Ciudad

La Gota de Leche Juana Ross de Edwards en Concepción

Por: Diario Concepción 28 de Octubre 2017
Fotografía: Memoria Chilena

Laura Benedetti R.
Colaborador Académico
Depto. Historia
UdeC
Doctor (c) Historia

La última década del siglo XIX presentaba características demográficas preocupantes; sobre todo, por la alta mortalidad infantil registrada. ¿Por qué mueren los niños menores de siete años? era el cuestionamiento de la opinión pública, la prensa y de los propios médicos; las causas de este verdadero problema nacional son diversas y apuntaban a la condición de ilegitimidad de más del 60% de los fallecidos, lo que implicaba – de acuerdo al discurso de la élite- condiciones morales y materiales míseras, la falta de higiene de las viviendas y el escaso conocimiento y preocupación –barbarie según la élite- de las madres pobres frente a los niños.

El cambio de siglo implicó un descubrimiento de los problemas de la infancia, siendo la sobrevivencia de ésta y la atención de sus necesidades más elementales los primeros desafíos; es en este contexto en el que irrumpió con fuerza el discurso médico higienista y la labor filantrópica de las damas de élite, que vieron en el auxilio de los más desposeídos su campo natural de acción fuera del hogar. Replicando la experiencia francesa, se creó la Gota de Leche en la capital, bajo la dependencia del Patronato Nacional de la Infancia en 1911, institución que buscaba atender las necesidades médicas y de alimentación de lactantes y de sus madres.

La mortalidad infantil era una realidad instalada en el país y Concepción no estuvo ajena a esta problemática, sin embargo, desde la cooperación de las mujeres penquistas, destacando a Delia de Mathews (Presidenta) e Isabel Lamas de Manzano (Pro-Secretaria) como las líderes de la comunidad penquista, se fundó la primera Gota de leche el 22 de diciembre de 1914 en las dependencias de Maipú 644 que llevó el nombre de “Juana Ross de Edwards”, filántropa de Santiago que destinó su vida al auxilio de los más desposeídos. Las funciones de esta nueva institución en beneficio de la infancia desvalida fueron detalladas por la prensa que circulaba en la ciudad, dando a conocer no sólo el número de niños atendidos, sino que también el tipo de alimentación que recibían (natural, mixta o artificial), el número de mamaderas diariamente entregadas, las recetas despachadas tanto para los lactantes como para sus madres, la alimentación que recibían éstas y los cuidados médicos higiénicos que allí recibían los niños a diario, los que fueron aumentando con el paso del tiempo: a las vacunaciones, se sumaron los baños y los controles de salud.

Para estimular la asistencia de las madres con sus pequeños, la gota de leche, entregaba premios para las mejores asistencias, organizó desayunos para las madres que asistían con sus lactantes, pero también estableció algunos requisitos para recibir atención: regularidad en la asistencia a los controles, (de no cumplirse el lactante pasaba a engrosar la lista de “egresados por inasistencia”), la inscripción en el registro civil de los niños, la condición civil de los padres, teniendo prioridad aquellas mujeres casadas, promoviendo la regularización de las relaciones de hecho y teniendo preferencia en la atención aquellas que opten por la lactancia natural. Los objetivos fueron presentados por el directorio de esta institución “ […] cooperación en la crianza del niño indigente en general y propender a la constitución de la familia, como medios de contribuir a la defensa de la raza […].

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