Casi seis puntos por encima del estándar nacional de prevalencia se empina la tasa de enfermedades profesionales del sistema musculoesquelético en la Región del Bío Bío, alcanzando 38% en relación al 32,7% de la media nacional, según el último reporte regional de la Superintendencia de Seguridad Social, Suseso.
Si bien la Región logró reducir en un 15% la tasa de enfermedades asociadas al desempeño laboral, aquellas relacionadas con lesiones de músculos, tendones, nervios y articulaciones persisten y continúan ocupando el primer lugar entre las afecciones laborales más comunes, seguidas por problemas de salud mental (25%) y otros de orden respiratorio (15%), audiológicos (12%) y dermatológicos (8%).
El kinesiólogo máster en factores humanos y ergonomía y académico de la Universidad Andrés Bello sede Concepción, Sergio Salazar, explica que desde el punto de vista mecánico (sin considerar el traumatismo directo), los Trastornos Musculoesqueléticos (TME) se asocian principalmente a tres factores: la postura y/o rango de movimiento articular; el tiempo y/o frecuencia de la actividad y la carga (peso) con la cual se realiza.
Sin embargo, aclara, en el caso de los TME de origen laboral éstos son de carácter multifactorial existiendo otras causas, no sólo mecánicas, que influyen en el riesgo de padecerlos. Enumera entre ellas: factores ambientales (como a exposición al frío o a las vibraciones); organizacionales (como el sistema de turnos/descansos) y psicosociales del trabajador o trabajadora (como el estrés emocional de origen laboral o extra laboral). A estos, agrega, se deben sumar condiciones individuales del trabajador o trabajadora como su historia clínica, edad y género.
Como toda patología, mientras antes es realizado el diagnóstico y el tratamiento, mejor es el pronóstico. “Un factor condicionante y contraproducente frente a los TME es que estamos acostumbrados a consultar cuando la patología ya es sintomática principalmente frente a la presencia de dolor e impotencia funcional”, acusa Sergio Salazar.
El problema es que la percepción de la sensación corporal oscila en dos extremos que son el “confort” y el “dolor”. “A medida que las demandas físicas se exceden, aparece la percepción de molestias músculos esqueléticos que se clasifican en confort, disconfort y dolor, a medida que aumenta el grado de severidad del TME”, describe el especialista.