Ciudad

Juan Martínez de Rozas: la vía del Prócer

Por: Diario Concepción 05 de Noviembre 2017
Fotografía: Cedida

Fue esta la primera calle que se publicó en esta sección en septiembre de 2012. Cinco años más tarde, y en vísperas de la publicación del libro “Las calles de mi ciudad”, hemos decidido darle más espacio y actualizar la información de este abogado que se transformó en padre e ideólogo de la independencia, y cuyos restos desde 2016 descansan en el Panteón de la Patria penquista.

Por: Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del Archivo Histórico de Concepción

Don Juan Martínez de Rozas nace en Mendoza, provincia de Cuyo en el año 1758, cuando dicho territorio pertenecía a la capitanía general de Chile.  Sus padres fueron don Juan Martínez de Soto y Rozas y doña María Prudencia Correa y Villegas. En la cédula de bautismo, dada en Mendoza a 28 de diciembre de 1758, se estampa su nombre como Juan Inocencio Martínez de Rozas y Correa.

Aunque nacido en Mendoza, cuando la provincia de Cuyo, pertenecía a la capitanía general de Chile, se puede considerar, al doctor Rozas como hijo de Concepción, porque aquí formó su hogar y aquí se desarrollaron los hechos más culminantes de su vida.

Rozas hizo sus primeros estudios en Córdova Argentina en el colegio de Monserrat, de donde pasó a Chile a la Universidad de San Felipe, a estudiar derecho.

Junto con entrar a la mayor edad, recibió su título de abogado y dos años después el de doctor en cánones y leyes, que correspondía al más alto honor que se podía alcanzar en esos años.

Martínez de Rozas, se casó en Concepción con la dama penquista doña María Nieves Urrutia y Manzano, hija de don José Urrutia y Manzano el más acaudalado empresario de la gobernación de Chile por aquellos años.

Contratado como asesor letrado para la intendencia de Concepción, puesto que desempeñó durante nueve años, en este tiempo el doctor Rozas captó la confianza y simpatía de los habitantes de la ciudad de Concepción, como también de los de la provincia. A la salida de don Ambrosio O’Higgins, de la intendencia de Concepción para ejercer el cargo de gobernador de Chile, Rozas asume la intendencia como interino. La llegada de Rozas a la intendencia de Concepción produjo un adelanto muy notable, resolvió y diezmo las bandas de asaltantes que asolaban la región, terminó con las agitaciones y pánico de la población producto de los exabruptos cometidos por los bandoleros y asaltantes, desecó lagunas, arregló acequias y caminos.

A la muerte del gobernador Muñoz de Guzmán en 1808, promovió y participó del pésimo gobierno del brigadier García Carrasco, quien fue destituido por el cabildo de Santiago en 1809 y sustituido por el octogenario Conde la Conquista don Mateo de Toro y Zambrano.  Luego de este acontecimiento vemos a nuestro líder elaborando su catecismo político-cristiano, que lanzó a la publicidad en 1810 y que se promovió en Santiago algún tiempo antes de septiembre.

El 18 de septiembre de 1810, Martínez de Rozas, que se encontraba en Concepción, fue elegido miembro de la Junta de Gobierno organizada en Santiago.

En este puesto reveló todo el vigor de su carácter, hecho para la lucha. El fue el hombre que sofocó el motín del Coronel Realista Figueroa, el que fue procesado y condenado a muerte en un día, como un mensaje a la Real Audiencia que apoyaba al amotinado.

Más tarde, en el Congreso inaugurado el 4 de julio de 1811, Martínez de Rozas hizo toda clase de esfuerzo para vencer la indiferencia de unos y la enemistad de otros con el nuevo régimen que se trataba de implantar.  No encontrando quien escuchara sus comentarios, Rozas disgustado se retiró nuevamente a Concepción.

Aquí levantó la provincia contra el gobierno de Santiago, organizando una junta de gobierno independiente a la de la capital.

Por esos días, Carrera ejecutaba también sus primeros movimientos revolucionarios, queriendo dominar por las armas la resistencia de Concepción, la cual se levantó en armas contra la capital.  Alcanzándose las riveras del Maule ambos ejércitos evitaron un derramamiento de sangre gracias a una contemporización de Rozas que lo hizo perder mucho de su prestigio entre sus propias fuerzas.

En julio de 1812, las tropas de Concepción, a las que no se les había pagado honorarios, depusieron la junta de que Juan Martínez de Rozas era la cabeza, y entregaron a este a Carrera, quien lo desterró primero a una hacienda de Melipilla y luego a Mendoza.

En esa ciudad vivió el gran patriota sus últimos días, amargado por las decepciones, falleciendo en mayo de 1813. Tenía 54 años.

Sus restos fueron exhumados el 16 de diciembre de 1890 de la antigua iglesia matriz de la ciudad de Mendoza donde estaban sepultados y traídos luego a Chile en 1892, y depositado en el Mausoleo en Santiago de propiedad  de su hijo don Ramón Rozas Mendiburú.

Iniciado un prolongado trámite con sus descendientes, Rozas fue trasladado a Concepción al Panteón de la Patria, Mausoleo edificado en el Cementerio General de Concepción en su homenaje y el de otros penquistas que dieron por la ciudad y Chile todos sus talentos, incluso la vida.

Hoy Juan Martínez de Rozas descansa, luego de 200 años de ausencia al lado de la tumba de su amada Nieves, y como símbolo penquista y autor de la creación de la República de Chile.

 

 

Etiquetas