Ante una repleta iglesia San Agustín, sus padres y hermanas le dieron el último adiós. Abogado informó que tribunal acogió querella por obstrucción a la investigación.
“Pasamos otoños de nostalgia, inviernos tristes, primaveras desconsoladas y veranos sin sol. Y terminamos con la agonía de no saber de ti, después de 13 años y medio. Ahora te podemos decir adiós, con todos los que te quieren y con aquellas personas que no te conocieron, pero a través de tus padres y hermanas siempre estuviste presente. La vida y este mundo no serán lo mismo sin ti, ¡te amamos Sergio!”.
Con este mensaje, Edda Mardoff Peirano, hermana de Sergio, despidió el cuerpo de su hermano Sergio, en la misa realizada ayer en la parroquia San Agustín de Concepción, tras lo cual fue sepultado en el parque del Sendero, camino a Penco.
Con este rito, la familia podía cerrar parte de un ciclo, luego de que en 2005, al estudiante de Artes Plásticas se le perdiera el rastro en el kilómetro 1 de la ruta de la Madera.
Su familia lo buscó por años, hasta que una llamada anónima los alertó, a principios de octubre, que el cuerpo del universitario llevaba tres años en el Servicio Médico Legal de Concepción.
Así, supieron que el cuerpo había aparecido en 2015 y había sido encontrado por brigadistas forestales en el kilómetro 38 de la misma ruta, quienes denunciaron el hecho a Carabineros.
Sin embargo, por razones que aún están siendo investigadas, su familia nunca fue informada, lo que gatilló una investigación en el Ministerio Público, en Carabineros y en el Servicio Médico Legal.
Más aún, tras saberse del hallazgo del cuerpo en ese lugar, la Fiscalía ordenó que se realizaran pericias en el kilómetro 38, las que fueron realizadas por la PDI a principios de octubre. Increíblemente, en ese lugar aparecieron más restos óseos, documentos y el bolso de Mardoff, 13 años después de su desaparición.
Tras la ceremonia, el cuerpo del universitario fue despedido con aplausos por las personas que repletaron la iglesia.
Su familia declinó hablar con los medios de comunicación a la salida de la misa y también solicitaron que su funeral se realizara en privado.
Isabel Araneda fue profesora de Sergio Mardoff en el colegio Metodista, cuando él cursaba primero y segundo medio. Para ella, él era “un joven muy amable, respetuoso y cordial con sus profesores y compañeros. Llegar a este fin es como un descanso, pero muy cruel y muy violento”.
La docente recordó que lo ocurrido con el joven “ha sido bastante fuerte. La oración nos ha ayudado a mantener la esperanza de que se pudiera llegar a un fin que la familia pudiera alcanzar la paz”. Agregó que en esos años había alumnos del colegio que cooperaron en las labores de búsqueda del joven.
Antes de la misa, la familia debió estar más de una hora en el Servicio Médico Legal, para retirar los restos del joven.
Su abogado, Leonel Castro, confirmó que la justicia declaró admisible la querella por obstrucción a la investigación, en la que la familia solicita que se investigue al ex fiscal regional, Julio Contardo; a la actual fiscal regional, Marcela Cartagena; a la fiscal Sandra Véjar, quien estuvo a cargo de las pesquisas por su desaparición; al fiscal Paolo Muñoz, en cuyas manos estuvo la causa por hallazgo de cadáver de 2015, funcionarios y Carabineros.
El abogado precisó que el cadáver fue sepultado sin saberse ni la data ni la causa de muerte de Mardoff, “porque aún no se sabe el resultado de los peritajes realizados en el Servicio Médico Legal”.
Castro agregó que en ese lugar dejaron muestras orgánicas para que se puedan realizar estos peritajes sin que sea necesaria una exhumación, lo que la familia quería evitar a toda costa.
Los hechos en torno a la desaparición y hallazgo del universitario han motivado una crítica a la forma de operar del Servicio Médico Legal, ya que tras lo ocurrido con el universitario penquista se han destapado otras irregularidades similares.
El último fue el caso de una familia de Concepción que recibió el cuerpo de otro fallecido, situación que se detectó tres meses de que ocurriera el hecho.
Además, se agregó el caso de Sergio Urra, cuyo cuerpo estaba en el SML y no se había notificado a su familia. El joven desapareció en 2014 y el 9 de diciembre del mismo año, un cuerpo apareció en la Playa Los Morros de Talcahuano. Su esposa y madre fueron al Servicio Médico Legal de Concepción a preguntar quién era, pero les dijeron que el cuerpo ya había sido reclamado.
La búsqueda siguió, hasta que en mayo de 2016, la hermana del desaparecido se enteró conversando en la calle con una detective que había llevado el caso desde diciembre de 2014, Sergio estaba en el Servicio Médico Legal penquista.