La primera jornada de control, en 2012, se sorprendió a 14 personas manejando con alcohol. Hoy, la cifra es de 36 en 3 meses y 129 en lo que va de 2018.
En 2012, comenzó en la Región del Bío Bío el programa Calles sin alcohol, del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda).
Con una ambulancia para realizar alcoholemias a conductores, y aparatos de alcotest para los carabineros, el programa tenía el ambicioso objetivo de lograr que los chilenos dejaran de lado el peligroso hábito de conducir habiendo consumido alcohol. “Curado manejo mejor”, era una frase común entre los chilenos hace seis años.
En febrero de ese año, en la primera primera noche de controles con la ambulancia equipada para realizar alcoholemias móviles, se realizaron 158 alcotests. De ellos, 27 personas manejaban en condiciones físicas deficientes, es decir, con 0,01 a 0,49 gramos de alcohol por litro de sangre. 10 personas conducían bajo la influencia del alcohol, es decir, con 0,50 a 0,99 gramos de alcohol por litro de sangre y 4 personas en estado de ebriedad, o sea, con uno o más de un gramo de alcohol por litro de sangre.
Es decir, 14 conductores fueron sacados de circulación luego de que se les realizó la alcoholemia, cifra que superó ampliamente a las otras regiones.
Sin embargo, hoy la realidad es diametralmente opuesta: en los meses de agosto, septiembre y octubre, se realizaron 4 mil 790 controles de alcohol a conductores con la ambulancia en la Región.
De ellos, solo 36 personas fueron sorprendidas manejando en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol, es decir, apenas un 0,75 de los controlados.
Y en lo que va de 2018, se hicieron 16 mil 390 controles, de los cuales 129 conductores manejaban habiendo consumido alcohol, es decir, apenas un 0,79% del total.
Jorge Bastías, director regional de Senda en ese entonces, y quien retomó el cargo hace un mes, recordó que el promedio de quienes eran sorprendidos en ese estado era de un 22%, “y hoy no llegamos ni al 1%”.
Más aún, Bío Bío hoy está bajo la media nacional, que es de un 1,5%.
“Esto significa que, en los últimos seis años, bajó considerablemente la cantidad de conductores que consumen alcohol. Esto es muy positivo, porque genera menos accidentes producidos por este motivo”, destacó Bastías.
El director recordó que al principio era una sola ambulancia que recorría Chile; luego se amplió a un vehículo por cada 3 regiones, cuatro a nivel nacional, y hoy hay una por región.
“Hoy en Bío Bío hay una ambulancia, pero existe un programa de reforzamiento para algunas fechas específicas, como las Fiestas Patrias, en una gestión que hizo el intendente Jorge Ulloa, y que ya solicitó para las fiestas de fin de año, donde habrá cuatro ambulancias en la Región”, adelantó, en un trabajo coordinado que también incluye al Servicio Médico Legal, encargado de analizar las alcoholemias, y los servicios de Salud, que facilitan las ambulancias.
“Más allá del impacto del control, queremos generar educación en los conductores para que no conduzcan bajo los efectos del alcohol, porque si no, serán sancionados”.
Bastías insistió en que ahora el objetivo es que estas cifras se mantengan, “porque evitar un accidentes de tránsito significa mucho, desde la pérdida de vidas hasta el desgaste de recursos”.
Para Bastías, esto demuestra el éxito del programa, porque con los años la gente entendió que debía cambiar su conducta: “Hoy, cuando la gente sale, sabe que debe haber un conductor designado, o movilizarse en taxi y que ya no es opción conducir bajo los efectos del alcohol. Esta conducta indica que el plan resultó, y que hoy se controla a los adultos y se educa a los niños. Ahora hay que mantener esto, no hay que aflojar”, dijo Jorge Bastías.