El consumo de alcohol en adolescentes es un tema que siempre vuelve a ser el foco del cuestionamiento público y es que cada vez que se publica un estudio, la comunidad parece escandalizarse con las cifras, a pesar de que a más de alguno le ha tocado presenciar la facilidad con que los escolares compran y beben sin ningún tipo de restricción.
Esa realidad quedó demostrada en el XI Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar realizado por el Senda (2016), y que arrojó que el alcohol es la droga con mayor prevalencia y consumo entre los escolares, alcanzando el 35,6%, seguido en un porcentaje menor (34,2%) por la marihuana. Otro dato relevante es que uno de cada tres alumnos de 8vo básico a 4to medio declaró haber consumido alcohol el último mes y el 63% reconoció haberse embriagado.
“En los últimos 20 años el consumo de alcohol se escapó de las manos, porque en términos de jóvenes, éstos se emborrachan “a morir”, sin medir las consecuencias”, afirmó el doctor Rolando Chandia, director de Alfa Adicciones y profesor asistencia psiquiátrica de la Universidad de Chile.
Y es que tal como asegura el especialista, el problema no se reduce sólo en el consumo sino en la forma cómo se desarrolla éste. “Los jóvenes pueden llegar a ingerir en una hora más de cinco tragos, por eso son tan comunes los casos de intoxicación”, indicó.
Ese escenario es lo que incentivó a un grupo de apoderados de seis colegios de Santiago a adoptar una actitud activa en cuanto a la supervisión de las fiestas de sus hijos y así constatar in situ que los menores disfruten de un momento de distensión sin el temor que éste se convierta en uno lleno de excesos. A la vez, la medida de control parental tiene como objetivo extender la edad del inicio en el consumo de bebidas alcohólicas que está demostrado se inicia a los 13 años.
La iniciativa la prevención adoptada por los apoderados no es la primera de ese tipo. Otros países han apuntado sus esfuerzo, con resultados positivos, en la confección de políticas públicas. Una prueba viviente de ello, es lo que logró Islandia al reducir significativamente los índices de consumo entre sus adolescentes. Es así como pasaron de un 42% en 1998 a un 5% en 2016. Todo esto gracias a un programa que incluyó cambiar las leyes, aumentar las actividades extraprogramáticas y un mayor compromiso de los padres.
En la Bío Bío, las cifras respecto al consumo de alcohol reflejan una estabilidad en comparación a los años anteriores, pero no por ello menos importante. Si en 2013, la prevalencia de consumo alguna vez en la vida alcanzó un 79,3%, en 2015 la cifra cayó a 76,6%.
En materia de prevalencia, las bebidas alcohólicas ocupan el 31,2% de uso en el último mes, siendo las mujeres las que lideran la lista con un 33,5%.
Con la idea fija de continuar disminuyendo la cantidad de adolescentes con consumo problemático, el área de prevención del Senda, liderado por la encargada Regional, Evelyn Rivera, ha llevado a la práctica diversos programas dirigidos a toda la comunidad educativa. Un ejemplo de ello son: “Actuar a Tiempo”, “Continua Prevención”, “Descubriendo Gran Tesoro”, entre otros.
“El objetivo es fortalecer desde la educación parvularia el autocuidado, la autonomía de los niños y la autoestima. A su vez, se fomenta el estilo de vida saludable y que los jóvenes tengan una postura crítica e informada sobre la materia”, detalló Evelyn Rivera.
Siguiendo la misma línea, el subdirector de Colegio Pinares, Raúl González, recalcó que “es importante que a los niños se les den estrategias y recursos, porque muchos de ellos empiezan a tomar porque no saben decir que no”.
Establecimientos pertenecientes a la Redcol, están certificados por el Senda y, por lo cual, realizan una serie de actividades de carácter preventivo que tienen que ver con incentivar el deporte, la recreación y actividades de enfoque cultural. “Carabineros y la PDI tienen buena voluntad y cuentan con un equipo para tocar estos temas con la crudeza que significan”, explicó Andrés Cartes, presidente de la Red de Colegios Particulares.
Si hay algo en que todos los consultados concuerdan es en el rol preponderante que tienen los padres en términos de prevención. Es más, el doctor Chandía considera que “el hecho de que los padres tengan, por lo menos, una hora diaria de conversación con sus hijos, contribuye indudablemente. Los hijos de familias involucradas tienen menor índice de consumo”.
Medidas para reforzar las relaciones entre padres e hijos, es una de las modalidades que adoptó el Colegio Inglés. Entre sus actividades, está el fortalecimiento de competencias parentales donde se les entregan herramientas que complementan la educación que el establecimiento le entrega a los menores en esta materia.
Por su parte, Raúl González, considera que es fundamental que los padres cumplan su rol debidamente, y es que para él “los niños necesitan papás y no amigotes” y agregó “hay jóvenes que no saben qué es lo que sus padres esperan de ellos, como si se hubiesen dado por vencidos. Para un adolescente la comunicación es transcendetal”.
Otra de las medidas a las que adhirió el modelo irlandés fue aumentar las sanciones y la edad permitida para comprar las bebidas alcoholicas (20 años).
Si bien en el país está prohiba la venta de alcohol a menores, no hay mecanismos fiscalizadores suficientes para que la norma se cumpla a cabalidad. Situación que se agudiza con el poder adquisitivo que los jóvenes tienen en la actualidad.
En base a las encuestas realizados por el Senda, afirmar que la facilidad con que los adolescentes consiguen alcohol, es directa responsabilidad de “adultos irresponsables que venden sin pedir la cédula de identidad, familiares mayores de 18 años, que los suministran o porque los sacan de sus mismas casas”, enfatizó la encargada regional.
Por eso el llamado es a crear políticas públicas satisfactorias y así algún día convertirnos en la Islandia de Latinoamérica.