El dirigente de los funcionarios de Sename y educador del CIP-CRC de Coronel aseguró que la muerte del joven en Copiapó es algo que puede ocurrir en Bío Bío.
La Fiscalía de Copiapó quedó a cargo de la investigación para aclarar la muerte de J.I.O.E., de 18 años, quien se encontraba cumpliendo condena en el Centro de Internación Provisoria y Régimen Cerrado (CIP-CRC) de Sename, situado en la localidad de Paipote, quien fuera hallado con claros indicio de suicidio, al interior de dicho recinto. Posteriormente, y tras el hallazgo, fue derivado hacia el Hospital Regional, en donde dejó de existir.
El caso causó conmoción en la zona, ya que el joven se encontraba cumpliendo condena luego de haber sido sentenciado por un crimen ocurrido en La Serena.
Además, la dirección regional de Sename en Atacama instruyó un sumario y, además, entregará los antecedentes a la Fiscalía para que se investigue el hecho.
En Bío Bío, Alejandro Saavedra, educador de trato directo presidente regional de la Asociación de Funcionarios (Anfur), aseguró que la situación en la zona en cualquier momento puede terminar en un desenlace fatal y recordó lo ocurrido en octubre pasado, cuando siete jóvenes intentaron suicidarse en el recinto, tras haber ingerido benzodiazepinas.
“No estamos libres de que esto nos pase. Estamos constantemente con intentos de suicidio. En mayo tuvimos seis, yo recuerdo cuatro precisos, pero no siempre estoy presente. Mis compañeras tuvieron que descolgar a dos chicas y yo descolgué a otros dos”, dijo el educador, quien precisó que los adolescentes “se cuelgan de donde sea, de las camas, de las ventanas, con sábanas, con ropa interior, con lo que sea. Por eso, se compraron tijeras especiales, con puntas redondeadas. Con eso los soltamos apenas nos percatamos. Es macabro, pero es la realidad que vivimos todos los días los funcionarios”.
Saavedra aseguró que en Bío Bío no han tenido un desenlace fatal, ya que los educadores están más atentos a estas situaciones, tras lo ocurrido en octubre pasado.
Para el dirigente, también es una ayuda que el centro no esté sobre poblado, ya que hay cerca de 50 adolescentes y alguna vez llegaron a tener 120 internos.
“Esta situación es preocupante, porque tengo entendido que el joven tenía que haber recibido atención psiquiátrica hace un mes y nunca la tuvo. Acá cuesta que atiendan a los jóvenes y más aún porque esa atención es voluntaria, y si ellos no quieren ir, no los podemos obligar. Esa medida se implementó acá hace unos meses y nosotros como funcionarios estamos en desacuerdo. O sea, si un joven no quiere ir al psiquiatra, ¿vamos a dejar que se muera?”.
El dirigente agregó que se necesita que de una vez por todas se instale el nuevo director regional de Sename, cuyo cargo ya está en concurso por el Sistema de Alta Dirección Pública, “porque necesitamos que sea interlocutor válido con Gendarmería y que así se puedan tomar medidas definitivas en pro de la seguridad del centro”.
El presidente regional de la Asociación de Funcionarios de Sename (Afuse), Gonzalo Carrasco, explicó que se deben aplicar medidas que refuercen la rutina diaria de los adolescentes.
“Desde los hechos de octubre de 2017 el Servicio ha ido adoptando medidas, como capacitar a los funcionarios en riesgo suicida, “ ya que son conductas de esperable ocurrencia donde el servicio tiene que fortalecer las medidas preventivas, y anticiparse a los hechos, ya que siempre hay signos que los pueden orientar, y el servicio está revisando la normativa con respecto a esto”.
Agregó que es clave “fortalecer la rutina y el uso del tiempo en los jóvenes, eso es fundamental en un sistema privativo de libertad. En eso ha habido mejoras, pero falta como siempre, porque el centro ha pasado por momentos súper complicados en cuanto a licencias médicas. Hemos tenido hartas licencias médicas y harta carencia de recuso humano, lo que dificulta implementar cualquier rutina”.
Por ejemplo, aseguró que en febrero hubo más de 20 personas con licencia médica sólo en el CIP-CRC, “que de a poco se ha ido corrigiendo”.
Agregó que estos intentos de suicidio “son una amenaza latente en los centros privativos de libertad, y que sólo se ataca con el tratamiento oportuno y adecuado, “anticipándose, previniendo, y para eso está la rutina diaria, que es el instrumento que tenemos para mantener ocupados a los adolescentes”.