Fue derivado al centro por orden de un tribunal de Menores. En el Arrullo hay otros seis niños con discapacidades, que son atendidos por los educadores de trato directo.
Tristes días se viven en el Hogar de Lactantes “Arrullo” de Sename, tras el fallecimiento de M.O.O., de 19 años, el pasado lunes, a causa de una neumonía.
El adolescente padecía Hidranencefalia Patológica y había llegado el 13 de abril de 1999 al centro, enviado por orden del juzgado de Menores de Talcahuano, ya que su familia no podía hacerse cargo de él.
Pese al complejo diagnóstico, y a que sólo le habían dado pocos meses de vida, el adolescente vivió todos estos años en el recinto del cerro La Virgen, cuidado por las educadoras de trato directo.
Una de ellas fue Valeria Pérez, educadora de trato directo y, además, técnico en Enfermería.
“Era difícil imaginarse que un niño en su condición podía estar vivo, porque cuando él nació dijeron que iba a vivir apenas unos días. Era un milagro que estuviera con nosotros”, dijo la funcionaria, quien recordó el esmero con que lo cuidaban.
“Él nos hacía sonidos y sabíamos lo que quería. No tuvo ni úlceras, ni escaras. Le celebramos todos sus cumpleaños y lo hicimos partícipe de las actividades cuando se podía, porque con los años costaba más moverlo”, recordó y agregó que “estamos tristes, porque ya no está con nosotros”.
En el recinto, el caso de M.O.O., no es el único, porque hay niños postrados, con discapacidades visuales o mentales, los que son cuidados en el recinto.
“Ellos ya nos conocen, se ríen con nosotros y, también, aprendemos de ellos”.
Sandra Villanueva trabaja en el área técnica del centro y vio la llegada del joven al lugar, ya que lleva 24 años en el centro.
“Él se quedó con nosotros por orden de los tribunales, porque no hay, además, una residencia para niños que requieran cuidados especiales. Para nosotros él era como un hijo. Por eso, las educadoras se capacitaron para cuidarlos, los niños postrados que tenemos no tienen ni una escara. ”, explicó.
Agregó que “es una labor súper bonita. Fuimos su familia y casi todo el centro fue a despedirlo a su funeral”. Fue sepultado en el cementerio General de Concepción.
Robert Contreras, gobernador de Concepción y ex director de Sename, quiso asistir al funeral del adolescente, pero su apretada agenda se lo impidió.
Recordó haberlo conocido mientras estuvo a cargo del servicio y el cariño, y la dedicación con la que lo cuidaban los funcionarios del Servicio. “Lo más destacable fue ver cómo lo cuidaron y la dedicación que tuvieron hacia él, sobre todo, por la enfermedad que él padecía”, afirmó Contreras.
Pedro Marileo, director de la Asociación Nacional de Funcionarios (Afuse), recordó el cuidado que recibía el adolescente por parte de las funcionarias, “con mucho amor y dedicación. Lo alimentaban por sondas, lo mudaban, le daban cariño y amor. Ese cuidado lo llevo a vivir por más de 19 años. Cada año le celebraban su cumpleaños, él postrado sin hablar y moverse, entendía todo. Este año en una visita que realicé a dicho centro, en mis actividades gremiales, justo el día de su cumpleaños estuve un ratito con él. Me dio mucha alegría ver como las colegas lo atendían, como le hablaban, él estaba feliz, sus pequeños gestos así lo demostraban. Era atendido bien, así como a muchos lactantes de ese centro, No estaba Salud haciéndose cargo, estaba Sename”.
El dirigente lamentó la ausencia, en el funeral, “de políticos, no vi a ninguno de los que hablan mal de Sename, porque lo positivo de este ingrato, pero a la vez enriquecedor trabajo, no vende, no gana elecciones, no da pantalla. No aparecieron los providas, nadie, solo una gran cantidad de funcionarias y funcionarios que lo fueron a despedir. Él se fue el inmenso amor de quienes lo cuidaron por 19 años”.