Tras los intentos de suicidio de adolescentes, se constató el aumento de ingresos indebidos de Gendarmería, el uso de celdas de castigo y falta de cobertura en salud mental.
El pasado miércoles 18 de octubre, la Comisión Interinstitucional de Supervisión de los Centros Privativos de Libertad de Adolescentes (Cisc), visitó el Centro de Internación Provisoria y Régimen Cerrado de Coronel.
Pese a que es una visita semestral, la instancia se adelantó unos días, a propósito de los hechos ocurridos tres días antes, cuando siete adolescentes intentaron agredirse y quitarse la vida de distintas formas, en un hecho motivado por el ingreso de sicotrópicos al centro por parte de familiares.
Y en la visita, el defensor juvenil Jaime Pacheco y la asistente social de la Defensoría, Fabiola Díaz, pudieron comprobar que no hay cambios de importancia en el recinto: se mantienen las deficiencias en infraestructura, en seguridad, y en el trato a los adolescentes.
“Se mantienen las deficiencias del primer semestre. Y otras cosas se han agudizado, como el excesivo ingreso de Gendarmería al recinto y el ingreso de los jóvenes a celdas de castigo, lo que está absolutamente prohibido. Si se descompensan lo trasladan allí y no queda registrado cuándo sale de ese lugar, entonces se mantienen esas prácticas cuestionables”, dijo el abogado.
De hecho, tras las constantes críticas de la Cisc en éste y los informes anteriores, el seremi de Justicia, Jorge Cáceres anunció el martes que esos espacios tendrán otro uso.
Para ambos, el problema es que la prioridad en el centro “es que los adolescentes no se fuguen, pero no hay un efectivo y profesional trabajo de rehabilitación”, dijo Pacheco.
En cuanto a los ingresos de Gendarmería, Fabiola Díaz explicó que se les dijo que eran de carácter preventivo, “y eso no debe ser, porque sólo pueden entrar cuando hay una situación crítica”.
En la infraestructura, “es deficiente la infraestructura con la que operan los talleres, ya que tienen condiciones de inseguridad por riesgo de incendios, lo que quedó consignado en un informe de Bomberos. Y la habitabilidad de las casas de los adolescentes no pasarían ningún estándar de calidad: tienen mobiliario escaso y dormitorios sin ventilación”, planteó Díaz.
Además, no hay preocupación en resocializarlos. “Hay que capacitarlos para trabajar, porque no sacamos nada en tener un taller de cuero para hacer ‘chaucheros’ para el día de la mamá”, fustigó Jaime Pacheco”.
Otro gran problema del centro es que la Unidad de Corta Estadía, que atiende a los adolescentes con problemas siquiátricos y de drogas no recibe a quienes han cumplido su mayoría de edad dentro del centro. De los 70 que hay internos, 18 son mayores de edad, que no tienen posibilidad de acceder a la oferta de salud mental del centro. “Entonces tienen que ir a buscar un cupo a la red pública. Del centro se va al hospital de Coronel, luego al Hospital Regional. Y si requiere hospitalización tiene que ser en la unidad forense donde hay adultos custodiados por Gendarmería, donde no hay muchos cupos al alcance de ellos, entonces es una atención poco eficiente y poco oportuna”, explicó la asistente social.
Precisamente, ambos coincidieron en que eso tiene que cambiar, porque antes se ingresaba marihuana al centro, “pero hoy hay consumo de benzodiazepinas, que genera otros episodios conductuales en los adolescentes que son de un manejo mucho más complejo”, denunció Fabiola Díaz.
Ambos además agregaron en que se debe tener en cuenta que se está hablando de adolescentes que vienen de familias vulnerables, “y antes de ser victimarios han sido víctimas de la vulneración de sus derechos como niños y con una sociedad que les ha dado vuelta la espalda”, precisó Pacheco, quien agregó que eso explica por qué las familias o amigos les entregan drogas, aunque las autoridades no desconocieron que hay otras vías de ingreso.
“El ingreso de pastillas existe hace varios años, pero hoy se ha agudizado, y además que se produjo este consumo colectivo que visibilizó este problema”, dijo Fabiola Díaz.
Sename nacional ordenó nuevas medidas en el centro
La semana pasada, visitó el centro la jefa de Justicia Juvenil de la dirección nacional de Sename, Carolina Báez, quien Báez confirmó que las autoagresiones de los jóvenes son gatilladas por el consumo de drogas que ingresan las visitas, específicamente sicotrópicos y anunció que ya se empezó a trabajar con perros detectores de drogas; se está trabajando con Salud para enviar a los jóvenes a otras unidades si la necesidad traspasa los cupos y se está trabajando en las rutinas de los adolescentes en el centro.