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UdeC: A cien años de la clase con la que todo comenzó

Salvador Gálvez fue el académico encargado de dictar la clase de Química con que debutó la Universidad, para alumnos de Química Industrial, Farmacia y Dentística.

Por: Fernando Escobar 17 de Marzo 2019
Fotografía: Archivo UdeC

Hay acontecimientos históricos cuya trascendencia en la oportunidad de su ocurrencia resulta imposible de dimensionar, incluso en las ocasiones más solemnes y trascendentes, escrutar la anatomía secreta de ese instante. En ese mismo momento, no es posible calcular el significado que puede llegar a tener con el paso del tiempo. Sin embargo, en esta particular ocasión, la magnitud del paso que se estaba dando, el significado de la primera clase de una universidad naciente, única, primera en el sur de Chile, no del todo en el marco de la ley, como una muestra de rebeldía y voluntad ante la indiferencia o la inercia, tuvo que estar fuertemente presente en el corazón, sino en la mente de los que allí estaban y ciertamente en el ánimo del primer profesor de la naciente universidad.

A cien años de ese momento inefable, en marzo de 1919, ya estaba todo dispuesto para comenzar las clases en la nueva casa de estudios superiores. En un local arrendado en calle Caupolicán 262 se concretaba  una iniciativa propuesta oficialmente en una reunión convocada hacía dos años, un período repleto de esfuerzos y sacrificios, tanto de convencimiento como de esperanza.

En esas circunstancias se dicta la primera clase, en un día como hoy. Al frente de algunos de los primeros estudiantes de la universidad penquista, de Química Industrial, Farmacia y Dentística, está de pie el profesor Salvador Gálvez, quien dicta su primera clase de Química, con implementos bastante básicos, muy posiblemente consciente que hacía historia, pues el curso de Química Industrial era el primero a nivel universitario de esta disciplina en Chile y que junto con ese curso la UdeC daba la partida a las carreras ya mencionadas, más Pedagogía en Inglés, con un total de 120 matriculados.

Edificio de aulas Salvador Gálvez, también conocido como “El Plato”. (Foto: Archivo UdeC)

No hay una memoria de esa clase, las posibles frases de bienvenida, los esperables deseos de éxito, pero si hay evidencia de lo cuidadoso de la selección de los primeros profesores universitarios, como es el caso de  Salvador Gálvez Rojas, nacido en Santiago en 1888, egresado, como el mismo rector Enrique Molina, del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, en donde obtuvo el título de  Profesor de Ciencias Biológicas, Química y Mineralogía. Había dictado las clases de Química en la Escuela de Ingeniería de la Armada en Talcahuano hasta el año 1919,  fecha cuando ingresa a la Universidad de Concepción, en la cual dicta esa primera clase cuando tenía 31 años de edad.

Más tarde, adjunto a la carrera Química Industrial, es nombrado Decano de la Facultad de Ciencias, entre 1923 a 1927. Un profesor que terminó vinculando su vida a la de la institución, en la cual realiza la mayoría de su actividad profesional,  de ese modo dirige la Escuela de Medicina y participa como académico de la Escuela de Farmacia y Química.

Como un homenaje a su memoria se ha dado su nombre al icónico edificio de aulas del Campus Ciudad Universitaria de Concepción, hay allí muchas aulas, amplias y acogedoras, permanentemente ocupadas por generaciones de jóvenes universitarios, un ambiente que dificulta reconstituir la pobreza de medios de los inicios, pero que  no logra disminuir la enorme trascendencia de un gesto, en casa prestada, que significó dotar al sur de Chile de un polo de desarrollo académico superior.

Todos los años, en cada facultad y carrera hay innumerables primeras clases, no es posible saber si alguna de ellas perdurará en la memoria de algún estudiante, que en ese instante inicie un cambio, que sin saber ahora puede cambiar su vida y a lo mejor, la historia.

En palabras del rector Enrique Molina

A diez años de la fundación de la Universidad, Enrique Molina escribe; “dificulto  que universidad alguna en el mundo haya nacido en cuna más humilde y desamparada”, describe el deseo y la necesidad de la comunidad penquista de tener una universidad y al mismo tiempo la estrechez de medios, los aportes generosos, pero insuficientes, las iniciativas de estudiantes, de municipios, de ciudadanos de las colonias, para agregar recursos, siempre insuficientes.

Comenta el primer rector:  “El profesor de Química, Sr. Salvador Gálvez, no disponía de otros aparatos para hacer los experimentos de esa ciencia que tubos vacíos de Aspirina Bayer y un pequeño anafe que el mismo debía llevar desde su casa”.

Para la flamante carrera de Dentística se había rescatado de la bodega de trastos inservibles y refaccionado, un sillón que había pertenecido a la peluquería del Club Concepción, que tuvo un nuevo destino siendo útil “para que más de una docena de jóvenes se iniciaran en la importante carrera que les iba a asegurar el porvenir”

Salvador Gálvez Rojas (1888-1961)

Nació en Santiago el 9 de enero de 1888, hijo de don Salvador Gálvez y doña Narcisa Rojas. Casado con doña Olga Lira Valencia en cuya unión nacieron tres hijos, realizó sus primeros estudios en el Colegio Alemán de Santiago para luego ingresar al Instituto Moderno, donde termina su enseñanza media, ingresando posteriormente a la Universidad de Chile, graduándose en ella como Profesor de Ciencias Biológicas, Química y Mineralogía en 1911.

Salvador Gálvez Rojas (Foto: Archivo UdeC)

Invitado a participar por la escuela de Ingenieros de la Armada en Talcahuano. En febrero de 1919 es invitado a organizar una escuela de Química Industrial en la UdeC en gestación, que a la postre se transformó en la Facultad de Ingeniería Química, siendo la primera en Sudamérica. Dictó clases de química general, química inorgánica y química industrial.

Hacia 1924, participa en la inauguración del curso de Medicina creado el 26 de abril de ese mismo año, y como director de dicha escuela le correspondió el alto honor de pronunciar el discurso inicial.

Hacia 1960, con motivo de su jubilación, recibió una serie de homenajes, en especial la creación de una beca que por años llevó su nombre y que se otorgaba a estudiantes nacionales y latinoamericanos para realizar los estudios completos de Ingeniería Química en la UdeC.

Acompañado de su familia y amigos, falleció el 6 de septiembre de 1961 en el Hospital Clínico Regional de Concepción, que él mismo ayudara a crear.

Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía

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