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Neurocientíficos de UdeC aportan claves para prevenir el Alzheimer

El uso de compuestos del ajo chilote contribuirían como un elemento protector e incluso como un activador cognitivo.

Por: Ximena Valenzuela 28 de Enero 2019
Fotografía: Cedida | Diario Concepción

Imagine el temor que sentiría al quedar atrapado en un limbo sin recuerdos, no saber quién es o dónde va, y de pronto recuperar la lucidez, pero con el miedo latente de volver a perderse, esa es parte de la pesadilla que cada día viven las personas con Alzheimer.

Hablamos de la forma de demencia más frecuente en Chile y el mundo. Según el Minsal el 12% de las personas mayores de 65 años padecen un tipo de demencia y de ese total el 55% es causado por el Alzheimer.

La complejidad de la patología ha impedido el avance esperado hacia una cura o nuevos tratamientos. Sin embargo, científicos del Departamento de Fisiología de la Universidad de Concepción, UdeC, están buscando factores que retarden la enfermedad a través del consumo de alimentos cuyos componentes tendrían efectos protectores.

Luis Aguayo, doctor en Farmacología de la Universidad de Maryland, EEUU, y académico de la UdeC, afirmó que para una buena salud mental en la tercera y cuarta edad, además de la nutrición, se requiere el entrenamiento de la reserva cognitiva.

Explicó que el cerebro es estructura con muchas reservas cognitivas, que permiten que para hacer una tarea tengamos múltiples vías. “Posibilita que, si un número de células se mueren o se alteran como en el Alzheimer; todavía podamos hacer esa misma tarea a través de otra vía neuronal”.

Por ello, según el neurocientífico y premio Municipal de Ciencias, se debe entrenar el cerebro, por ejemplo, aprendiendo otro idioma, leyendo y resolviendo crucigramas.

Nuevas formas

Diversos estudios confirman los beneficios de los antioxidantes como mecanismos de protección de las células, pero el problema radica en la efectividad real de su consumo.

“Por ejemplo, el consumo de resveratrol (antioxidante) a través de la ingesta de uva o vino, estos pasan primero por el sistema digestivo y el resveratrol se queda ahí. Nunca llega a la sangre ni al cerebro, no penetran nuestro cuerpo, la mayor parte de estas moléculas quedan en el intestino y se botan después”, dijo Aguayo.

Para obtener beneficios efectivos habría que consumir litros de vino por el resveratrol. “Tendría que estar ebrio todo el día. Estos componentes, entonces, no tienen utilidad, es un efecto más placebo”.

El mayor problema actual de la industria farmacéutica es generar compuestos que actúen a nivel cerebral, lo que se ha convertido en una tarea titánica. Por ello, en Fisiología están buscando nuevas moléculas de mejor absorción, encontrando componentes que tendrían un efecto protector a nivel in vitro.

Un equipo de investigación del Departamento -liderado por los doctores Jorge Fuentealba y Gonzalo Yévenes– ha desarrollado con éxito un estudio, a través del que determinaron los positivos efectos de compuestos presentes en el ajo chilote como elemento protector contra la patología.

Yévenes explicó que comenzaron a trabajar con un extracto básico del ajo negro. “Usualmente, las células mueren al aplicarles el péptido beta amiloide, que es como el malo de la película en la enfermedad de Alzheimer. Pero nos dimos cuenta que a las células que les poníamos el extracto de ajo negro no morían, a pesar de que poníamos a este malo de la película”, detalló.

Comentó que al medir la actividad neuronal a través de las señales de calcio se demostró que al agregar el péptido beta amiloide a esa neurona, esas señales se apagan o quedan pocas, pero si se hace el proceso en presencia de ajo, las señales de calcio quedan igual.

Yévenes agregó que en neuronas sanas “las señales se disparan más, el extracto hace que se comuniquen más (…) Hemos comprobado que es como un activador cognitivo”.

Agregó que los resultados apuntan a descubrir un nuevo compuesto que podría, incluso, tener mayores beneficios que los antioxidantes. “En experimentos de cromatografía hemos visto que esta fracción está enriquecida con compuestos que tienen azufre (derivados de cisteína), que son de menor tamaño que los antioxidantes polifenólicos más comunes. Por lo tanto, se absorben mejor y tienen una solubilidad diferente”.

En tanto, Fuentealba detalló que el ajo negro chilote se obtiene de un proceso originario de Japón, donde “un ajo ya sacado de la mata se estresa en unos hornos con temperaturas que varían entre los 40 a 50 grados, con una humedad muy alta, cercana al 90%. Ahí el ajo empieza a cambiar sus propiedades y se vuelve negro, blando y de un sabor dulce”.

Estas cualidades permiten que, además de sus beneficios como neuro protector, sea un producto muy utilizado en el mundo gourmet.

Qué es el Alzheimer

Es una enfermedad que se produce por una pérdida selectiva de neuronas en el hipocampo y la corteza cerebral, observándose una acumulación de una proteína tóxica llamada beta amiloides (placas seniles) y de otra que forma ovillos neurofibrilares formados por la proteína TAU.

Es una enfermedad asociada al envejecimiento patológco en que existe desgaste cerebral. “Un pequeño número de individuos jóvenes que la padecen corresponden a casos genéticos; pero la mayor parte afecta a individuos sobre los 65 a 70 años”, indicó Aguayo.

Los síntomas más evidentes se manifiestan sobre los 60 o 70 años, pero los primeros signos pueden aparecer 20 o 25 años antes. En el caso de una persona que a los 65 años empieza a manifestar la enfermedad con olvidos, lo más probable es que a los 45 tenga los primeros signos, pero casi imperceptibles por el individuo, con alteraciones del ciclo sueño vigilia, digestivas, olfativas y que más tarde desencadenan en alteraciones en la memoria y de comunicación más complejas.

En términos conductuales es probable que el Alzheimer parta con la pérdida de motivación, que la persona no disfrute de comer, beber y tener sexo, más tarde llega la pérdida de la memoria momento en que la familia advierte el problema.

A pesar de ello, Aguayo explicó que es difícil el diagnóstico temprano de la patología, debido a que “el cerebro tiene cambios estructurales notables, pero en etapas más avanzadas de la enfermedad, donde se pierde, por ejemplo, el grosor de la corteza cerebral y aumenta el tamaño de los ventrículos” se podría advertir. “Los cambios son a nivel celular y molecular , y eso no se ve en imagenología, sino en microscopio y sólo se realiza post mortem”.

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