registró el funeral de Enrique Molina, y lo registró cuando se reunieron los tres rectores. Hay una fotografía en que aparece González, el rector de la época, junto a Stitchkin, cargando el féretro de Molina”.
Stallforth trabajó en la Universidad hasta el año 1966. Inició su trabajo en el Instituto de Biología. “Ahí se le confeccionó un laboratorio fotográfico especializado, porque además ella llegó con tecnología de punta en esa época desde Alemania. En el instituto también cumplía funciones de registro de documentación, como las investigaciones de los profesores. Junto con eso desempeñaba una labor de fotografía documental, pequeños fotoreportajes sobre la Universidad de Concepción de muy buen nivel. Su labor se ha podido evidenciar recientemente revisando el material que produjo. Ella tenía un campo de formación impensado en Chile en esos años, sobre todo en Concepción”, agrega Arrizaga.
La profesora Laura Benedetti enfatiza que en los años 50 y 60 existía en Chile una alta mortalidad infantil y era una época en que predominaban las poblaciones “callampas”. “Van a ser las trabajadoras sociales y enfermeras las que contribuirán a mejorar esa situación. En ese entonces toda la institucionalidad estaba a cargo del Estado de beneficencia y se hablaba de cursos. Ante las demandas en materias de salud y de servicio social, la Universidad crea esas carreras y les da estatus universitario distinto, hay una profesionalización, y piensa en las mujeres para hacerlo”, destaca.
Gladys Peake ingresa a estudiar Enfermería en la Escuela de la Fundación Carlos Van Buren en Valparaíso, adscrita a la Universidad de Chile, titulándose en el año 1936. En 1946 se trasladó a Concepción contratada por la Beneficencia Pública. Junto a las enfermeras Herminia Muñoz y Marta Sepúlveda emprende la tarea de la creación de la Escuela en la institución, siendo elegida de inmediato por el Comité Asesor como directora.
En el caso de Trabajo Social, Celia Cortés, quien estudió en la Escuela Dr. Alejandro del Río, entonces dependiente de la Beneficencia Pública, acepta en 1942 el cargo que le ofrece la Corporación para hacerse cargo de la oficina de Servicio Social destinada a los alumnos del plantel. Cortés organiza un Departamento de Asistencia Médica para ellos y posteriormente forma el Hogar Universitario Femenino.
Hilda Cid ingresó en 1951 a la casa de estudios para estudiar Matemáticas y Física. Pronto se convirtió en asistente y ganó el Premio Universidad de Concepción. En 1958 se gradúa como profesora de Física y Matemáticas del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, con suma distinción. En esta institución escribió su tesis donde abordaba métodos ópticos para determinar la estructura de cristal mediante rayos X, convirtiéndose en una de las primeras investigadoras en un mundo de la Física dominado por varones.
En los sesenta se traslada a Boston, al Instituto Tecnológico de Massachusetts, para cursar un Magíster en Ciencias. En 1964 obtuvo el Doctorado convirtiéndose en la primera chilena en conseguir ese grado en Ciencias Exactas. “Ella es partidaria del conocimiento interdisciplinario. La conocí personalmente y supe de su gran defensa de los principios y derechos humanos propios de la Universidad de Concepción”, recuerda la profesora Felicitas Valenzuela. En virtud de esa defensa Hilda Cid se ve obligada durante la dictadura a exiliarse junto a su familia en Suecia, país en el que continuó investigando. En 1979 regresa a la Universidad de Concepción para trabajar en la Facultad de Fisiología. Lucía Saldaña destaca que “fue una mujer que tuvo un legado notable, y que hoy se está reconociendo. Por ejemplo, se construyó un auditorio que lleva su nombre. Es la primera sala importante dentro de todas las decenas de auditorios”.
Comenzando el Siglo XXI la profesora de Filosofía, Felicitas Valenzuela, se convierte en una de las pioneras en incorporar los estudios de género en la UdeC. “Llegué a Concepción en 1964, con mi marido y cinco hijos pequeños empezando inmediatamente el estudio de la Filosofía que me apasionaba. Mi experiencia como estudiante fue muy grata, pero no pude participar activamente en muchas actividades extracurriculares, pues mis hijos me demandaban cuidado y cariño que copaba parte de mi tiempo”, rememora. Añade que “como alumna era un poco mayor que mis compañeros, ese años entraron 84 estudiantes. Muy pronto empecé a participar como ayudante, lo que me abrió una mayor comprensión de los complejos temas filosóficos. Mis profesores eran destacados e infundían ánimo de investigar y estudiar más a fondo.”
Valenzuela, quien encabezó durante 10 años la Dirección de Estudios Multidisciplinarios de la Mujer en la Universidad, detalla que el proyecto surge de “dos distinguidas doctoras en literatura, Ivette Malverde y Patricia Pinto, que tienen el gran logro de haber creado el primer estudio de Postgrado sobre la mujer: el Diplomado de estudios interdisciplinarios de la mujer, hecho académico notable que permitió abrir otro espacio que nutrió la mente de tantas mujeres. Al poco tiempo, por ausencia de las creadoras, me corresponde dirigir el Diplomado, elaborando perspectivas enriquecedoras para visibilizar una sociedad más justa”.
Como precursoras en la actualidad destacan la pediatra María Antonieta Bidegain, quien ha elaborado estudios de nefrología, la diputada Karol Cariola, primera presidenta de la Federación de Estudiantes de la UdeC en 2009, o la abogada Ximena Gauché, quien fue la encargada de redactar la Ley de Identidad de Género.
Luego de las demandas estudiantiles de 2016, la Universidad decide dar un paso más en la igualdad y crea la Dirección de Equidad de Género y Diversidad, a cargo de la socióloga Lucía Saldaña.